VALÈNCIA. Días atrás, el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, reconocía en un desayuno organizado por la Confederación de Empresarios de Galicia las dificultades que conllevaría el trabajo de reconstrucción de los efectos de la Dana y advertía la necesidad de no cometer equivocaciones como las que se habían producido inicialmente en la gestión.
"La reconstrucción será un trabajo largo, durísimo, y será un trabajo ingente en el que ya no caben las equivocaciones que hemos tenido en la gestión. La gente no las va a aceptar y, desde luego, no las merece", señaló el líder del PP, en declaraciones recogidas por la agencia Europa Press.
Unas manifestaciones que dejaban entrever los límites de la paciencia de Feijóo respecto a una tragedia que, al margen del terrible drama social, se ha convertido también en un problema política grave para la formación popular, al dejar a uno de sus principales gobiernos autonómicos en una situación de extrema debilidad.
Precisamente el presidente de la Generalitat y líder del PPCV, Carlos Mazón, viene tratando de adoptar diferentes decisiones para recuperar credibilidad y fortalecer su posición con el objetivo de mejorar las perspectivas de reconstrucción pero también de resistir al frente del Gobierno valenciano y quién sabe si volver a ser candidato.
En esta línea el presidente y su equipo diseñaron una remodelación del Consell, basada en situar en primer término la reconstrucción, apartar a los dirigentes más dañados o señalados y buscar perfiles de carácter técnico que, además, pudieran mejorar la imagen de su debilitado gobierno. Así, el fichaje del teniente general retirado Francisco José Gan Pampols ha sido la punta de lanza en esta estrategia, acompañado de otras incorporaciones de carácter técnico, a lo que hay que sumar los galones a Susana Camarero como nueva portavoz del Ejecutivo y el cese de las conselleras Salomé Pradas y Nuria Montes, que habían quedado especialmente tocadas con la crisis.
Sin embargo, este golpe de efecto, que había gozado de una recepción mediática relativamente aceptable pese a anunciarse por goteo, ha sufrido dos tropiezos importantes casi de forma inmediata. El primero, la muerte de un trabajador de Tragsa el pasado domingo en un colegio de Massanassa mientras se dedicaba a tareas de limpieza. Un trágico suceso del que se hicieron eco los medios nacionales y que provocó un cruce de declaraciones poco amigable entre el conseller de Educación, José Antonio Rovira y el alcalde del municipio, Paco Comes, ambos del PP, sobre si el centro estaba o no en riesgo de derrumbe y las competencias de cada administración. Al margen del rifirrafe público entre los actores populares, también se le afeó al conseller y al propio presidente que no acudieran al municipio el día de la tragedia.
Con este asunto todavía en el alero, este martes se produjo la modificación a través de una disposición final en un decreto ley que versaba sobre la movilidad de funcionarios a raíz de la Dana, del tope salarial para los consellers y secretarios autonómicos procedentes de la Administración, incluidos los militares retirados o en la reserva. Un cambio dirigido principalmente a mejorar las condiciones salariales del teniente general retirado Gan Pampols que, sólo cuando fue publicado por los medios, dio lugar a las explicaciones del Consell e incluso a un tuit del propio Mazón para recalcar que no había subida salarial de los altos cargos. "Sólo se permite que un funcionario que viene a servir en un momento como el actual no pierda derechos retributivos", subrayó.
Ahora bien, el propio jefe del Consell, en su comparecencia matinal de la toma de posesión de los nuevos miembros de su ejecutivo, había señalado la comunicación como una de las tres principales tareas que acompañaran a la gestión: "Explicarnos de forma adecuada y por todos los medios oficiales con los que
contemos; explicarnos más, hacerlo mucho mejor".
Sin embargo, la propia portavoz del Gobierno valenciano, Susana Camarero, no tomó la iniciativa de explicar en la rueda de prensa posterior al pleno del Consell esta medida, lo que dio lugar a que la impresión fuera que el Ejecutivo valenciano había intentado 'colar' de rondón la citada modificación del tope salarial, lo que provocó que el Consell perdiera la ocasión de tener la iniciativa en la defensa de su relato sobre la medida.
Dos tropiezos consecutivos por parte de la Generalitat que, en cierta medida, ha debilitado el golpe de efecto trazado con la remodelación del Consell promovida por Mazón, que tenía la misión de cambiar el rumbo de las últimas semanas y poner únicamente la reconstrucción en el centro de la actualidad política valenciana.