VALLADOLID. El Real Valladolid disputará este miércoles ante el Elche un partido "a vida o muerte", nuevamente en puestos de descenso. Los había esquivado desde la jornada vigesimocuarta, pero ha regresado a ellos tras caer ante el Granada, aunque, eso sí, con un partido menos que hay que tener en cuenta.
El conjunto blanquivioleta, bien es cierto, ha notado mejoría y cierta progresión en las últimas cinco jornadas. El problema es que ese avance no se ha traducido en resultados y eso influye de manera negativa en la fuerza mental de los jugadores, a pesar de que están acostumbrados a remar contracorriente este año.
El hecho de haber perdido puntos en los últimos compases de los encuentros puede hacer mella y, de hecho, fue algo notorio en el último encuentro ante Granada. Se trata de una faceta, la psicológica, en la que es fundamental incidir, si se quiere cumplir el objetivo de la salvación.
El conjunto vallisoletano ha visto cómo en los últimos compases de varios partidos los rivales han conseguido empatar o, como en caso del Granada, remontar. Así ha sido en los choques ante Celta, Sevilla, Barcelona o el ya citado ante el cuadro andaluz, por poner varios ejemplos.
La plantilla del Real Valladolid ha sabido superarse y seguir hacia delante, pero es obvio que parecen tener encima una espada de Damocles, y ya se sabe que el miedo paraliza e impide actuar. De ahí la importancia de que todos estén "focalizados" en ganar ante el cuadro ilicitano.
Lo ha advertido Sergio González en la previa de este partido, al que ha definido como "vital", como "una final", como el "punto de inflexión", como el que va a marcar "un antes y un después" en el devenir del equipo, aunque también ha recordado que quedan "varias finales más por disputarse".
Si bien sigue teniendo problemas para poder desplegar un once inicial con continuidad, puesto que cuenta con la notable baja de Weissman, es una noticia positiva la recuperación de jugadores como Joaquín, Jota o Kiko Olivas, quien poco a poco irá contando con minutos de juego, tras varios meses apartado del césped.
Y el técnico catalán es consciente de que, si se quiere encontrar el tesoro escondido, han de remar juntos y lo más unidos posible, poniendo sobre la cubierta "temple, energía y valentía", aparcando ese miedo que les ha impedido cerrar algunos partidos y "aportando" desde donde se halle cada uno.
La capacidad de saber gestionar tamaña presión, de empezar de cero como si no hubiera habido un pasado y como si no existiera un futuro, será determinante para volver de Elche con un botín adecuado, que no puede ser otro que tres punto que vuelvan a dejar a los vallisoletanos fuera de las plazas de descenso.