ALICANTE. La instalación de los 15 primeros sonómetros en calles del Centro Tradicional y del Casco Antiguo continúa generando recelo entre los empresarios del ocio de Alicante. En principio, habrá margen de confianza para evaluar qué uso se hace de los registros sonoros captados a través de esos aparatos e incluso habrá predisposición a la colaboración. Pero también se reivindica que el Ayuntamiento asuma las responsabilidades que recaen bajo su competencia -y no bajo la de los locales- para que sea la presencia policial la que evite episodios de ruido o de comportamientos incívicos (léase, suciedad) en el tránsito de clientes sobre el espacio público, en su recorrido entre restaurantes y pubs.
Esa es la posición que defendieron este martes los representantes de la Asociación de Locales de Restauración y Ocio de Alicante (Alroa) en el transcurso de un encuentro informativo mantenido con los responsables de la Concejalía de Medio Ambiente. En esa reunión, se compartió información y se resolvieron dudas sobre el funcionamiento y la funcionalidad de los medidores, según explicaron tanto desde Alroa como desde Medio Ambiente.
En suma, el edil responsable del área, Víctor Domínguez (Guanyar), trasladó a los empresarios que la instalación de los medidores responde a la petición expresa formulada por las asociaciones de vecinos que conforman la Junta de Distrito Número 1; que su disposición se ha concertado a partir de criterios técnicos, tras recabar sugerencias de los propios residentes; y que en ningún caso su colocación se ha planteado con intención de aplicar sanciones, sino de tener un conocimiento real sobre los niveles sonoros que se alcanzan en ese perímetro de calles y en qué horarios concretos para poder evaluar, en la llamada Mesa del Ruido, qué tipo de medidas cabe adoptar para atajar posibles excesos que los propios empresarios podrán conocer en tiempo real a través de la difusión de los datos en la página web municipal.
Medio Ambiente insiste en que la instalación de los medidores no está dirigida a la aplicación de sanciones y Alroa reclama un enfoque global en toda la ciudad
Alroa, por su parte, planteó que la colocación de los medidores pone el foco en una actividad concreta cuando, en su opinión, lo conveniente sería que se abordase la medición del ruido desde una perspectiva global, con un mapa sobre la situación de toda la ciudad, porque de lo contrario puede interpretarse que se trata de demonizar a un determinado sector que genera actividad económica en la ciudad. Según sus portavoces, el problema del ruido es mucho mayor en otros puntos en los que la intensidad del tráfico genera un impacto mucho mayor y, sin embargo, no se ha procurado ninguna medida de control al respecto cuando, añaden, seguro que afecta a un mayor proporción de ciudadanos.
En esta línea, Alroa insistió en que sus asociados pueden controlar que los clientes que hagan uso de sus veladores mantengan un comportamiento dentro de los cauces del civismo y que no generen molestias pero que no están capacitados para vigilar a los que simplemente están en plena calle, entre un establecimiento y otro. De ahí que el colectivo solicitase más presencia policial para que los sonómetros no acaban registrando un comportamiento que, sostienen, no les puede ser atribuido.