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el sur del sur / OPINIÓN

El tamaño y el liderazgo

26/03/2017 - 

Solemos hablar mucho de los políticos, poco de las empresas. La diferencia es que la tendencia y el camino de las empresas van solos, los pone el propio mercado, y el de los políticos, los pone el votante puro y duro. La crisis les ha cambiado a todos, hasta el punto de que ya es muy difícil que partidos o empresas, según tamaño, puedan asumir determinados objetivos sin la participación de colaboradores o aliados.

La escena es cuotidiana, pero me la transmite una empresaria con la que comparto el almuerzo organizado por Ineca y Aquora con el imprescindible testimonio del periodista Casimiro García-Abadillo. Lo de los partidos está más que dicho: estamos en una nueva etapa en la que es muy difícil que algunas decisiones de calado se tengan que tomar desde la unilateralidad política (habría que saber si todos los políticos lo han entendido así). Y casi lo mismo, pasa hoy en día, con las empresas, me apunta mi convecina de mesa en el desayuno de Ineca. Y lo dice justo cuando García-Abadillo acaba de precisar que "uno de los grandes problemas de la economía es el tamaño de las empresas. Hay grandes compañías y muchas pymes, pero no hay empresas medianas", asegura el director del Independiente.

Hoy en día, el sector inmobiliario, por ejemplo, muy denostado en los años de las crisis -a veces con razón posiblemente por la tozudez de las cajas de ahorros de crecer desmesuradamente- trabaja en colaboración. El desarrollo urbanístico es un ejemplo de economía colaborativa. Y posiblemente, el ejemplo se replique en otros muchos sectores: donde los centros de decisión de las sociedades están en un sitio y la red de proveedores en otros hasta establecer una verdadera cadena de producción. 

Esos pequeños -o medianos milagros- económicos se llevan con absoluta modestia en una segunda fila. Los empresarios y los accionistas trabajan exclusivamente por su cuenta de resultados. Para llegar a ese fin, algunos han tenido que reciclarse, adaptarse a los tiempos, conquistas nuevos mercados o internacionalizarse. El mercado y las circunstancias les ha puesto en cada sitio. Recomendaría el ejemplo de Actiu, empresa de Castalla, que aprovechando la crisis se tuvo que redirigir su negocio al exterior y hoy ha duplicado y triplicado sus cifras de facturación. Su presidente, Vicent Berbergal, está nominado a mejor empresario europeo del año.

Llevo ahora ésta reflexión al campo de la política y de las grandes decisiones para la provincia de Alicante, sobre todo, después de que ésta semana se hayan visto las caras el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, y el alcalde de Elche, Carlos González. Ambos dos han coincidido en lo olvidada que ha estado la segunda ciudad de la Comunitat Valenciana por la institución provincial. 

Hay muchos proyectos encima de la mesa ahora mismo: el ferrocarril al aeropuerto, la zona franca, la mejora de la red de cercanías, el tren de la costa, etc... Quitando los matices, los grandes partidos hoy coincidirían en todo, pero nadie es capaz de ponerlos en una dirección para remar hacia el mismo objetivo. Sólo pueden ver lo que ha pasado con los últimos episodios de la zona franca, donde la reunión celebrada en el Marq, con el estudio de PriceWaterHouse Coopers, ha acabado peor de lo que ha empezado la cosa. Los intereses por sacar una cabeza más que el está sentado al lado (políticamente) puede llevar al traste todo.

Pero la pregunta es fácil, ¿si hoy en día los grandes enemigos de la construcción colaboran en desarrollar una promoción inmobiliaria o una zona urbana, por qué no pueden hacerlo lo políticos? ¿Por qué se siguen levantando barreras donde ya no las hay en otros campos? ¿Por qué están difícil la colaboración política? La crisis es tiempo de oportunidades: las empresas han sabido aprovecharlas, los políticos, está claro que no cuando 20 años después seguimos teniendo los mismos debates, no somos capaces de aprobar un presupuesto o hay que salir a la calle a recuperar cosas que se daban por consolidadas. Pues eso. Falta tamaño y, por supuesto, liderazgo.

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