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El punk sin guitarras: Archie and The Bunkers y Galleta Piluda, torbellinos de órgano y batería

15/06/2017 - 

ALICANTE. Stereo Alicante sigue imparable con una programación bastante intensa, tanto en cuanto a periodicidad como en cuanto a calidad. Simplemente otro de los puntos de referencia para escuchar propuestas de calidad; uno más de los muchos que hay últimamente en la capital de la provincia. El viernes llegan desde Cleveland Archie and The Bunkers. Es un dúo formado por los hermanos O’Connor —la cosa no podía ser americana—, Emmet, vocalista y batería y Cullen, órgano y vocales. En efecto, no hay bajo; pero tampoco guitarra. En otras palabras, un aliciente más para ver ese HI-FI organ Punk del que hacen gala.

Hasta ahora habíamos visto al típico dúo de guitarra y batería, tenemos unos cuantos ejemplos, desde los White Stripes hasta el clasicismo blues de los Black Keys, pasando por el indie rock de Japandroids. Sin embargo, esto de una batería y un órgano es muy poco habitual. Y como dice uno de los hermanos, es “un rock&roll que se desprende de su base más cruda”. Y así parece, a priori, que ha de ser en directo, a tenor de sus canciones. Empezaron autoproduciéndose sus temas con dos epés en 2013 y en 2014 y en 2015 debutaban en largo con un trabajo de homónimo título a través de Dirty Water, sello por el que han pasado los toledanos Hollywood Sinners, el garage andino de Los Peyotes o los rock ‘n’ rolleros clasicistas MFC Chicken, que tocaron recientemente en Elx al Carrer. Además, el año pasado volvieron a sacar otro epé.

Se declaran seguidores de clásicos como los Dead Boys o los Stooges, algo que se nota bastante en la actitud que muestran en su música, en el artwork de sus publicaciones y, por lo que se dice, en directo. Con una batería que suena a tortura sin ningún tipo de miramientos, con ritmos hipnóticos —a veces casi con ese ritmo motorik del kraut rock— y con un órgano que suena como los Hammond que tanto se prodigaron en el rock psicodélico o en el garage durante los 70 y los 80s, es suficiente para desparramar la energía propia de una guitarra. No es el mismo sonido, pero la descarga es la misma. Y a esto hay que sumarle la voz ebria y hooliganesca con la que cantan. Esputan su juventud en cada sílaba. 

Porque ese es otro asunto, son rematadamente jóvenes. Tanto que quizá por ese cutis rojizo y sin granos podrías pensar que están aún en el instituto. Y sin embargo, recogen toda esa fiereza y herencia del rock and roll de antro sucio, repleto de cerveza por el suelo y con gente desnucándose al ritmo de ese órgano infernal que parece que sobre el escenario enchufan a todo volumen. En resumen, una vez más, comprobamos cómo la sencillez de una propuesta es suficiente para conseguir embarcarse en una gira de siete países como lo han hecho ellos ahora. A veces menos es más. Y con ellos, ese ‘menos’ es mucho, mucho más. Tienen estribillos borrachuzos con bastante gancho por la melodía del teclado y la batería ya se encarga de darle más empuje a sus uooouoooo en los estribillos. Motivos más que suficientes para plantarse a ver el suave cutis y la irascible música de Archie and The Bunkers. Si ahora están en la fase de pubertad, cuando entren en la edad del pavo van a ser más intratables aún.

Junto a ellos estarán también los murcianos Galleta Piluda, grupo que les hará un gran previo, precisamente porque ellos también son muy amigos también de ese órgano y la batería únicamente. Empezaron a dar bastante que hablar hace un par de años con su primer EP, en el que ya demostraban sus letras macarreras y divertidas, haciendo gala de lo que ellos llaman garrulismo yeyé. Con su sonido chatarrero gustan de “hacer vomitar a la gente, pero con elegancia”. Actitud, surrealismo y mucho, pero que mucho, hedonismo. 

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