El espectador apasionado del cine despierta nuevas y renovadas sensaciones con los Premios Goya, cada una las suyas. Siempre el cine ha producido una atracción especial entre sus forofos, incluso entre sus críticos. Y por esta atracción se me antoja echar la vista atrás y observar cuáles fueron sus orígenes en Alicante. Sin pretender enumerarlo todo, se sorprenderán, ya verán. Con esta mirada hacia atrás, también la hago hacia delante y me pregunto, y comparto con ustedes, ¿qué tiene que ver Goya con el séptimo arte y por qué los premios del cine más importantes en España llevan su nombre? A su vez, el título de este artículo, ¿qué tiene que ver con el cine?
Permitan que vayamos por partes y desde el principio, que luego se lo cuento todo. La historia del cine tiene su origen el 28 de diciembre de 1895 cuando los hermanos Louis y Auguste Lumiere hicieron la primera proyección pública de imágenes en movimiento. Desde entonces el cine interesa y despierta pasiones. Llamó tanto la atención de los ciudadanos en sus orígenes que vació las salas de teatro porque sus usuarios preferían ir al cine para ver esas imágenes animadas, aunque fueran mudas. Como contó en una ocasión Paco Huesca, entusiasta alicantino del cine, “en esas salas oscuras con olor a madera podíamos vivir unas horas de ilusiones. Podíamos acompañar a los bucaneros en los mares de aguas profundas, cabalgar con los vaqueros en el Lejano Oeste y asombrarnos con películas de romanos con reinas guapísimas”.
En 1896 ya se proyectan películas en Alicante. El primero en “estrenarse” fue el Café del Comercio en el paseo de la Explanada de España (que entonces se llamaba el Paseo de los Mártires). También se proyectaron películas en el Teatro Principal. En la plaza del Teatro se instaló un barracón de madera para verlas, que le llamaron el Salón Express. Desde los inicios, fue un goteo de apertura de locales para este fin. En 1900 se inaugura en la calle Jorge Juan el Cinematógrafo Lumiere, de los Hermanos García. Muchos de estos locales eran de madera como el Salón Recreo Alicantino o el Cinema Hall. En 1908 se abre el Teatro Nuevo en la calle Jorge Juan. Años después, el Salón Novedades (1923) en la Rambla también llamado “la bombonera”, y el Salón España y el Salón Moderno en la avenida de Alfonso El Sabio. Este último se reformó para pasar a ser el Monumental Salón Moderno, iniciándose su nueva temporada el 21 de diciembre de 1924 con las películas “La dama de Monsereau”, basada en una novela de Alejandro Dumas, y “El gato montés”. De esta misma época es el Ideal Cinema en la actual avenida de la Constitución. Ya ven que la inquietud era mucha por reproducir películas y muchas fueron las salas para disfrutar de este arte.
Muy importante fueron los cines de verano ya que en Alicante el clima acompaña. Permitan que nombre sólo dos como el Central Azul donde antes estuvo la posada La Unión, de la empresa Luís Martínez Sánchez en donde se vendía la entrada a 1 peseta o el Gloria Cinema de la empresa de Alfonso Guixot Guixot (1941). El cine no se asienta sólo en el centro de la ciudad, sino que se traslada también a los barrios como el Rialto en las Carolinas, el Roxy en Benalúa, Lux en San Blas…
En 1945 el salón Novedades, también llamado Central Cinema, se transforma en el Cine Avenida por los arquitectos Juan Vidal y Julio Ruiz y se estrena con la película “La policía montada del Canadá” de Cecil B. DeMille, con Gary Cooper y Madeleine Carol. Este cine fue una sala importante, y seguramente la más elegante, en la historia cinematográfica de la ciudad de Alicante. Por su parte, la sala de verano Río se transformó en el cine Carlos III en 1959 y se inauguró el 19 de junio de ese año con la película “Gigante” de George Stevens con Rock Hubson, Elizabeth Taylor, James Dean, Carol Baker, Dennis Hoper y Sal Mineo. Muchas de estas salas forman parte de la propia historia de muchos alicantinos que disfrutamos en ellas de muchas cosas, así como de la imaginación de tantas aventuras a los que la gran pantalla nos animaba a participar con sus imágenes.
De todas las salas de cine citados, no queda ninguna. Tan sólo el edificio del cine Ideal, con el que sus nuevos propietarios quieren hacer un hotel, pero no pueden derribar la fachada porque el inmueble está protegido. En qué terminará este culebrón, quizá desde el Ayuntamiento lo sepan, pero apunta a que las negociaciones serán bravas. Y con este declive a todo lo contrario, vean sino el siguiente dato: en el 2003 Alicante fue la ciudad de España que tuvo un mayor número de salas de cine por habitante, claro que la moda de esos años era la transformación de los grandes cines en multitud de salas con pantallas de diferentes tamaños. Y en esta estamos, de aquellas quedan muy pocas porque la última crisis económica se las llevó por delante. Son supervivientes las de Kinépolis, Panoramis, Navas, Yelmo y Anna.
Con todo este legado, nace en Alicante el Festival de Cine dirigido por Vicente Seva. Comentando con él el contenido de este artículo, no puedo dejar de citarlo y aplaudir su andadura al poner ya fecha de su 17 edición para el 23 al 30 de mayo de este año. Contra viento y marea, ahí están reivindicando el cine. Una gran labor poco reconocida en esta ciudad de contrastes, cultural y emprendedora.
Y a estas alturas del artículo, ¿qué les parece el título “El presidente, Pedro y el guapo"? No es lo que parece, ya se lo digo yo. Podría pasar por el título de una película pero tiene que ver con la entrega de los Premios Goya en la que Andreu Buenafuente, presentador de este acto junto con Silvia Abril, manifestó - en broma - que “aquí el Presidente es Barroso, Pedro es Almodóvar y el guapo es Banderas” refiriéndose a la presencia de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, a esa gala. Un toque de humildad, que no le sobra. Bien podría protagonizar alguna de las películas del oeste de Clint Eastwood donde Sánchez aparezca como “el duro, el chulo y el…" Les dejo que le añadan ustedes el calificativo que falta, cada uno el suyo, el que mejor les parezca.
De vueltas con los Goya, les voy a contar el porqué da nombre a estos premios y quien es el autor de la escultura que se entrega en cada reconocimiento. Es una historia curiosa. Eran los años 80 cuando la industria cinematográfica española pasaba por horas bajas. Todo se fraguó en la marisquería O Pazo de Madrid. Ocurrió así: el 12 de noviembre de 1985 Alfredo Matas, de la productora Jet Films, invitó a diversas personalidades del cine para comentar durante una comida cómo poner remedio a esa industria falta de espectadores y de buenas películas. Asistieron, entre otros, directores como Carlos Saura o Luís García Berlanga; actores como José Sacristán o Charo López; la directora de producción Marisol Carnicero… Decidieron la creación de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas y, posteriormente, con ella surgió la idea de hacer reconocimientos a través de unos premios. Entre los muchos nombres que se barajaron para estos, se decidieron por “Premios Goya” a propuesta de Ramiro Gómez con el argumento que Goya había tenido un concepto pictórico cercano al cine a través del arte secuencial que se basa en utilizar una sucesión de imagines para dar sensación de movimiento. Como Goya es uno de los mayores representantes de la pintura española, convenció a los miembros de la Academia. Estos Premios se presentaron en sociedad el 2 de diciembre de 1986. El origen de la actual estatuilla es una reproducción de un busto realizado sobre Goya por Mariano Benlliure en 1902. Ya ven que todo tiene una explicación. Pues eso.