Los trasvases de cuencas ricas a cuencas deficitarias siempre han generado polémicas y subidas de tono desde que tengo uso de razón periodística. A principios de los 2000 el entonces presidente de Castilla-La Mancha el socialista José Bono amenazó con recurrir ante la Unión Europea, y a los tribunales correspondientes, el trasvase Tajo-Segura: décadas después estamos en las mismas con las prevenciones que alberga Emiliano García-Paje, enfrentándose a los gobiernos autonómicos de la Comunitat, Carlos Mazón, y de Murcia, con el también popular López Miras. En esta cuestión ya no son tan amiguitos. En cualquier caso, con sus más y sus menos, nunca deja de llegar agua del Tajo al sur de la Comunitat, Murcia y Almería aunque un sector de la opinión monte una escandalera cada vez que sale el asunto a relucir o cada vez que toca un reparto hídrico. Escandaleras preventivas para presionar al Consejo Nacional del Agua que tutela el Ministerio de Transición Ecológica, Teresa Ribera. También fluye agua del Júcar al Vinalopó aunque algunas de sus infraestructuras fallen más que una escopeta de feria.
El candidato del PP catalán a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, viene reclamando desde hace tiempo una transferencia del Ebro, en tierras arriba, Aragón, ante la situación de extrema emergencia que hay en Cataluña y más en concreto en Barcelona y su inmensa área metropolitana. Transferir del Ebro a los ríos Ter y Llobregat. La demanda ha arreciado con la campaña electoral saliendo a relucir la férrea oposición del presidente aragonés el popular José Azcón que se ha puesto en modo José Antonio Labordeta y su famoso tema de "quien quiera llevarse el agua/y el trabajo de Aragón/se las ha de ver primero/con toda su población". Eran los años de la Transición política. Labordeta, genio y figura. Azcón: "En Aragón no sobra ni una gota de agua". El PP contra el PP. Ya ven, estimados lectores, las pasiones que se levantan en este asunto, pasiones que se transmutan fácilmente en identitarismos cuando expertos de distintas disciplinas científicas abogan cada vez más por un uso moderado de los trasvases para preservar los caudales ecológicos.
Y en medio de esta controversia Carlos Mazón ofreciendo barcos de agua desalada de la planta de Sagunto para paliar lo de Barcelona: bañándose en una lección estratégica y calculada de solidaridad. Don Carlos no da puntada sin hilo: "No vamos a negar agua a quien en su día no las negó". Pequeño lapsus de memoria. Jordi Pujol apoyó en su día el trasvase Ebro-Comunitat Valenciana como se contemplaba en el Plan Hidrológico Nacional en los tiempos de José María Aznar (idea que ya se esbozó Indalecio Prieto en la Segunda República con el canal Xerta-Càlig).
Azcón nos ha salido "labordetiano" y con mucha coña: en la refriega le ha recordado a su homólogo catalán el "derroche" de sucesivos gobiernos autonómicos en crear una red de embajadas en medio mundo y olvidarse de infraestructuras hídricas. Y el caso es que no le falta razón. Vayamos a más: en el último barómetro de Estudios de Opinión (lo citaba el otro día El País) la principal preocupación de los catalanes en las elecciones autonómicas (próximo 12 de mayo) es el agua. Muy por encima de la independencia.
No sé que recetas tiene Puigdemont para esto: contratar a indios americanos para danzas rituales. O rogativas sacando en procesión a los santos. Yo personalmente no le he escuchado nada. ¿Que desayunamos hoy? Independencia a palo seco. ¿Y que tenemos hoy para comer, que hoy estoy que me comería un jabalí? Independencia con un aliño de acelgas ¿Y para la cena? Un yogurt con mucha independencia. ¿Y como nos duchamos? Con un barreño escaso y un trapo; por partes, a la manera de nuestros abuelos....bromeo 'ma non troppo´. Puigdemont: el mismo que ha prometido abandonar la política si no es el próximo presidente de la Generalitat catalana.
A los independentistas catalanes les puede pasar lo que a los nacionalistas vascos (elecciones el próximo domingo, 21 de abril), que se han dado cuenta de que la campaña electoral se frenó en seco durante tres días porque la gran preocupación en Euzkadi/Euskadi era la final de la Copa del Rey donde el Athletic se impuso al Mallorca. Bendito Fútbol. Bendito Rey. La ciudadanía está en otras cosas y me parece muy profiláctico que uno de los asuntos centrales de la campaña vasca gire en torno al modelo sanitario público. Hasta Bildu muestra su rostro más ecosocialista (el marxismo/leninismo es agua pasada). Cosa distinta, y grave, son las complicidades del núcleo duro de Bildu con su pasado etarra o pro-etarra. Quiero pensar que el relevo generacional en Bildu desplazará más pronto que tarde a los susodichos. Tal vez peque de iluso. Lo prefiero.