el sur del sur / OPINIÓN

El nuevo Cs bicéfalo 

4/10/2020 - 

Ciudadanos ha estrenado nueva estructura en la Comunitat Valenciana. Toni Cantó ya tiene las riendas del partido, pese a que de facto las ejercía desde que fue nombrado candidato a la Presidencia de la Generalitat. Aunque la cara visible del proyecto sea él, en realidad, el partido ha pasado de ser un triunvirato, formado por el propio Cantó, Jesús Gimeno y Emilio Argüeso, a una organización bicéfala: Cantó es el coordinador, pero el contrapeso le ejercerá Jesús Gimeno, concejal de Moncada, quien además ha asumido como propio todo el legado de Argüeso. Esa pinza contra Cantó ya tuvo algún momento estelar cuando ambos, en julio de 2019, con la aquiescencia del portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Alicante, Javier Gutiérrez, cambiaron la lista de asesores y dejaron algún hombre de Cantó en la cuneta.  

Y esa es la grana amenaza que en la actualidad tiene Cantó para poder decir que controla el partido de norte a sur y de este a oeste: retirado Argüeso, aunque controlando a su gente de Alicante con el mando a distancia desde el Senado, Gimeno es el contrapeso y como tal debe entenderse con Cantó si el objetivo de la formación es convertirse en una bisagra constitucionalista, capaz de pactar por igual con PP o PSOE, y alejar a populismos y nacionalismos de las esferas de poder. Al menos, ese parece el reto de Inés Arrimadas con la meta de alejarse de la foto de Colón, a la que Pedro Sánchez les pone o les saca, según su conveniencia.

La otra incógnita es la del papel de Fernando Giner al frente de la coordinación de la provincia de Valencia. Giner es el portavoz de Cs en el ayuntamiento del cap i casal y su función es controlar la organización, desde Ayora a Canet de Berenguer pasando por Oliva, algo que muy pocos entienden cuando el criterio seguido tanto en Alicante como en Castellón ha sido situar al frente de ese cargo a los portavoz en las diputaciones que tienen una visión más provincial de sus estructuras.

Pero bueno, el tiempo dirá si las personas son las idóneas para los cargos elegidos. Lo inminente es recuperar al herido que cosechó 10 diputados en las elecciones del 10N, que no logró entrar en el Parlamento de Galicia, que tiene representantes en Euskadi por la benignidad del PP en la confección de las listas de la coalición, y al que busca de manera desesperada a PP y PSOE para la futura cita electoral de Cataluña.

Para tal fin, hay que llegar siempre -y esto vale para todos los partidos- con la faena hecha, o bien con la gestión, de la que ya participa Ciudadanos en muchos ayuntamientos, o bien con la proposición, de la que Cantó se encarga muchos días para ganarse la confianza de Ximo Puig, respaldar los presupuestos y reducir la influencia de Podemos y Compromís. Para esto último, si el objetivo, reitero, es exhibir que se es capaz de pactar con PSOE y PP, Cantó ha entendido el mensaje de Arrimadas y lo intenta, aunque todavía no haya logrado su objetivo. Sólo así algunos creen que el proyecto de Cs tendrá recorrido.

Pero, ¿y la gestión? Si uno analiza la mayoría de los gobiernos locales o de la Diputación de Alicante, en el que se halla Ciudadanos, parece que la formación haya entrado en un especie de somnolencia reconfortante, algo también le ocurre a otros, no solo a Cs. Pero en el caso de los municipios de Alicante donde existe más se da la coalición PP y Cs, además de la somnolencia, cunde el mimetismo facilón, algo que no se da en otros ejecutivos, en el que siendo socios apenas se distingue a unos de otros, ni se aprecia intento para diferenciarse (algunas excepciones hay, todo sea dicho). O para convencer de ello.

Tanto el ayuntamiento de la capital como la institución provincial son dos buenos ejemplos (quizás porque funciona el mando a distancia). Por perder, se han perdido las esencias de la regeneración porque ya no se duda de nada (las salidas de tono de Alejandro Morant se combatieron con !Y usted más¡). O en algunos casos ya se ha iniciado el proceso de absorción, como en Sant Joan d'Alacant, en la que se ha pasado de la inminente moción de censura -PP y Cs contra el PSOE- a esperar a los naranjas asuman la Alcaldía para hacer la reconstrucción desde allí. O eso parece. Da la sensación, y a lo mejor es soy yo el exagerado, que hay una parte de Cs que intenta salvar el proyecto, a la estela de Arrimadas, y otra que sabe que el sino de la organización está escrito y que, con el tiempo, un día pasará un autobús y los recogerá (porque hicieron caso a ese mando a distancia). Y mientras tanto, es mejor no molestar. O molestar lo menos posible. Y en política o se tiene protagonismo, o se cae en la indiferencia. Y reitero, el protagonismo se puede tener en ambos casos: en la oposición (que es más fácil), o en el Gobierno (donde se tienen los medios).

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