La muestra El pintor José Aparicio. 1770-1838 analiza su trayectoria a través de una cuidada selección de cuadros y grabados que acercan a su historia
VALÈNCIA. Su apellido no es tan reconocido como el de Goya, o como el de Velázquez, sin embargo Aparicio debería contar con el reconocimiento que merece. Como otros grandes nombres también retrató a la realeza y pudo acercarse a todo tipo de mitos e historias a través de sus pinceles, todo ello gracias a sus residencias artísticas en lugares como Roma o París a lo largo del siglo XIX; lugares donde pudo acercarse al neoclásico a través grandes pintores como el romántico Ingres o Jean Louis David. La historia de Aparicio se rescata y se expone por primera vez de forma individual en el Museo de Bellas Artes de València, y rodará a lo largo de la Comunitat en los próximos meses, tanto la ciudad natal del artista, Alicante (en el Museo de Bellas Artes Gravina) como en el Museu de Belles Arts de Castelló.
Esta muestra surge gracias a la colaboración del Museo de Bellas Artes junto al Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, en lo que su director Jose Luis Pérez Pont define como un “rescate de la memoria histórica valenciana” que encuentra un lugar en el que mostrarse a través de los muros de las pequeñas y grandes salas: “Es uno de los primeros pasos para recuperar la historia de los artistas valencianos, y también una forma de homenajearlos. De momento esta muestra rodará a lo largo de la Comunitat y esperemos que pueda salir de esta también en un futuro próximo”. El pintor José Aparicio. 1770-1838 refleja la historia de su vida y obra en un paseo desde sus primeros trazos y bocetos en 1790 hasta su fallecimiento en Madrid en el año 1838; acompañando a sus cuadros se pueden ver numerosos documentos que tejen la historia de su vida: desde la partida de bautismo hasta sus cartas más íntimas, pasando por evaluaciones artísticas que recibía en su período de formación en Alicante.
La comisaria Pilar Tébar es la figura clave para componer esta exposición, ella lleva más de 33 años siguiendo los trazos de la historia de Aparicio, y es una total experta en la materia. A lo largo de más de tres décadas ha podido recopilar lo que ahora compone la muestra más única y completa de José Aparicio Inglada: “A lo largo de mi investigación he podido acercarme a todas las facetas de la vida de Aparicio. Su figura es crucial para comprender el movimiento artístico del siglo XIX aunque resulte un nombre poco conocido por el público, aunque esta muestra pretende en parte cambiar eso”. Los retratos y piezas de este autor han llegado a subastarse por cifras superiores incluso que las de obras de pintores de su misma época como Goya o Velázquez, sin embargo a causa de su vinculación al monarca absolutista muchas de sus obras se han "ocultado" a lo largo de los años.
Con motivo de comprender mejor su figura Tébar organiza la disposición de la sala con obras de otros pintores, como por ejemplo del valenciano José Camarón Bonanat, la exposición de estas obras en contraste con las de Aparicio muestran su punto de vista artístico y lo comparan con otros estilos de su misma época. En un análisis profundo a través de su etapa formativa se exponen en la sala varios de los trabajos “de pensado” del autor, pequeños ejercicios en los que se le planteaba a los alumnos de Bellas Artes que elaboraran un cuadro en apenas unas horas sobre una temática concreta, y la calidad de las obras de Aparicio le hicieron merecedor de varias residencias becadas en el extranjero.
Con estas becas pudo pasar de la Academia de Bellas Artes de San Carlos de València a pensionarse en Madrid, y estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. De ahí da el salto directamente a París donde se convierte en alumno de Jean Louis David, con tan solo 30 años cumplidos y una próspera carrera artística por delante: “No sabemos qué hubiera sido de Aparicio si no le hubieran pensionado en las grandes ciudades de Europa”, reflexiona Tébar mientras pasea por la sala, mientras que el director del museo de Bellas Artes, Pablo González Tornel compara estas pensiones con lo que son ahora las becas artísticas para los estudiantes de bellas artes de hoy en día.
Finalmente y después de todos estos años de formación Aparicio fue nombrado Pintor de Cámara de Fernando VII, una relación que luego le costaría años dentro del olvido artístico, debido a su vinculación con el absolutismo, tal y como lo explica Tébar, sin embargo la comisaria resalta por encima de esto su excelente estilo: "A lo largo de su desarrollo como pintor podemos ver las influencias recibidas tanto en Roma como París, se percibe a través de su trazo cuidado, el uso de los colores cálidos y su excelente técnica". Gracias a esta muestra se pone en valía esta técnica, en una imagen global de la historia de este talentoso artista alicantino, honrando su historia y su apellido.