En lo deportivo y en lo institucional

El Hércules tiene por delante demasiadas incógnitas que despejar de cara al próximo ejercicio

10/05/2020 - 

ALICANTE. El Hércules CF logró salvar, gracias a la suspensión de la competición como consecuencia de la pandemia de coronavirus, la peor temporada de su historia reciente sin grandes daños a pesar de que su continuidad en la categoría –ocupó durante más de dos tercios del campeonato posición de descenso- estuvo seriamente comprometida.

El conjunto alicantino, que partía con la aspiración de conquistar el campeonato, salvó los muebles y evitó una catástrofe deportiva de forma imprevista. Sin bien, y tal y como admitió su presidente Quique Hernández a Efe no hay “nada que celebrar” y el club debe ponerse a trabajar “cuanto antes en el nuevo proyecto”.

Una vez pasado el susto, el club tiene por delante demasiadas incógnitas encadenadas que despejar de cara al próximo ejercicio, en el que volverá a partir, en teoría, con la obligación de regresar al fútbol profesional, la única vía que puede garantizar su saneamiento.

1. Propiedad. Semanas antes del inicio de la pandemia, Quique Hernández, presidente del Hércules, anunció que el empresario Enrique Ortiz, máximo accionista individual del club y responsable de forma directa o indirecta de su gestión en las dos últimas décadas, estaba dispuesto a escuchar ofertas para salir de la entidad siempre que el posible comprador fuera solvente.

Aquel anuncio fue recibido con entusiasmo y dudas por parte de la afición. La realidad es que pocos empresarios se animaron a preguntar y la llegada de la pandemia congeló cualquier posibilidad de traspaso. 

2. Presupuesto. Con los actuales máximos accionistas o sin ellos, cualquier proyecto estará condicionado por su presupuesto en una temporada en la que, posiblemente, el Hércules no podrá contar de salida, ante la opción de iniciar la liga sin espectadores, con los ingresos derivados de taquillas y abonos, las dos principales fuentes de financiación más allá de las aportaciones de los accionistas. Más que nunca la viabilidad financiera dependerá de las ganas y el compromiso de sus dueños, ya que los ingresos por televisión en Segunda B son ínfimos.

3. El Presidente. Hernández regresó en enero al club para pacificar el entorno, muy crispado con la gestión de Ortiz y de su socio, Juan Carlos Ramírez, quien tuvo que dar un paso al costado. El valenciano ha dejado claro que solo quiere “ayudar” y que su continuidad dependerá de una conversación con los máximos accionistas y del “proyecto” que se quiera poner en marcha.

Hernández, que además es el entrenador con más partidos dirigidos en la historia de la entidad, siempre ha señalado que su deseo es que el Hércules pueda celebrar su centenario, en 2022, en el fútbol profesional.

4. El entrenador. Antonio Moreno fue el cuarto técnico, quinto si se cuenta al ayudante, José Végar, qué pasó por el banquillo del Hércules la pasada temporada. El extremeño, que procedía del filial, protagonizó un hecho insólito en la historia del club, ya que los cuatro partidos que dirigió acabaron en empate (0-0). Moreno, que no logró sacar al equipo de la zona de descenso, contó con el respaldo del vestuario, aunque en la cúpula del club generaba algunas dudas.

Nunca llegó a ser ratificado para toda la temporada ni tampoco se descartó un nuevo fichaje. Solo el no perder le fue dando opciones de seguir. Acaba el 30 de junio y el club aún no ha decidido sobre su continuidad. También está en el aire la continuidad de comisión deportiva, ahora representada por Paco Martínez y Francisco Escudero ‘Paquito’, dos hombres de confianza de Ramírez.

5. Plantilla. Tras la explosión de la pandemia, el Hércules solicitó un ERTE para su personal deportivo que no debe afectar, en teoría, a la toma de decisiones para el próximo curso. Los jugadores que acaban contrato y los cedidos quedarán libres el 30 de junio salvo que el club y el propio futbolista decidan prolongar su compromiso.

Otra cosa es que la crisis económica sí puede hipotecar decisiones deportivas, ya que muchos jugadores cuyo rendimiento no ha estado a la altura de lo esperado tienen uno o dos años más de contrato, por lo que se antoja complicado que el club, en un contexto de crisis financiera, pueda hacer frente a rescisiones económicas. 

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