LLEIDA. Es difícil entender lo que le está pasando al Hércules. Y más difícil explicarlo. Se podría resumir en se está pegando un batacazo de grandes dimensiones en su tercer año consecutivo en Segunda B. Se ha esfumado en el último mes el proyecto que Ramírez, Portillo y compañía pusieron en manos de Luis García Tevenet el pasado verano. No hay duda, el equipo no funciona. Si tenía algo de fútbol, carácter o determinación es evidente que lo ha perdido todo. Está cayendo en picado, cuesta abajo y sin frenos. No hay más. O alguien para la caída o esta temporada se termina dentro de once semanas. Son cinco derrotas en los últimos siete. Un drama.
El partido en Lleida fue un desastre. No se queden con el gol en contra el último minuto. Ya era malo, horrible diría, todo lo visto en los anteriores 92. Era un desastre incluso antes de empezar. ¿Cómo se explica que Tevenet dejase fuera a Javi Flores en un día clave y con el mejor césped que ha visto el equipo en meses? ¿Qué pasa con Mainz? ¿Y Nieto? ¿Y ahora juega Espinosa? ¿Y el primer cambio es Omgbá? El técnico ha dado tantas vueltas en las últimas semanas que ha perdido el rumbo y ha mareado a la plantilla. Y mientas estaba dando vueltas se han escapado los de arriba, ha mermado la confianza de sus mejores futbolistas y lo que es peor (y evidente), ha perdido el apoyo de gran parte del vestuario.
Pero aquí no se libra nadie y la plantilla también tiene lo suyo. Hemos escuchado muchas veces que el Hércules tiene jugadores de Segunda División. Ni uno. Son todos de segundabé. Nadie ha demostrado lo contrario hasta ahora. Ante esto último cabe preguntarse si ha sido el entrenador quien no ha sabido sacar partido de la plantilla. Es posible.
Y aquí estamos terminando febrero, fuera de promoción, cada vez más lejos de todos y con once jornadas por delante.
Es evidente que sólo cabe un relevo en el banquillo y acudir en masa a la Santa Faz.
Un cambio de rumbo para que, al menos, todos los jugadores partan de cero y saquen el amor propio que se están dejando en el camino.
El Hércules está en la lona y sólo un milagro nos llevará a Luceros. Atentos a las próximas horas. Ya calienta en la banda el quinto entrenador desde que se produjo el descenso: menudo fracaso.