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El Hércules, como mi moto para el verano

Foto: Pepe Olivares
20/08/2017 - 

ALICANTE. No sé si será por la edad, por el calor, o porque uno ya no disfruta de aquellas magníficas vacaciones de estudiante, pero lo cierto es que cada vez tengo la sensación de que la temporada futbolística empieza antes. El empate del Hércules ante el Olot ha reforzado en mi esa idea, ya que a mi cabecita le cuadraba más que lo visto en el Rico Pérez fuera propio de una primera toma de contacto en Julio, que del primer partido de competición, tras un mercado (aún abierto) ilusionante, y ante un recién ascendido.

Foto: Pepe Olivares

Siviero fue valiente durante el partido, demostrando cumplir con la obligación de cualquier técnico: la de ganar y dominar en su estadio. Eso sí, sus jugadores salieron al partido con una marcha menos de lo que la grada esperaba, desarrollando una especie de trantrán futbolístico que, ya que estamos con los símiles veraniegos, me recordó a los primeros golpes de maneta que le daba a una Derbi cuando era más bien un chaval, una vez había acabado el curso académico, y me disponía a pasar las vacaciones en esa suerte de paraíso sin ordenación de calles ni agua potable, que los alicantinos llamamos El Moralet.

Hablando de recuerdos. Muchas temporadas han pasado desde que Samuel vistiera los colores del Hércules, en aquella temporada del regreso a Segunda tras una convulsa temporada en la élite del fútbol español. El alicantino no destacó, pero tampoco dejó una sensación de seguridad absoluta junto a un Mikel Santamaría que aceleró el pulso a más de un aficionado. De Samuel partió el error que dejó en bandeja al Olot abrir la lata del encuentro, haciendo volver el runrún a una grada, que esta temporada esperaba más seguridad atrás y más pegada arriba.

Foto: Pepe Olivares

Cierto es que el respetable se portó de maravilla. Intentó levantar al equipo, animó cuando los de Siviero se abalanzaron sobre la meta catalana, y agradeció los esfuerzos de todo el tercio ofensivo y de la medular. Miñano, ya junto a un superlativo Pepelu (qué pinta tiene este jugador), asumió los galones de creación tras una primera parte un poco más discreta. El omnipresente Juli dio otro paso adelante, ocupando diferentes parcelas del ataque, generando peligro, y dando más de un dolor de cabeza a una defensa rival, que ya pensaba en cómo hacer macizo un cerrojo que venía practicando minutos atrás.

Una genialidad del jugador alcoyano equilibró el encuentro cuando este había encarado su cuarto final. Este jugador es de otra categoría, cosa que no creo que sorprenda a nadie. Abarca más terreno que nadie, tiene un talento casi abusivo para Segunda B, una inteligencia futbolística por encima de la media, y una entrega de figura referente para la grada. Más suerte mereció Carlos Fernández, al que le vimos trabajo, buen posicionamiento, y algunos remates imposibles que tuvieron cierto peligro. No sé si el nueve que está por llegar tendrá una vitola más valiosa que la suya, pero lo cierto es que el jugador procedente del Villanovense ya me gusta más que Berrocal y Mainz, cosa tampoco complicada.

Foto: Pepe Olivares

Y por si el primer partido de liga no fuera suficiente, nos espera una semana de las bonitas de vivir. A la espera del primero de los derbis provinciales, en este caso en El Collao contra el Alcoyano, vivimos pendientes de la posible resolución de la subasta de las acciones y del derecho de crédito, que dará al vencedor de la misma el control del club, o las herramientas para llevarlo a cabo. Una historia muy complicada, que ya les cuenta con detalle en estas líneas un Óscar Manteca, que leído pero ignorante según alguno, siempre nos arroja luz en este particular Twin Peaks alicantino, del cual uno ya duda hasta de quien mató a Laura Palmer. A ver qué sale de la habitación roja.

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