ALICANTE. El grupo de distribución deportiva Iberian Sports Retail Group (ISRG), controlado por la británica JD Sports y dueño de la firma alicantina Sprinter, sigue creciendo a golpe de adquisiciones. El grupo, nacido en 2018 de la fusión con la portuguesa Sonae (dueña de Sport Zone) se marcó entonces un objetivo: poder mirar de tu a tu a la francesa Decathlon como gran retailer deportivo en la Península. Y durante el confinamiento, detectó una importante debilidad: su canal online no estaba maduro para asumir la caída de ventas físicas. Dos cuestiones que ha resuelto en un solo movimiento: la adquisición de la compañía española Deporvillage.
Esta empresa, fundada en 2010 por Xavier Pladellorens y Ángel Corcuera, está especializada en la venta de ropa deportiva, sobre todo para ciclismo, running y actividades al aire libre. Pero está especializada en algo más, que es lo que la convertía en idónea para apuntalar el proyecto de ISRG: en la venta por internet. El último ejercicio, Deporvillage facturó cerca de 120 millones de euros, prácticamente el doble que el ejercicio anterior. El grupo de Sprinter ha comprado el 80% de la empresa (el otro 20 sigue en manos de sus fundadores) por unos 140 millones de euros, y se han articulado mecanismos para facilitar la venta del resto de la empresa en los próximos años.
El crecimiento exponencial de Deporvillage durante el año pasado tiene mucho que ver, precisamente, con la pandemia. Los artículos deportivos fueron una de las categorías más buscadas tanto durante los meses de encierro, para hacer deporte en casa, como sobre todo en el desconfinamiento. El hecho de ser especialistas online permitió que absorbiesen en este escenario todo el volumen de negocio que retailers clásicos como Sprinter o JD Sports no fueron capaces. Eso es lo que busca el grupo ISRG con la operación, además de ganar volumen. Como ha contado Alicante Plaza, el grupo con sede en Alicante solo fue capaz de recuperar online el 20% de sus ventas combinadas en los dos canales durante los meses de encierro, aunque en la desescalada se resarció con crecimientos del 10% mensual.
El segundo beneficio de la operación para el grupo es que, al no solaparse sus clientelas, la integración de Deporvillage prácticamente permitirá 'sumar' sus respectivos volúmenes de negocio. El objetivo, de hecho, es que el grupo alcance este año los 900 millones de euros de facturación (cuando se fundó, el grupo facturaba unos 500 millones entre JD, Sport Zone y Sprinter). Una cifra de negocio que incluye también el negocio de JD en Países Bajos, cedido a ISRG, y que sitúa al grupo en la estela de Decathlon, al recortar a la mitad la distancia entre las dos firmas: el último año, la multinacional gala facturó en España alrededor de 1.900 millones. Asimismo, el grupo empleará a más de 9.000 personas y abarcará más de 60 disciplinas deportivas con 1.000 marcas.
El presidente ejecutivo de JD Sports, Peter Cowgill, señalaba tras anunciar la adquisición que Deporvillage "tiene un fuerte foco en el consumidor y es el líder del mercado en sus categorías en España con un potencial significativo para un mayor desarrollo internacional". "Damos la bienvenida a Deporvillage al grupo con la confianza en que su excelente equipo sumará sus capacidades y resultados a nuestro proyecto de ofrecer a los consumidores europeos la mejor experiencia de compra de equipamiento deportivo multimarca y omnicanal del mercado", añadía el director general de Iberian Sports Retail Group, Miguel Mota.
Esta es la última de una larga lista de adquisiciones (la mayoría, realizadas directamente desde el Reino Unido) que viene realizando en los últimos meses JD Sports, para consolidar su posición en mercados como Estados Unidos o el centro de Europa. La compra del 80% de Deporvillage se anuncia a escasos días de que se celebre la junta de accionistas de la matriz, el próximo jueves. Como ha contado este diario, la proxy advisor Glass Lewis ha recomendado a los accionistas votar contra la política retributiva del presidente, Peter Cowgill, y relevarlo del cargo por un bonus de 5 millones de euros tras recibir ayudas públicas millonarias durante la pandemia.