un dúo formado por Carlos Salado y Antonio Clavería 

El grupo de rumba urbana Uña y Carne presenta su primer álbum: 'Lo que el tiempo no sabe borrar'

11/06/2021 - 

ALICANTE. En un contexto musical dominado por el trap, el reggaetón, el autotune y la omnipresencia de los arreglos electrónicos, el nuevo dúo Uña y Carne busca reivindicar el carisma, la nobleza y la rebeldía de la música artesanal. La magia que surge cuando un artista genuino consigue arrancar de sus instrumentos un sentimiento y una pasión radicalmente lejanos de los sonidos sintéticos y las bases preprogramadas.

Formado por el cineasta y compositor Carlos Salado y el vocalista Antonio Clavería, Uña y Carne se da a conocer con un primer trabajo cuyas influencias e intenciones no dejan lugar a dudas. A lo largo de siete rumbas flamencas, Lo que el tiempo no sabe borrar propone un viaje en el que lo festivo convive con lo reflexivo y lo emotivo. La guitarra española recupera así un protagonismo largamente postergado en nuestro panorama musical, dibujando un sonido mestizo capaz de fundir lo urbano con lo tradicional, combinando con sensibilidad melodías pegadizas y recursos propios de las baladas.

Lo que el tiempo no sabe borrar es un proyecto transmedia que no se limita a contar su historia a través de la música. Así, cada uno de los temas musicales que componen el álbum cuenta con un pequeño 'capítulo' audiovisual que la introduce y ayuda a narrar una única historia que se va desarrollando rumba a rumba: la de un hombre cuyo paso por la delincuencia, la droga y la cárcel marcan para siempre tanto su vida como sus relaciones con los demás y las posibilidades de reinsertarse en la sociedad.

Lo que el tiempo no sabe borrar ya está disponible en Spotify, Apple Music, Amazon Music, Deezer o Tidal. Los siete temas encargados de trasladar este periplo vital son Pasa el canutito, Yo me drogo, Dejo la Tierra, Ceniza muerta, Ya lo decía mi pare, Somos los Uña y Carne y Vamos a tocar. Según los componentes de Uña y Carne, “combinar rumba y ficción da la oportunidad de profundizar en temas, emociones y sentimientos que, de otro modo, quizá no serían más que meros apuntes. Nuestro arte se nutre de la sociedad en la que vivimos. De realidades, muchas veces incómodas, que detectamos a nuestro alrededor y necesitamos compartir”.

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