El público rompió a aplaudir con entusiasmo, premiando con sus aplausos el extraordinario talento, la especial sensibilidad y esas dotes de interpretación tan excepcionales de ese prodigio de la canción. Y no lo hacían por su corta edad sino por la belleza de su canto y su manera de hacer suyo el escenario. Se preguntará a quien me refiero. Su nombre es María de los Milagros Gorgé Borrás. Con tan sólo siete años debutó en el Teatro Principal de Alicante. Fue el 17 de mayo de 1885, cantando la romanza El anillo de hierro.
Milagros nació en Alicante el 17 de abril de 1878 en una familia de músicos. Su padre fue el afamado Ramón Gorgé Soler, maestro de Capilla de la iglesia de San Nicolás y director de la Orquesta del Teatro Principal en muchas tardes de zarzuela. También fueron músicos su abuelo y sus tíos Pablo, José y Paco.
Desde su primer éxito fue invitada a participar en multitud de actos y representaciones musicales. Como e del 27 de julio de 1888 en el que participó en un homenaje a su tío Pablo cantando el chotis de La Gran Vía.
A principios de febrero de 1890 actuó en el Teatro Principal en la interpretación de la difícil opereta Campanone, de Mazza. La crítica, impresionada, la comparó con "un ángel que había descendido de la celeste mansión, para hacernos experimentar una felicidad desconocida", según se expresó en El Constitucional Dinástico, cantando "con gran limpieza, increíble a su edad, la bellísima fermata con sus notas picadas y sus trinos y cadencias" (La Tarde, 3-2-1890), "atacando con una valentía sin límites la nota final" (La Unión Democrática).
Con estas actuaciones iba sentando las bases de la gran artista que fue, con fama internacional, actuando en los principales escenarios de España y del resto de Europa. Tal fue su fama que fue requerida para escucharla en el Palacio Real de Madrid y ante algunos de los principales monarcas europeos de entonces. Ya verá, ahora se lo cuento.
Siendo niña, su padre fue contratado por el Ayuntamiento de Elda como director de la banda de música. A esa población se fue toda su familia para convertirla en su residencia para siempre.
Milagros debutó en Madrid el 24 de enero de 1891 en el Teatro Zarzuela para participar en la representación de la opereta Campanone a la que su padre, Ramón Gorgé, había sido contratado para dirigir su orquesta. Otra vez su genial interpretación del rondó cautivó a la selecta concurrencia madrileña y a la crítica especializada. El público quedó impresionado por su voz y por su sensibilidad interpretativa. La aplaudió a rabiar y más aún lo hicieron cuando padre e hija salieron al escenario y se fundieron en un abrazo. Fue un momento único que sólo pasa en las grandes galas, en los actos más emotivos, esos que se dan una vez y perduran en el tiempo como un recuerdo inolvidable.
Al día siguiente la prensa madrileña publicó este memorable éxito. A Milagrito la llamaron "la pequeña Patti", comparándola con la famosa soprano italiana Adelina Patti, nada menos. El Globo dijo de Milagros que "se trata de una criatura delicada y tierna, que tiene voz purísima, de rico timbre, de buen volumen, afinada, justa y de tan extraordinaria agilidad de garganta que hoy no había dificultades de ejecución que no pueda vencer sin esfuerzo visible", añadiendo que "el público, más que admirado, conmovido, la aclamó frenéticamente".
Su fama llegó a oídos de la Familia Real por lo que la Reina Regente María Cristina la invitó a Palacio donde interpretó varias piezas. Fue el 1 de febrero de ese año. A la Reina le encantó y dispuso que se le concediera una beca de tres años para estudiar canto en sus interpretaciones operísticas.
Aunque se matriculó en el Conservatorio de Madrid no pudo asistir con regularidad a las clases por sus muchos compromisos musicales, por lo que las sustituyeron por clases particulares con el barítono Napoleón Verger.
Regresó a Alicante el 2 de septiembre de 1892 para cantar la ópera La sonámbula de Vincenzo Bellini, poniendo al público en pie al escucharla, aplaudiendo con entusiasmo entre gritos de bravo. "Su voz había ganado volumen y sus registros habían adquirido una mayor amplitud", en palabras del escritor Gerardo Muñoz.
Su éxito le acompañaba allí donde actuaba por España. A partir de 1895 empezó su gira por Europa iniciándola en París para continuarla por Londres, Berlín, Marsella, Budapest, Moscú, San Petersburgo, Lisboa, … Actuó ante el Zar de Rusia, así como ante el Rey de Portugal. Entusiasmando a todos aquellos que la escucharon, recibió una lluvia de flores, aplausos y entusiastas manifestaciones.
Pero pasó un hecho muy importante para ella que hizo cancelar sus compromisos musicales y volver con urgencia a Elda. Su madre había contraído una importante enfermedad por lo que Milagros y su padre querían estar junto a ella. El impacto de su fallecimiento fue muy grande, tanto que Milagros anuló todos sus compromisos operísticos y decidió no volver a los escenarios. Tenía 22 años. Era una decisión drástica, cansada también de tanto ajetreo, viajes, de estar lejos de casa y de los suyos. Por aquél entonces casó con Vicente Coronel Rico. Tuvieron dos hijos, Ramón y Milagros.
Sin embargo, sí volvió a los escenarios pero en el entorno local. Su padre le organizó conciertos hasta que falleció en 1925. Después de varios años sin actuaciones, Milagros Gorgé cantó en un concierto navideño en 1932 celebrado en Elda. Un año después fundó con su hijo Ramón la Compañía Gorgé de Zarzuela, Con ella cantó de nuevo la romanza El anillo de hierro el 16 de mayo de 1936 durante el homenaje que le organizó el Orfeón de Elda. Esta Compañía funcionó hasta que se inició la guerra civil española. Cuántos proyectos de vida cotidiana concluyeron con esta contienda…
Enviudó a principios de los años 50. Milagros falleció a los 81 años. Elda la recuerda con una calle a la Cantante Milagros Gorgé Borrás. Si quiere saber más de ella, hace unos años Jose Luís López Bazán le escribió una biografía con el título ¡La pequeña Patti!, Milagrito Gorgé, editada por la Caja de Crédito de Petrer en el año 2000.
Con el eco de su canto se apaga una cantante alicantina de éxito y fama internacional que dejó los escenarios muy temprano por razones personales cuando tan sólo tenía 22 años, para dedicar mucho más tiempo a los suyos. Loable elección en la cúspide del éxito. En su misma tesitura, muy pocos pueden afirmar lo mismo.
Pascual Rosser Limiñana