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presenta exposición en santamaca

El exorcismo de Susana Guerrero y sus esculturas orgánicas

13/02/2018 - 

ALICANTE. “Mis intestinos van a crecer un poco más”, empieza contando Susana Guerrero. La artista ha invadido SantaMaca con sus obras en Impulsos y retornos, donde mezcla literalmente lo visceral para crear sus esculturas orgánicas. Y en el caso de la pieza La desollada, el cableado que ha tejido para representar unos intestinos necesitarán de una mayor extensión para lograr el aspecto que desea. “En esta es como si uno se arrancara la piel de los pies a la cabeza, sacando intestinos y vísceras fuera de su cuerpo”, detalla.

Guerrero habla con su habitual tono de voz pausado para explicar su método de trabajo. En este caso, cómo tenía que coser los duros cables que le dio un gran amigo con grandes agujas de molde que acababan doblándose ante la firmeza del material que ella quería. “Tejí un saco entero”, recuerda, “y por la noche te despiertas del dolor en las manos”.

Aquel proceso, que califica como un duelo, le sirvió para esa primera pieza que le compró la galería Charpa de Valencia. Luego, cuando se la vio la galería Thomas Jaeckel de Nueva York, con la que también trabaja ahora, le pidieron que desarrollara más esa línea. Así que volvió a llamar a su amigo para que le consiguiera más de ese material de desecho. “Para mí es muy importante su genealogía”, señala, “puedo comprar un trocito pero no es lo mismo de dónde lo recojo”. “No es algo muy racional”, confiesa sonriendo.

“El proceso siempre queda intrínseco en la obra, como ritual, como exorcismo”, sostiene. Tanto, que añade que “intento trabajar con lo que no se ve”. Así, le gusta tener en cuenta “la carga poética que tienen los materiales”, aunque estos le acaben pinchando las manos. “No se trata del dolor por el dolor”, puntualiza, “es trabajarlos usando esos colores y formas”. Y, al final, “es unir cables y tejerlos”.

Ese sistema lo ha usado también en otras piezas que componen esta muestra basada en sus últimas creaciones como son El mal en ti y el mal en mí o Tú y yo. Frente al rojo vivo de los intestinos, estas son negras, “como un falo con la mandíbula de un caimán” y la otra “como unas trompas que al final llevan mirra, como esencia regeneradora”. Piezas con las que vuelve a representar la sexualidad de manera natural, “porque lo sexual está en mí”.

Y tan natural como el sexo en su obra es el uso de mitologías y leyendas. “Cuando fui a Grecia, me abrió al mundo de los mitos y los tres años en México me revolvieron y patearon por ese mundo”, comenta. Mucho más cerca encontró también historias con las que basarse para crear, leyendas y supersticiones a partir de las que ha creado piezas como La mare dels peixos. Y un aspecto que le fascina es descubrir que algunas tradiciones pueden compartirse incluso a través de los océanos. Si en México hizo “toda una cama de chumberas colgadas”, a su vuelta descubrió que en la pequeña localidad de La Romana, también las colgaban, en este caso de las ventanas, como una tradición contra los celos. “Es usar estas pequeñas o grandes historias unidas a lo cotidiano que te rodea”, concluye.

Impulsos y retornos abunda en su idea del trabajo con lo fisiológico, “un circuito cerrado con dos riñones y un corazón”, en el que ha tejido cables azules y en la que repite también la la mandíbula de caimán cerámica. “Siempre me ha gustado trabajar con la anatomía, los libros antiguos son bellísimos”, dice. En esta pieza refleja los caminos de la sangre para conseguir la pureza, un ideal que recrea plásticamente y que le sirven como particulares “exorcismos”.

La vida y la muerte, dos conceptos que en nuestra cultura son antagónicos, en México conviven. Y allí asimiló esa idea. De tal manera que la belleza de sus piezas puede estar hablando perfectamente de la muerte y reflejar un intenso deseo de vida. Ese país “cambió mi idea de la muerte, allí siempre están hablando de ella. Es muy normal tenerla en la boca”.

El triunfo de la muerte no es el de la decrepitud, ni el fin. “Mis decapitadas están vivas”, pone de ejemplo. “Cuando me corto la cabeza y la llevo en las manos, estoy viva; como lo está la desollada”, razona.

Ese impulso se refleja también en su actividad. Si el año pasado estuvo ya moviendo sus obras en Norteamérica, este sigue con ganas de ello, “de seguir tejiendo”. Se mantiene en la Jaeckel de Nueva York, donde participa como una de las artistas que ha formado parte del catálogo de sus diez años, y uno de sus próximos pasos la llevará a Logroño, donde han impulsado el Museo de Arte Contemporáneo del Camino. Allí la han invitado a participar junto a otros tres escultores a preparar un proyecto, del que acaba de entregar sus maquetas, para construirlas en gran formato. Y, en principio, la idea es que vaya recorriendo el Camino de Santiago, un proyecto “bellísimo y potente”. Tanto como el día dedicado a la "celebración de la escultura contemporánea", como explica la responsable de SantaMaca Gertrud Gómez, un evento promovido por la asociación europea sculpture-network.org en el que este espacio alicantino fue uno de los seleccionados para participar.

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