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El desierto de Arabia Saudí espera al Dakar tras arrebatárselo a Sudamérica

31/12/2019 - 

MADRID. Por primera vez desde 2009, el Dakar no se correrá en Sudamérica y abrirá una nueva era en Arabia Saudita, que con sus petrodólares le arrebató la carrera gracias a una oferta casi imposible de igualar por una América del Sur llena de incertidumbres y convulsionada por una ola de protestas sociales.

A pesar de las críticas por ir a un país con acusaciones de falta de derechos humanos, el acuerdo entre Arabia Saudita y la Amaury Sport Organisation (ASO), empresa francesa organizadora de la carrera, se concretó rápidamente porque cada parte encontró en la otra lo que estaba buscando.

Por un lado Arabia atraerá la atención internacional con la mayor competición de motor después de la Fórmula 1, y por otro la ASO se garantiza el futuro de la carrera por los próximos cinco años que ha firmado estar en ese país.

En su voracidad por acoger grandes acontecimientos deportivos que mejoren su imagen exterior, el país árabe sedujo al rally cuando a sus organizadores se les hacía más complicado seguir en Sudamérica.

75 millones de dólares por cinco años

El régimen saudí que maneja el príncipe heredero Mohamed bin Salmán aseguró 75 millones de dólares durante cinco años, a razón de 15 millones de dólares por cada año que el Dakar esté en Arabia, según las cifras que han trascendido.

A pesar de que a inicios de año tanteó la posibilidad de continuar en Sudamérica, la oferta saudí fue para la ASO casi imposible de dejar escapar, pues no solo colmaba sus expectativas económicas sino que ofrecía una estabilidad casi inédita.

En Sudamérica, cada vez que acababa un Dakar, los organizadores debían tocar a la puerta de los países de la región para saber quién estaba dispuesto a pujar por recibir la carrera al año siguiente y diseñar una ruta en función de los territorios disponibles.

En 2018 Perú puso unos 6 millones de dólares por tener la salida del raid y Bolivia y Argentina pagaron otros 4 millones de dólares aproximadamente cada uno por ser parte de la ruta.

Para el 2019 ni Argentina ni Chile ni Bolivia decidieron invertir más en el Dakar y este se quedó circunscrito a Perú, que volvió a pagar unos 6 millones de dólares por 10 etapas, en lo que fue el Dakar más corto y el primero en celebrarse en un único país.

Mudanza justo antes de las protestas

La decisión de mudarse de continente fue tomada pocos meses antes de que estallase una gran ola de protestas en Sudamérica, especialmente en países por donde antes pasaba el Dakar como Bolivia y Chile.

En Chile, donde se especulaba que volvería a acoger el Dakar en 2020 tras haberlo hecho antes de 2009 a 2015, se vive desde mediados de octubre la crisis social más grande desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) con 29 muertos y miles de heridos.

Eso obligó a cancelar la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), la cumbre mundial del clima (COP25) y la primera final a partido único de la Copa Libertadores.

Sin casi opciones estables

Bolivia, que recibió el Dakar entre 2014 y 2018, atraviesa una tensión social e incertidumbre permanentes desde la polémica dimisión del expresidente Evo Morales (2006-2019) ante sospechas de fraude electoral y la asunción como presidenta interina de la conservadora Jeanine Áñez, quien aún no convoca nuevos comicios.

Argentina, la casa del Dakar durante diez (2009-2018) de los once años que estuvo en Sudamérica, se paralizó con las elecciones presidenciales que dieron la victoria al candidato kirchnerista Alberto Fernández.

En los últimos años se habló de la posibilidad de que el Dakar llegase hasta Ecuador e incluso a Colombia, pero también ambos países se vieron inmersos en intensas protestas que llevaron a sus respectivos gobiernos a decretar toques de queda.

Un cambio con bendición de pilotos

A pesar del polémico destino, la mayoría de pilotos está de acuerdo con cambiar de aires e ir a una tierra desconocida para ellos. El último Dakar transcurrido íntegramente en Perú, donde los pilotos tuvieron que pasar varias por los mismos puntos dando vueltas por el desierto, acabó por cansar a más de uno.

"El Dakar necesitaba un cambio, porque el ciclo de Sudamérica se estaba acabando y había que buscar nuevas fórmulas", comentó la motociclista española Laia Sanz al conocerse el nuevo escenario.

"Queríamos este cambio. Los pilotos queríamos un Dakar virgen para todos en el sentido de que nadie hubiera pasado y que la organización pusiera algo distinto", dijo recientemente en una entrevista a Efe Gerard Farrés, piloto de UTV (buggy ligero).

En Arabia les esperan casi 8.000 kilómetros de recorrido, de ellos más de 5.000 cronometrados, con salida en Yeda y llegada en Qiddiya, cerca de Riad. La primera semana será más de pista de piedra y la segunda tendrá etapas con dunas de principio a fin, al más puro estilo Dakar. 

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