ALICANTE. El descenso del Elche a Segunda División, consumado esta jornada tras la derrota en Almería, es el primer revés que sufre el propietario de la entidad, el empresario argentino Christian Bragarnik, desde su llegada en diciembre de 2019.
Desde que el empresario argentino tomó el control del club el Elche había vivido una etapa dorada con un ascenso a Primera División y dos permanencias en la máxima categoría, por lo que la pérdida de categoría para la próxima campaña supone un gran golpe deportivo y económico para su gestión.
Bragarnik desembarcó en el Elche en el curso 2019/20, pero se mantuvo en un segundo plano y alejado del día a día y de la gestión en una temporada, interrumpida por la pandemia, que acabó con el inesperado ascenso en Girona.
Tras el salto a Primera, el argentino ya tomó el control de todas las parcelas de la entidad. En la gestión administrativa y burocrática apostó por personas de su máxima confianza y en materia deportiva comenzó a tomar decisiones, como la salida de José Rojo ‘Pacheta’, entrenador que había llevado al equipo de Segunda B a Primera, por Jorge Almirón.
La plantilla del Elche comenzó a poblarse de jugadores argentinos y sudamericanos que llegaban con el aval del dueño y el equipo, tras un cambio de rumbo iniciada la segunda vuelta, logró llegar con vida al final y salvarse con una carambola en la última jornada.
El empresario, ya al frente de todas las áreas del club, también salió airoso de su segunda temporada en Primera a pesar de apostar por jugadores como Javier Pastore o Darío Benedetto, quienes pasaron con más pena que gloria por el club.
El equipo, tras un nuevo cambio en el banquillo, reaccionó a un mal inicio y logró la permanencia de forma plácida.
Paralelamente al éxito deportivo, el argentino comenzó a trazar las líneas maestras del futuro con proyectos ambiciosos económicos y sociales, como la compra de unos terrenos para la construcción de una Ciudad Deportiva o la remodelación y mejora del estadio Martínez Valero.
Sin embargo, cuando el equipo parecía consolidado en Primera llegó el batacazo deportivo y las primeras críticas a su gestión por parte de los aficionados.
Las tribunas del Martínez Valero han escuchado esta temporada gritos de “Bragarnik vete ya” en más de una ocasión.
Además, también se le ha censurado, paralelamente, cierta frialdad institucional en los actos del centenario del club y un alejamiento cada vez mayor del club, que no del equipo, con su masa social.
El empresario, poco dado a aparecer ante los medios, ya pidió a través de las redes sociales disculpas en enero por la gestión deportiva de esta temporada y asumió errores.
También una vez consumado el descenso, el club ha pedido perdón a los aficionados y ha mostrado su firme propósito de mantener los proyectos iniciados y de retornar lo antes posible a Primera de la mano del técnico Sebastián Beccacece, su nueva apuesta para el banquillo.
