ELCHE. "Insistir" es el verbo más empleado por Pacheta en las últimas semanas y que el entorno también ha hecho suyo. He de reconocer que después de varios meses, los discursos del técnico burgalés empiezan a ser monótonos en cuanto a contenido, pero no dejan de transmitir convencimiento. En mi corta carrera profesional, pero en la que ya he conocido a varios inquilinos del banquillo franjiverde, nunca había percibido tanto apoyo de la afición a un técnico que, de momento, no está obteniendo resultados positivos durante esta temporada. Aunque es obvio que tras el brillante ascenso y las limitaciones con las que el Elche compite en su regreso a Segunda, tiene crédito de sobra.
Igual peco de optimista, pero hablo con sinceridad: con más acierto, habría quien catalogaría al equipo ilicitano como candidato a subir a Primera. O, al menos, como revelación que puede aspirar a tan difícil empresa. Esta afición, que pasa del extremo positivo al negativo en una semana, ha mamado mucha Segunda, categoría tan igualada en la que es muy difícil jugar, dominar y crear tantas ocasiones como los muchachos de Pacheta. A lo anterior hay que unirle el alto grado de compromiso y unión. A veces, hay que ir más allá de los resultados. Si la pelotita hubiera entrado más veces, mi mensaje tendría más adeptos. Yo inauguro el carro con este escrito ¿Cómo no darle un voto de confianza a un equipo empató un partido que perdía por 2-0, en inferioridad numérica en el minuto 80? No digo para ascender, pero sí para creer que alcanzará la permanencia.
Y de las sensaciones a la realidad de los números: antepenúltimo, sin victorias y segundo equipo menos realizador tras siete jornadas de Liga. Es cierto que los cinco puntos de 21 posibles ni mucho menos reflejan los sobrados méritos del Elche sobre el tapete, pero el fútbol va de marcar goles. Hay quien compara este equipo con el dirigido por Luis García Plaza en la campaña 2006/07, que practicaba un buen fútbol pero cosechaba pobres resultados, un Elche que a estas alturas tenía los mismos puntos, ya había ganado un partido y que se salvó con un cambio de técnico.
A excepción la horrible primera mitad ante el Reus, el Elche ha igualado o superado a sus rivales en juego. En los últimos partidos, prácticamente no ha podido hacer más para ganar. Sólo le ha faltado afinar su puntería. Hay quien habla de falta de calidad, pero no lo comparto porque de ser así, no crearía tantas ocasiones.
Con ese panorama, puede haber dos caminos: o seguir "con la flecha hacia arriba", mejorar en la pegada y escalar en la tabla a base de victorias, o bajar el nivel, caer en el desánimo y encadenar derrotas que hundan. Sea cual sea, quedará mucha Liga para seguir la senda positiva o abandonar la negativa. Nadie sube o baja en octubre, aunque siempre se le ha considerado un mes clave para definir los objetivos de cada escuadra.
Precisamente octubre entra con varias pruebas de fuego para el Elche. Tras el Lugo, dos recién descendidos como Deportivo y Málaga; a continuación el Córdoba en Copa y luego un gallito como el Real Zaragoza. Le tengo muchísimo respeto a estos compromisos ligueros. Y gran temor a afrontarlos con el casillero de triunfos en blanco. Por eso #GanarAlLugo tiene una importancia vital. Recalco que pase lo que pase, nadie desciende cuando ni siquiera ha terminado la primera vuelta, pero alargar la ausencia de triunfos sí podría obligar a una machada muy complicada.
Dicho todo eso, al equipo ilicitano sólo le queda insistir, insistir e insistir para recoger premio. Mantenerse fiel a su idea de juego, que está funcionando, mejorar su acierto de cara a gol y también, todo hay que decirlo, que le cambie la fortuna con los arbitrajes, que están siendo determinantes. Así convertirá los mensajes catastrofistas en optimistas. Veo mucha Segunda y me cuesta pensar que no habrá cuatro equipos con menos puntos que el Elche al término de la temporada. El paso de la Liga dictará sentencia.
Por último, quiero romper una lanza en favor de Sory Kaba. Pienso que ha recibido demasiadas críticas injustas. Un "paquete" no marca cuatro goles en seis partidos en Segunda ni se fabrica tantas ocasiones como hace él. Está superando las expectativas de muchos, yo incluido ¿Falla? Sí, pero porque las tiene, bastantes más que Nino y Benja. Tiene 23 años y mucho margen de mejora. Si pule ciertos aspectos, sobre todo la definición, acabará jugando en Primera. Y el tiempo dirá si Jorge Cordero y Pacheta se equivocaron al no reforzar la delantera.