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tribuna libre / OPINIÓN

El BCE llega tarde, y nosotros también

7/08/2022 - 

Llevamos una larga temporada de noticias en el ámbito económico muy confusas, que no han trasladado al empresariado y al consumidor un relato claro de cuál es la situación a la que nos enfrentamos, y si algo es importante en economía es tener una buena información para poder tomar las mejores decisiones.

Por un lado, hemos vivido un verano de gran movimiento en el sector turístico, que contrastan con los análisis económicos, ya que muchos son bastantes pesimistas y otros muy confusos. Eso genera muchas preguntas del tipo ¿estamos bien y saliendo de la crisis del Covid, o por el contrario estamos empezando una recesión? ¿Los datos de paro nacionales tan negativos por primera vez en décadas es algo coyuntural o es un primer síntoma de una enfermedad grave que asoma? Recordemos que el Ministerio de Economía lleva tiempo diciendo que la inflación era puntual y que la situación estaba bajo control salvo algún escollo. ¿Es cierto o no? ¿Dónde estamos?

Tenemos precisamente en estos días de agosto los datos del primer semestre y podemos tener mucha información en este momento, y el análisis de los datos nos dice que la inflación ya no es coyuntural, en Julio ha sido de 10,8 %, la más alta desde 1984. Es cierto que la guerra no ayuda, pero ya pintaba mal antes de febrero y hay que insistir en que la mitad de la inflación es prácticamente estructural, es decir que va a tener enormes resistencias a bajar y en España la inflación es mucho mayor que en la mayoría de países del entorno, y cuando ellos la bajen nos creará un problema de competitividad. Es cierto también que la expectativa de precios es de moderación, pero no por el buen hacer del BCE sino por una mala noticia, que es la ralentización de la economía, agudizada por la entrada en recesión de EEUU que acabamos de conocer y posiblemente Alemania e Inglaterra, y complicado en el caso español por una la gestión del gobierno, como se apunta el OEXA del 2º trimestre. Además, los PMI están cayendo a mínimos, mientras la Deuda sigue desbocada y lo más preocupante es que no se emplea en afianzar un crecimiento sólido ni en un cambio de modelo allí donde hace falta, sino aumentando el déficit estructural.

Como país seguimos teniendo graves problemas sin un plan estratégico nacional de referencia creíble y claro, que explique por ejemplo cómo modernizamos realmente muchos sectores, ni sabemos qué está ocurriendo con los fondos europeos, o qué va a pasar con las empresas zombies que sigan ahí tras la moratoria concursal o que no puedan devolver los créditos ICO, y especialmente hay que insistir en que ya no hay colchón financiero en muchas empresas y autónomos que han exprimido sus recursos en estos años tan duros de la pandemia en un entorno de subida de tipos de interés.

Y recordemos que todo esto está ocurriendo dentro del mayor programa de estímulo monetario de nuestra historia reciente, por cierto con los datos económicos y especialmente de empleo más “tuneados” que nunca.

Y quien ha ayudado a montar este escenario ha sido el BCE, que ha mantenido unos programas de compra de deuda masivos que sin duda fueron necesarios en su momento, pero la actuación debería haber sido puntual, y con un seguimiento muy preciso de cada país. Ahora llega tarde haga lo que haga, porque no ha querido tomar la decisión de subida de tipos cuando tocaba, porque aceleraría la recesión que tenemos a la vuelta de la esquina, pero si no la afronta seriamente, la inflación se puede convertir en un problema descontrolado. La decisión indudablemente es difícil, pero el mandato fundamental es el control de la inflación y realmente se han dedicado a asegurar financiación a los gobiernos.

Ahora el BCE va con retraso, y con el agravante de que EEUU ya ha tomado la delantera debilitando el euro y complicando todas las importaciones especialmente la energía. Y para terminar de completar el cuadro, si finalmente se ponen en marcha los mecanismos de antifragmentación y los programas TPI para evitar que las primas de riesgo periféricas se ajusten a la realidad, se provocará un control del déficit muy duro enfrentando cada país a su posición real en el mercado. Realmente, quien gobierne en 2024 tendrá un serio problema.

En definitiva, tal y como indica la inversión de la curva de tipos, tenemos una recesión casi segura que hay que enfrentar con los instrumentos disponibles, y si no se reduce la inflación podremos convertir una estanflación en una slumpflation, que sería mucho peor. Hay que aplicar el tratamiento al enfermo, pero no es agradable y ningún gobierno quiere hacerlo. Esperemos que nuestros gestores económicos hagan su trabajo y no lleguen tarde una vez más porque desgraciadamente ni los políticos quieren explicar la realidad, y quizás nosotros no queramos escucharla. 

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