BENIDORM (EFE). El Balonmano Benidorm cerró este sábado con la derrota ante el Cuenca su participación en la Liga Asobal en una temporada con un sabor agridulce, ya que dio un salto de calidad al competir en Europa, pero no pudo disfrutar de la experiencia por culpa de la pandemia.
El equipo de Fernando Latorre volvió a repetir presencia en la fase final de la Copa del Rey, disputó la Supercopa de España y consiguió la permanencia en la categoría de forma plácida, pero todo siempre bajo la amenaza de la pandemia, que cortó el hilo competitivo del equipo en varias ocasiones.
El club benidormense, tras el éxito de la anterior campaña, configuró su mejor plantilla en las siete temporadas para afrontar todos los retos que se le venían encima.
Compitió por primera vez en la Supercopa, por su condición de subcampeón de Copa, ante el Barcelona, pero pronto comenzó a sufrir estragos en la Liga, que le dejaron prácticamente un mes sin competir por varios positivos encadenados en los rivales.
El peor momento llegó en septiembre, cuando el equipo sufrió en su plantilla varios falsos positivos que le impidieron jugar un partido.
A pesar de que las nuevas pruebas confirmaron que había sido un error, al equipo, que tuvo que guardar cuarentena, se le impidió viajar desde Sanidad Pública a Austria, donde debía disputar el encuentro de vuelta de la EHF European League ante el Fivers Viena, al que había vencido por tres tantos en la ida.
La no presencia del Benidorm en la pista supuso su eliminación en los despachos y el final del sueño europeo, a pesar de que el club sigue peleando en los despachos y ante la justicia deportiva para que se le compense, ya que a otros equipos, en similares situaciones, sí se les permitió aplazar su partido.
La eliminación y los permanentes parones de la competición. En las siete primeras jornadas, el Benidorm llegó a tener cuatro partidos aplazados, lo que descentró al equipo y le obligó a realizar un esfuerzo extra, ya en noviembre y diciembre, disputando dos partidos por semana para ponerse al día antes del cierre de la primera vuelta.
El equipo de Latorre, pese a todo, respondió y alcanzó su mejor nivel en esta fase de la competición, en la que logró victorias concluyentes, sobre todo como local, metió tierra de por medio con la zona de peligro y se ilusionó, incluso, con pelear de nuevo por una plaza europea.
El extremo Mario López, el fichaje estrella, el brasileño Leo Tercariol, o Josep Folqués y el argentino James Lewis dieron un paso adelante y el Benidorm alcanzó velocidad de crucero antes de Navidad.
Tras el parón, el Benidorm volvió a mostrar su pose más irregular, en la que alternó grandes victorias con partidos en los que apenas compitió. Su participación en la Copa, en esta ocasión, fue discreta y el equipo se desplomó en La Liga.
Ya sin opciones de lo que pelear, el equipo sufrió una mala racha de ocho partidos sin ganar, lo que le llevó a la zona media baja.
El club, con la mente ya en la próxima temporada, apeló a la profesionalidad de sus jugadores para acabar la temporada de forma digna. El equipo, a pesar de los numerosos lesionados, levantó el vuelo con tres victorias seguidas, pero no pudo poner el broche al curso y al ciclo con un último triunfo.
El conjunto benidormense sufrirá una profunda remodelación para el próximo ejercicio, el octavo en la élite, ya que hasta diez jugadores abandonarán la entidad para dejar paso a un nuevo grupo de jugadores que intentará acercar al equipo, de nuevo, a Europa.