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teatro y memoria

'El artefacto' se atreve a explicar nuestra historia con una granada en la mano

El guionista y dramaturgo Sergio Serrano estrena 'El artefacto' en el Teatro de Sergorbe este 20 de mayo 

20/05/2022 - 

CASTELLÓ. Una granada, y mucha memoria, es todo lo que el dramaturgo afincado en Segorbe, Sergio Serrano, ha necesitado para construir su última obra de teatro. Durante el tiempo que dura El artefacto, sus protagonistas irán pasándose, de mano en mano, este objeto que tantas guerras ha batallado. Sin embargo, en el escenario no se cuenta una historia bélica. En realidad, la granada sirve como excusa para repasar nuestra historia reciente. Un viaje que recorre la guerra, la posguerra, la transición y en cierta medida también explica nuestro hoy. Un periodo en el que hay sangre, pero también olvido y esperanza.

"Las historias posibles de la granada son tantas como los episodios de nuestra historia reciente. Y en sus contradicciones, el arma transciende y habla de nosotros mismos", añade el castellonense, que estrenará El artefacto, coproducida por La Zafirina y El Gatopardo, este viernes 20 de mayo en el Teatro de Segorbe. Tras ello, la obra será llevada al Teatro Rialto de València, donde se instalará del 2 al 5 de junio. 

Fue en 2020 cuando Sergio Serrano empezó a desarrollar el texto dentro del laboratorio de dramaturgia En blanco, de la Sala Cuarta Pared de Madrid, no obstante la idea empezó a germinar tras un encuentro del guionista con su abuelo cuando este tenía 92 años. "Me interesa explorar el territorio de la memoria y mi abuelo fue testigo de la Guerra Civil, de hecho vivió como refugiado en un centro de concentración en Francia. Así que hablando un día me contó que nunca había lanzado una granada, pero sí la había tenido entre sus manos. Esto me llamó mucho la atención. Ahora vemos muchas armas en los museos, pero ¿cómo han llegado hasta ahí? Con el tiempo han ido sirviendo para diferentes cosas. Seguramente si mi abuelo hubiera tenido entre sus manos una granada con 90 años no habría sentido lo mismo que cuando tenía 20", explica Serrano, que añade: "Por muy terrible que sea este objeto, no lo es tanto por sí mismo, sino por las manos que lo sujetan y los ojos que lo miran".

El artefacto busca ahondar en la memoria, pero también fija su mirada en el momento actual e incluso en el futuro. Muestra cómo todas estas guerras han influido en quienes somos ahora y en quienes seremos en adelante. "Conocer qué les pasó a nuestros abuelos y abuelas nos hace entender el presente y nos hace entendernos a nosotros mismos”, manifiesta el dramaturgo.

Una obra que juega -y reflexiona- con el espectador

Con todo, cuando decimos que solo ha hecho falta una granada y mucha memoria para montar la nueva producción de Sergio Serrano es porque, en realidad, pocos elementos más entran en juego sobre el escenario. Arianne Algarra y Jorge Valle se convertirán en narradores omniscientes de una historia que ellos mismos interpretarán, poniéndose en la piel, eso sí, de más de una docena de personajes. 

Sobre el escenario, la iluminación y lo que ambos cuenten servirá para generar espacios y mundos que en realidad nadie estará viendo, pero sí imaginando. "Es una obra un poco arriesgada, porque en realidad todo lo que no ves sobre el escenario es lo que realmente importa. Esto lo que nos permite es generar un juego con el público. Queremos que sean capaces de ver lo que no hay. Es un juego de imaginación", añade el dramaturgo. 

El valenciano Jaume Policarpo ha sido el encargo de dar forma a ese "no lugar" donde el espectador, con la ayuda de los protagonistas, deberá entrar. Un ejercicio que seguramente no será tan difícil de realizar al tratarse de escenas basadas en nuestra historia más reciente. Pero eso sí, el resultado es una incógnita para las mismas compañías que no han hecho ninguna prueba ante público. 

"Empezamos a ensayar hace un mes y medio en el teatro de Sergorbe, porque el Ayuntamiento nos cedió este espacio y aquí estrenamos. Sí que es cierto que hicimos un ensayo abierto para la escuela de teatro local y fue muy enriquecedor", apunta Serrano, quien con todo agradece que se le cediera un lugar donde poder dar forma a la obra. "Es algo que no es habitual, y debería serlo más. Muchos pueblos tienen un teatro con poca actividad que bien podrían ofrecer a sus creadores". 

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