ALICANTE. Distó de ser su mejor versión, pero fue una que le sirvió para ganar un partido que no podía perder. El Hércules regresó este domingo a la senda del triunfo tras tres jornadas sin conocer la victoria. Lo hizo en un momento en el que sus rivales directos le exigían el triunfo y con un sistema y once muy reconocibles, que transportaba al arranque de curso, ese momento en el que los blanquiazules se mostraban intratables.
Rubén Torrecilla apostó ante el Manresa por aparcar la defensa poblada del Nou Morvedre. Aprovechó la disponibilidad de Alfonso Candelas para reintegrarlo al lateral izquierdo de un once articulado sobre el papel alrededor del 1-4-3-3, en cuya sala de máquinas se situaban Mangada, Colomina y Artiles, los mediocentros que mejor rendimiento habían ofrecido hasta la fecha sin y, especialmente, con balón. A los anteriores se sumaba De la Nava, quien era el elegido para ocupar el flanco derecho del ataque ("de segundo punta falso por la derecha", en palabras del técnico) al no poder contar con 'Alvarito' de inicio (un esguince en Sagunto le había obligado a trabajar a menor ritmo durante la semana). En fase ofensiva (en una suerte de 1-4-3-3 asimétrico), al salmantino lo rebasaba por la derecha 'Samu' Vázquez, quien se puede decir que arrancó el choque de carrilero y lo terminó como 'MVP' (y no solo por su gol, que se lo digan a Omar Ouhdadi). Por su parte, Mendes era la referencia ofensiva y Ketu se situaba a su izquierda, a pierna cambiada.
De acumular defensas y dedicarse a pegar pelotazos (cada vez más atrás), de sacrificar su identidad, renunciando al equipo que era (es) para caer con estrépito sobre la peculiar superficie del Nou Morvedre, a apostar por proponer, tener el balón y ganar (generando ocasiones para un resultado más amplio) un encuentro un mes después y sin encajar gol.