El árbol de la libertad. Ya de por sí suena bien, incluso es simpático. Parece apropiado para reivindicarlo en la actualidad. En breve le digo cuándo, por quien y con qué intención se plantó este árbol en Alicante. Buscaron un lugar apropiado donde echara raíces. Eligieron una plaza donde antes se ahorcaba a los forajidos. Una que tiene actualmente en una esquina la casa del ascensor, llamada así por ser la primera vivienda en Alicante que lo tuvo; en la otra, justo enfrente, hay un noble edificio que construyó Juan Vidal y que actualmente es una sede bancaria. Y, en medio de los dos, había un edificio antiguo (la Aduaneta) que se desmontó piedra a piedra, numerándolas, con la promesa de volver a reconstruirlo después de unas obras, pero que en realidad no regresó nunca y edificaron en su lugar un feo edifico de pisos con un bajo comercial de altos ventanales. ¿Se va situando?
Otro dato para completar el cuadro. Mire. Le desvelo el misterio. Fue Eleuterio Maisonnave quien plantó el árbol de la libertad en el Portal de Elche de Alicante. Ahora se lo cuento.
A partir de septiembre de 1868 se produjo un movimiento revolucionario en España. Un pronunciamiento militar trajo lo que se llamó el sexenio democrático, movimiento social que acabó con la Monarquía de Isabel II y que terminaría en 1874 con otro pronunciamiento, esta vez de Pavía, cuya consecuencia fue la Restauración borbónica. Ya ve que en el siglo XIX no se aburrían, fue un siglo convulso en el que hubo de todo y para todos los gustos. Lo peor fue esa inestabilidad política que debilita a un país hasta extenuarlo, para exponerlo y hacerlo vulnerable - sin proponérselo - ante sus peores enemigos. A veces estos son sus propios ciudadanos que se destruyen entre sí. La historia de España, la antigua, incluso la actual, está repleta de casos como este. Basta leer los periódicos o escuchar recientemente los telediarios.
El sexenio democrático trajo a Alicante la primera elección municipal por sufragio universal masculino (1869). Consecuencia de esas elecciones, el Ayuntamiento fue liderado por el joven Eleuterio Maisonnave, republicano moderado contrario a las políticas reaccionarias. Maisonnave fue un político de acción que prometía, tuvo varios cargos: regidor, diputado a Cortes, ministro y alcalde.
Maisonave, como alcalde de Alicante, plantó un árbol de la libertad en el Portal de Elche en conmemoración de la Constitución de 1812 y de los valores democráticos que se podían celebrar con ella. Con esta iniciativa Maisonnave quiso también borrar la memoria ciudadana de reconocer a esta plaza como la de las horcas porque era - hasta principios del siglo XIX - donde se ahorcaba a los delincuentes que eran condenados a esa pena.
En palabras del escritor Gregorio Muñoz, "Maisonnave hizo cosas buenas, especialmente para la ciudad y para los más pobres", añadiendo que "fue fundador de los periódicos más importantes de la época, El derecho y el deber (1869) y La República española (1870); y de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante; luchador por las libertades; masón; filántropo; y un hombre tremendamente comprometido con la ciudad. Maisonnave – sigue diciendo Muñoz - fue uno de los mejores políticos de la historia de Alicante". Admirado por propios y por extraños, por los suyos y por sus adversarios políticos, después de su temprano fallecimiento a los 49 años (1890), el ayuntamiento monárquico de Alicante decidió que una de sus principales calles tuviera su nombre. Así nació la Avenida Maisonnave, hoy muy concurrida, siendo el centro comercial de la ciudad.
No fueron imaginativos quienes copiaron la moda de otros lugares para plantar árboles con un contenido concreto. Los primeros árboles de la libertad se plantaron en diversas ciudades norteamericanas para conmemorar la victoria de su guerra de la independencia contra Gran Bretaña (1775-1781). Esta iniciativa la copiaron en Francia después de la Revolución Francesa (1789-1799). Y en España, se tomó esa idea como propia y se plantaron árboles de la libertad repartidos por la geografía española después de derrotar a los franceses en la guerra de la independencia española (1808-1814). Fíjese que en todos estos casos se reivindica la libertad después de un conflicto armado.
En España se plantaron olmos como árbol de la libertad por ser un árbol fuerte, de altas ramas y largas raíces para asentarse bien allí donde eran plantados.
Un árbol es un "símbolo hermoso y verdadero de libertad", escribió Víctor Hugo en su discurso durante la plantación de un árbol de la libertad en la place des Vosges en París el 2 de marzo de 1848. Siguió diciendo que "la libertad tiene sus raíces en el corazón de la gente, como el árbol en el corazón de la tierra; como el árbol, levanta y extiende sus ramas en el cielo; como el árbol, crece sin cesar y cubre a las generaciones con su sombra. El primer árbol de la libertad fue plantado hace mil ochocientos años por Dios mismo en el Gólgota. El primer árbol de la libertad es la cruz en la que Jesucristo se ofreció como sacrificio por la libertad, la igualdad, y la fraternidad de la raza humana".
Permita otra curiosidad de lo aquí manifestado. Vea. ¿Sabe por qué se llamó plaza del Portal de Elche? Es sencillo. Desde allí se iniciaba un camino que llevaba a esta cercana localidad. Pero no siempre se llamó así. Esta emblemática plaza alicantina tuvo otros nombres. En recuerdo de las Cortes de Cádiz y del nuevo ordenamiento jurídico legislado en las mismas, se llamó plaza de la Constitución. El 14 de agosto de 1812 la inauguró así el alcalde de la ciudad Nicolás Scorcia, Conde de Soto Ameno. Pero volvió a cambiar de nombre. En 1814 se la llamó plaza de Fernando VII. Pero no terminaron aquí los cambios, unos y otros la habían tomado con esta plaza. Con el Trienio Liberal se volvió a llamar plaza de la Constitución. El 4 de abril de 1824, se le llamó de nuevo plaza de Fernando VII. De nuevo plaza de la Constitución en 1876. ¿Le suena?, cambia el color político y se deshace lo hecho por el anterior para hacerlo de nuevo de otra manera. Tiempo después pasó a llamarse plaza del General Franco, ya en democracia se la llamó plaza de la Estrella y finalmente Portal de Elche, como se llama en la actualidad. Y no hay olmos, pero sí enormes ficus que escalan el cielo para estar más cerca de Dios. Así lleva varios años la plaza y así parece que se queda, que ya está bien de cambiarle el nombre. Que así sea.
Pascual Rosser Limiñana