socialmente inquieto / OPINIÓN

El apasionante viaje de "la leona" a Alicante

14/12/2020 - 

Sitúese en Alicante a finales del siglo XIX. Piense en un mecenas de una de las familias más adineradas de la ciudad. Además, fije su mirada en un músico, maestro en su especialidad. En un excelente constructor de guitarras, probablemente el mejor. En una mujer con un talento extraordinario. Y en un misterioso instrumento que lo fue desde su nacimiento y que lo sigue siendo en la actualidad.

Permita que empecemos por el mecenas mencionado, que también fue un próspero comerciante y un político alicantino que llegó a ser alcalde de la ciudad en 1874 con el Partido Liberal. Su nombre es Francisco Mingot Vals. Su casa en la Explanada era un hervidero de intelectuales, artistas, empresarios y políticos, dispuestos a desarrollar todo lo que se proponían. Por allí pasaba todo el que destacaba o quería destacar en Alicante. Era cuna de ideas y de proyectos, donde se debatía y se ponían en marcha multitud de iniciativas. Mingot formaba parte de la burguesía local con una personal y holgada posición económica. También era muy caprichoso, podía permitírselo. Fue muy emprendedor y tenía éxito en sus negocios, entre ellos una tienda de ultramarinos cerca de su casa, un almacén de cemento en la calle Bilbao, un negocio de diligencias entre Alicante y Santa Pola, además de abrir el Gran Café Comercio en la Explanada en 1884 que pronto se puso de moda en la ciudad. Socialmente implicado, fue vicepresidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, presidente de la Liga de Contribuyentes de la provincia de Alicante y, a su vez, fue condecorado como Caballero con la Gran Cruz de Isabel la Católica. Y, sobre todo, Mingot sentía pasión por su hija Elvira, protagonista de esta historia, ya verá por qué.

Seguidamente deje que cite al músico y compositor antes sugerido, parte fundamental en este relato. Es Francisco Tárrega (Villarreal 1852-Barcelona 1909), el maestro de la guitarra que dio a este instrumento la importancia que le hacía falta para pasar de la categoría de lo popular a la clásica, destinado a un aficionado más culto. Ambas son buenas, pero Tárrega le dio ese toque especial para considerar a la guitarra un instrumento concertista que antes no tenía. Seguro que ha oído alguna de sus obras, ¿le suena "Recuerdos de la Alhambra"?, es una maravillosa melodía. La he escuchado varias veces en Alicante interpretada por David Russell, Premio Grammy; por el "maestro" Ignacio Rodes; o por el joven promesa Joe Ott, todos pertenecientes al Master de Guitarra Clásica de la Universidad de Alicante como profesor, promotor y alumno respectivamente. Si no la conoce, búsquenla en youtube, le encantará. Sigamos. Tárrega casó con la noveldense María Josefa Rizo por lo que visitó Novelda y Alicante en reiteradas ocasiones. En la capital alicantina se hospedaba en la casa de Francisco Mingot, que era muy aficionado a la guitarra, con quien hizo una notable amistad.

Esta afición por la guitarra la heredó su hija Elvira. Tenía un talento especial en su interpretación musical. Tanto que Tárrega se fijó en ella, la escuchó cuantas veces pudo en esos conciertos caseros que Elvira hacía ante la admiración de familiares, amigos y buena parte del vecindario que la oía en la calle por las ventanas de la planta baja que dejaban abiertas para que pudieran escucharla. Tal fue la admiración de Tárrega que solicitó a sus padres que Elvira le acompañara en sus giras para tocar la guitarra con él en sus conciertos. No lo permitieron, en aquella época no hubiera estado bien visto en su entorno social y sus padres no querían que mancillaran su nombre con habladurías infundadas. Elvira no tuvo más remedio que resignarse, vio con tristeza que se desvanecía su deseo de demostrar su talento como artista ante el público por ciudades y pueblos españoles. Esta situación contribuyó a que Tárrega dejara por escrito documentación sobre el arte de tocar la guitarra que antes no existía, escribiendo tratados de cómo estudiar y tocar este instrumento. Tárrega escribió dos obras para Elvira, a quien consideraba su alumna: adaptación para guitarra del "Minuetto de Haydin" y "Marina".

Para consolar y agradar a Elvira, por afición o por puro capricho, su padre quiso comprarle una guitarra, pero no una cualquiera sino la mejor, y para ello la buscó en quien entonces podía considerarse el artesano que mejor construía guitarras: Antonio de Torres (Almería 1817-1892). Se le considera el constructor de la guitarra y su sonido como la conocemos en la actualidad. Mingot se puso en contacto con Juan Rovira, un amigo alicantino afincado en Almería. Era 1893 y Antonio de Torres había fallecido. Tenían que hablar con sus herederos y lo hicieron con su hija Ana. Habían heredado 12 guitarras construidas por su padre. Entre ellas estaba "la leona". Esta es una guitarra mítica, construida en 1856. Su espectacular sonido es reconocido mundialmente. Es considerada como la mejor guitarra construida aún hoy. Los especialistas la denominan la "guitarra cero" por ser la primera guitarra de concierto y servir de modelo para las demás.

Es la guitarra que quería Francisco Mingot y puso todo su empeño en conseguirla. No era tarea fácil y recurrió a su amigo Tárrega – que a su vez fue amigo de Torres y conocía esa guitarra por su extraordinario timbre - para que le ayudara en este asunto. Mingot también solicitó ayuda a José Martínez Toboso, conocido guitarrista valenciano.

La guitarra la leona se caracteriza por su tornavoz de latón, con el que se consiguen extraordinarios sonidos bajos, y por el fondo de tres piezas o la madera de ciprés.

Después de arduas negociaciones, tiras y aflojas, y no pocos malentendidos – piensen que las comunicaciones de hoy no son las de entonces - Mingot compró la guitarra por 2.500 reales. Llegó a Alicante transportada por mar por un buque a vapor. En junio de 1894 la guitarra ya estaba en manos de Elvira. Pudo disfrutar de sus propias melodías con ese sonido tan especial que reproducía "la leona" y convertir en entrañables días de ensayo y de interpretación.

Pasados los años, y después de problemas económicos, Mingot vendió esta guitarra junto con otros bienes de su patrimonio. Desde entonces Elvira dejó de tocar y arrumbó partituras, cartas con Tárrega como destinatario o Elvira como receptora y recuerdos que el tiempo llenó de nostalgia y de polvo.

Para sorpresa del destino, ese legado llegó a manos de Carmen Bas, nieta de Elvira, quien quiso compartir su tesoro con especialistas del sector. Entre esa documentación está la descripción exacta de "la leona" para poderla identificar, sin ninguna duda, de otras guitarras de calidad.

Actualmente, "la leona" está localizada. Forma parte de la colección privada del Dr. Erard Hannen. A veces es usada por famosos guitarristas en sus conciertos.

En la memoria de muchos queda ese imborrable recuerdo de la guitarra "la leon", la más famosa e importante del mundo en la historia de la música de este instrumento, que sonó en Alicante a través de la sensibilidad, la profesionalidad y las manos de Elvira Mingot, quien le sacó lo mejor de su sonido.

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