El reposo obligatorio al que estamos sometidos nos permite valorar en las actuales circunstancias determinados servicios públicos esenciales. El aplauso solidario se lo lleva cada día el personal sanitario que está al frente de la batalla. También los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado están dando todo lo que pueden a favor de la seguridad ciudadana.
Otro sector público cuya necesidad se está poniendo en valor, es el sector de la educación. Estamos conviviendo de forma estrecha con nuestros hijos estas semanas y podemos apreciar el esfuerzo, la paciencia y la invisible labor que cada día en situaciones de normalidad realiza el profesorado.
Es difícil trabajar en casa con niños, adaptarnos a sus necesidades y conciliar su jornada con la nuestra. Requiere mayor número de horas para un menor rendimiento. Pero al sobre-esfuerzo para conseguir un cierto orden y una cierta rutina que les permita diferenciar día laborable de fin de semana, se añade los problemas tecnológicos. No sé cómo lo estarán gestionando las familias con niños de educación primaria y primeros cursos de educación secundaria. Según los últimos datos del portal estadístico de la Generalitat, un 80 % de las viviendas tienen un ordenador. Pero existe un 20 % que carece de él. Tampoco es lo mismo disponer de un ordenador en circunstancias normales que en las circunstancias extraordinarias actuales y tampoco es igual que la familia tenga un hijo en edad escolar a que tenga cuatro, por ejemplo.
En mi caso, nos falta elementos electrónicos para compatibilizar tele-trabajo y tele-deberes. Tenemos que turnarnos el uso del ordenador, sobre todo con los pequeños. Los mas mayores se apañan con sus dispositivos móviles. Los centros educativos están usando las plataformas para poner actividades a los escolares pero no siempre se obtiene un rendimiento de la enseñanza online análogo a la enseñanza presencial. No es igual seguir literatura de modo online que una clase de formulación de química. Algunas asignaturas requieren más que otras de la enseñanza presencial.
Durante esta ausencia de clases presenciales en los centros escolares, los docentes están realizando un gran esfuerzo con la enseñanza telemática y a muchos también esto les ha cogido desprevenidos de herramientas tecnológicas adecuadas en sus hogares. Los avisos académicos de las plataformas docentes llegan al alumnado a través de su acceso identificado, obviando que en algunos casos estamos ante niños/as que no tienen teléfono móvil bien por ausencia de recursos económicos, o bien por decisión voluntaria de los padres que están retrasando al máximo posible la emancipación tecnológica de los niños/as de once o doce años. Hay que prestar atención al seguimiento de sus deberes, contestar a los profesores, dejarles tu teléfono móvil para que puedan conectarse a una reunión a través de la plataforma zoom, hacer una foto a los ejercicios de matemáticas, pasarla al correo y de ahí a la plataforma educativa del colegio, todo ello te lleva más tiempo del que uno se pueda imaginar.
Es muy previsible que en la Comunidad Valenciana el curso académico acabe de modo online, como así se ha decidido en la enseñanza universitaria. Pero el trimestre que resta para superar el curso en los niveles no universitarios puede generar problemas a la hora de evaluar. El aprobado general, que es lo que se ha decidido ya en Italia puede ser una solución excepcional a situaciones excepcionales, pero no siempre dará satisfacción a aquel alumnado con mejores notas porque reduciría su media académica y no tiene por qué renunciar al máximo rendimiento quien puede lograrlo. Ante una evaluación online, la ausencia o falta de recursos electrónicos para seguir lo que queda de curso y realizar los futuros exámenes de forma telematica puede generar una brecha académica. El Conseller de Educación ha sido muy hábil y ante esta posible situación se ha adelantado con una medida muy acertada, el liderazgo se mide en este tipo de situaciones. Vicent Marzà se ha comprometido a la compra de 1.700 ordenadores portátiles para los equipos directivos de los centros de enseñanza y 14.000 tablets de conexión integrada a Internet para posibilitar su uso por el alumnado de todos los colegios tanto públicos como “concertados”para evitar problemas académicos a las familias con menos recursos.
Es necesario que los trámites burocráticos, ahora que todo funciona a medio gas, no impidan la llegada a tiempo de dichos recursos tecnológicos a las manos del estudiantado que lo precise para que, si se opta por una modalidad de evaluación telematica, no se quiebre la igualdad de oportunidades entre los escolares.
Si el curso académico no se pierde, aunque alguna parte del temario no se pueda enseñar- aprender y los padres quedan moderadamente satisfechos, se podrá afirmar que la educación como servicio público habrá superado con éxito la crisis del coronavirus.