La idea del ecosistema de innovación surge para representar la existencia de una serie de agentes, que se relacionan entre sí e influyen en la actividad empresarial, económica y social de un determinado territorio geográfico. Engloba al entorno empresarial (trabajadores, emprendedores, empresas, inversores, aceleradoras, etc), las Administraciones Públicas, y el entorno investigador y educativo en general.
“The Global Startup Ecosystem Report 2020 (GSER 2020)” muestra que Sillicon Valley mantiene su posición número uno en el ranking internacional de ecosistemas de innovación. Nueva York se mantiene en el número dos, aunque empatado con Londres. Beijing está en el número cuatro, y Boston en el número cinco. Tel Aviv - Jerusalén y Los Ángeles siguen, ambos empatados en el número seis. De los aproximadamente 300 ecosistemas estudiados, en más de 100 países, los primeros ecosistemas españoles son Barcelona y Madrid, que aparecen empatados en el número 46.
En un contexto globalizado, es más necesario que nunca mejorar el atractivo de nuestro entorno para crear, desarrollar y atraer empresas innovadoras que generen riqueza, empleo de calidad, bienestar social, etc. Adaptarnos para reducir la brecha con otros ecosistemas con los que competimos puede suponer una cuestión de supervivencia. Charles Darwin, decía que en cualquier ecosistema “no es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco es la más inteligente la que sobrevive; es aquella que se adapta mejor al cambio”. Cabe por tanto preguntarse, ¿qué lugar ocupa nuestro país, nuestra comunidad autónoma, nuestra provincia en el panorama global? ¿Y qué podemos hacer para adaptarnos a las circunstancias actuales y mejorar?
Instituciones relacionadas con la educación y la investigación, como ejemplo el Babson College o la George Mason University, han definido una serie de variables que permiten entender y evaluar la competitividad de los diferentes ecosistemas: política, talento, acceso a financiación,mercado, soporte aportado por infraestructuras y profesionales cualificados y cultura. No obstante, si tengo que elegir una única variable para analizar el atractivo de nuestros ecosistemas en este artículo, sería el acceso a financiación, ya que a mi juicio es la más transversal:
Según las últimas cifras aportada por Eurostat, los fondos públicos españoles destinados a fomentar la I+D+i están muy lejos del 3% fijado como objetivo por la Unión Europea. Tenemos un tejido empresarial compuesto en su práctica totalidad por micropymes de menos de 10 trabajadores y una fuerte dependencia del sector turismo,que en 2019 aportaba aproximadamente un 15% al PIB español, según un informe elaborado por American Express y el lobby World Travel &Tourism Councill.
Es necesario adaptar los instrumentos de financiación pública existentes, para que cubran la financiación a corto plazo, así como simplificar aún más los trámites burocráticos que implica este tipo de financiación, y creo vital que la Administración Pública asuma riesgos que la empresa privada no puede asumir en fases muy tempranas del desarrollo de proyectos y empresas innovadores. Hablo de medidas que faciliten y flexibilicen todavía más el desarrollo y la comercialización de los resultados de investigación, así como la participación en el capital social de startups y spin-offs a cambio de obtener los beneficios asociados a esos riesgos.
A través de los programas de incubación y aceleración de la UMH, anualmente se apoya la creación y el desarrollo de unas 10 startups y spin-off, pero si queremos que alguna de ellas llegue a convertirse en una gran empresa es necesario buscar fórmulas de financiación público-privadas en fases tempranas (pre-semilla y semilla) que involucren al capital privado tanto en el proceso de evaluación de candidatos, como en el proceso de inversión, y el posterior seguimiento de las startups.
Es esperanzador comprobar que informes como el “State of European Tech 2019”, constatan el creciente interés por parte de empresas consolidadas en asumir un papel en el impulso a la actividad emprendedora e inversora. En 2019 el 22% de las rondas de inversión cerradas en Europa involucraron al menos a una empresa (inversor corporativo), mientras que en 2015 la cifra era sólo del 9%. Tendencia que se ha mantenido en España hasta el segundo trimestre del 2020, a pesar del Covid-19, habiéndose invertido 34,8 millones de euros repartidos entre 15 startups, según datos del Observatorio de Startups de Fundación Bankinter.
Además, algunas de estas compañías han incorporado en los últimos años a sus estrategias la “innovación abierta”, consistente en el uso de conocimiento interno (procedente de sus propios trabajadores) y externo para acelerar la innovación en las organizaciones y ser más competitivas. Supone, en mi opinión, una buena oportunidad para optimizar una buena estructura de investigación nacional que no está siendo aprovechada, probablemente por la desconexión entre los propios centros de investigación, así como entre dichos centros y el mundo empresarial. Según “European Startup Monitor 2019”,somos el 4º país de Europa con más profesionales con formación científica o técnica, detrás de Alemania, Reino Unido y Francia,pero somos incapaces de capitalizar ese talento, ya que sólo se produjeron 2 acuerdos de inversión en empresas de base tecnológica,por cada millón de habitantes, frente a los 8 de Reino Unido y Portugal, o los 4 de Alemania y Francia.
En resumen, si queremos seguir reduciendo la brecha existente entre nuestros sistemas de innovación a nivel nacional y local respecto a los líderes globales, es necesario aumentar y flexibilizar la inversión pública en I+D+i, potenciar la interrelación entre agentes, así como la formación para emprender a muchos niveles,capitalizar la experiencia de emprendedores de éxito, ampliar la red de profesionales e intermediarios que apoyan a los emprendedores,aumentar la densidad, la calidad y la diversidad de nuestras startup o spin-off y, sobre todo, lograr que crezcan y sean atractivas para atraer grandes rondas de financiación nacional y extranjera.
Sergio Román García, director de Desarrollo Empresarial del Parque Científico de la UMH.