VALÈNCIA. Se confirmó un 3 de marzo, pero ocurrió tres semanas antes. El 13 de febrero de 2020, cuando la posibilidad de un estado de alarma parecía todavía remota, un hombre fallecía en el Hospital Arnau de Vilanova debido a una neumonía de origen desconocido. Fue un segundo análisis lo que detectó la presencia del coronavirus, que justo dos años después de ese deceso, el primero detectado en España, se ha llevado la vida de al menos 95.995 personas según cifras del Ministerio de Sanidad. De ellas, más de un 9 % se han contabilizado en territorio valenciano, que aún hoy, gracias al éxito de las vacunas y la inmunidad por infecciones previas, recuerda al invierno de 2020 como el episodio más letal de la pandemia.
En ese periodo, entre la semana de Navidad y el mes de febrero, la Conselleria de Sanidad notificó cerca de 4.000 muertes, un 45 % del total contabilizado hasta este momento en la Comunitat. Un porcentaje que demuestra la magnitud de la tercera embestida en la autonomía valenciana, a la que se llegó en medio de un contexto nefasto: su ascenso se inició antes incluso de las primeras fechas navideñas, que generaron decenas de miles de contagios diarios, y sin restricciones extremas hasta enero por parte del Consell. Se subió, por tanto, una nueva ola cuando apenas había comenzado el descenso de la anterior. Así lo reconocieron los propios profesionales sanitarios, que en aquellas semanas fueron los más afectados del país por los contagios y calificaron de “tsunami” la presión asistencial.
La mortalidad por coronavirus dibujó desde ese momento en la Comunitat una curva distinta a la del conjunto del país, donde los primeros instantes de la pandemia, marcados por el caos y el colapso del sistema hospitalario, provocaron miles de fallecimientos en muchas regiones. Algunas de ellas, como Castilla-la Mancha, Aragón o Castilla y León, registraron en esos días sus peores datos y son todavía las comunidades más afectadas por la covid en términos de decesos por habitante. En la autonomía valenciana, vista con perspectiva, la primera ola solo llegó a situarse en torno al 40 % del pico de fallecidos diarios notificados entre enero y febrero de 2021, cuando el virus se llevaba a tres de cada cien contagiados.
Algo similar ocurrió en la Región de Murcia y en Galicia, mientras que en autonomías como País Vasco y Cantabria esta última ola ha provocado un alza de las defunciones que supera en algunos días a la del invierno de 2021, aunque sin acercarse a los máximos que allí marca la primera oleada. En la Comunitat, el número de defunciones de esta última embestida está por ahora lejos de los peores registros. En concreto, y a falta de la incorporación de los decesos clasificados con retraso por las autoridades sanitarias, el nivel máximo de mortalidad de esta quinta ola, la sexta para España, representa el 19 % del pico observado durante la tercera.
El hito, que se alcanza después de que el 90 % de la población diana valenciana recibiera al menos dos dosis de la vacuna contra el virus, es todavía más relevante si se observan las cifras de contagios. Durante cerca de veinte días, y coincidiendo justo con el regreso a la actividad tras las fiestas navideñas, el número de casos positivos registrados se triplicó en la autonomía valenciana respecto al invierno de 2021. Ello indica, de nuevo, que la inmunización del grueso de la población y la disponibilidad de vacunas han llevado a la pandemia a un nuevo escenario.
Por otro lado, y pese a cumplirse ya dos años desde la primera defunción por coronavirus en España, los desajustes en el recuento de los decesos todavía persisten. Según la última actualización de la Conselleria de Sanidad, en la Comunitat Valenciana habrían fallecido desde el inicio de la pandemia 8.818 personas por coronavirus, pero el departamento que dirige Carolina Darias apunta que, por ahora, los decesos son 8.794 en total. Además, como ya explicó este diario, los datos diarios ofrecidos no se corresponden con el número de defunciones producidas en las últimas veinticuatro horas.
Tanto el Ministerio como el área que lidera Ana Barceló añaden las nuevas muertes cuando se le comunican, con independencia de que el deceso se haya producido o no ese mismo día. Más adelante, en las series estadísticas que pueden encontrarse en sus respectivas páginas web, se actualizan y clasifican con exactitud las muertes según el día en el que sucedieron. Esta situación provoca que, sobre todo en los instantes de mayor estrés pandémico, las comunicaciones diarias sobre el estado de la pandemia notifiquen muchas menos muertes de las realmente acontecidas, que se procesan y añaden con posterioridad.
Así se aprecia por ejemplo durante la tercera ola. En el mes de enero de 2021, que según la clasificación de muertes por fecha de defunción fue el más letal en territorio valenciano, la Conselleria de Sanidad notificó 1.827 fallecimientos mediante sus actualizaciones diarias, 737 menos. Sin embargo, en los cinco meses sucesivos, entre febrero y julio, fue registrando esos fallecimientos atrasados, por lo que comunicó más decesos de los que realmente se producían.
Por comunidades autónomas, y al margen de qué región haya sido más golpeada en cada una de las olas, la que registra el mayor número de defunciones por coronavirus desde el inicio de la pandemia es Aragón, con 348 decesos por cada 100.000 habitantes. Le siguen Castilla-la Mancha, con 340 muertes, y Castilla y León, con 337. Además, otras siete autonomías se encuentran por encima de la media, que es de poco más de 200 defunciones por cada 100.000 habitantes, como son La Rioja, País Vasco, Madrid, Asturias, Navarra, Cataluña y Extremadura.
Por su parte, la Comunitat Valenciana es la primera región que aparece por debajo de la media estatal, con una tasa de 173 muertes. Por detrás, y tras Ceuta y Melilla, figuran Andalucía, Murcia, Cantabria y Galicia, mientras que las islas, tanto las Baleares como Canarias, son las que menos mortalidad registran en relación a su población. En concreto, en esta última comunidad se contabilizan 69 muertes por cada 100.000 habitantes.
En el conjunto del país, las cifras de fallecidos por coronavirus desglosadas por edades demuestran que el colectivo más vulnerable durante toda la pandemia han sido los mayores de 80 años, que suponen el 62,5 % de todos los decesos desde febrero de 2020. En esta franja de edad, la mortalidad por coronavirus es mayor entre las mujeres, que también son un grupo poblacional más numeroso (1,8 millones) que el de los hombres (1 millón). En cambio, entre los 70 y 79 años, donde se concentran el 21 % de las muertes, la covid-19 se ha cobrado la vida de 13.638 hombres y 6.933 mujeres.
Por su parte, el rango etario de entre 60 y 69 años concentra el 10 % de los fallecimientos, a la vez que por debajo de esas edades la mortalidad se reduce considerablemente. Así, se han registrado un 4 % de los decesos desde el inicio de la pandemia en personas de entre 50 y 59 años, y un 1,1 % entre los 40 y los 49. Entre las personas menores de 40 años, el porcentaje de fallecidos sobre el total no alcanza el 1 %.