VALÈNCIA. La magia de la belleza es que está en todos lados y a la vez en ninguno. Está en la cultura, en el arte, entre bambalinas y en las historias que quedan por contar de escritores y dramaturgos. Durante siglos la belleza se ha subido al escenario, deslumbrando a los llamados espectadores para ofrecerles un teatro único y de calidad, uno como el que los dramaturgos del ciclo Creador.es han podido conformar gracias a la escuela. Ahora, y con motivo de su décimo aniversario Creador.es reúne a nueve de sus dramaturgos y docentes para que se planteen donde duerme la belleza, y si merece la pena despertarla.
El resultado es una publicación en la que nueve grandes nombres del teatro imaginan la respuesta a esta pregunta y preparan un texto sobre esta. Quienes intentan encontrar su escondrijo son Matías Feldman, Alejandro Tantanian, Edgar Chías, Romina Paula, Josep María Miró, Vivi Tellas, Roland Schimmelpfenning (con traducción de Albert Tola) y Tania Cárdenas. El resultado de esta búsqueda se publica en una versión bilingüe con el título que recoge la pregunta a la que los dramaturgos se enfrentan: ¿Dónde duerme la belleza?. La publicación está también impulsada por las coordinadoras de Creador.es: Lucía Sáez, Jessica Martínez y Ana Lacruz, y bajo el paraguas de Sala Ultramar Ediciones. Todo ello resulta en una conexión de ocho textos que reflexionan sobre la belleza en los lugares más insospechados y sobre como la historia y el arte hace que la comprendamos.
Para encontrar la respuesta el valenciano Gabi Ochoa sirve como eje vertebrador entre los nueve dramaturgos que han pasado por las residencias teatrales. Ochoa, quien fuera director del festival durante cinco años, toma como modelo la estructura de La ronda, de Arthur Schnitzler, para dar forma a este libro único en el que busca una reflexión sobre qué es la belleza en un entorno hostil. Para comenzar pone como ejemplo un fragmento de un libro de Umberto Eco en el que se habla del cuadro de una madonna, tras la cual se encuentra la historia de un joven alemán que se frustró mucho haciéndolo y luego exterminó a todo el pueblo judío, habla sobre un cuadro que pintó Hitler. Esta impactante historia se usa como disparador para que los dramaturgos comiencen a escribir.
Aunque la idea primera era crear una especie de cadáver exquisito al final se optó por trabajar con esta historia a modo de disparador y responden según sus parámetros personales y culturales: “Tenemos todo tipo de visiones, todas ellas interesantes. Hay una parte que está enamorada de la realidad que vivimos. Otra que contempla el auge de los fascismos y su posible derrota, e incluso algunos textos como el de Chías en el que se habla de la relación de poder entre españoles e indígenas. Por otro lado tenemos poéticas que son muy distintas al teatro valenciano”. Con ello, autores europeos como Roland Schimmelpfenning y Josep María Miró hablan sobre realidades que no son las que emergen de forma habitual, realidades que según Ochoa hay que leer con una mirada virgen respecto a nuestro teatro.
“Los textos son muy suyos, de cada autor, la idea de la coordinación es siempre la de no condicionar. Nada de presionar ni imponer, solo permear y que ellos se sientan agusto”, explica Ochoa. A su vez el haber coincidido en espacio tiempo con los dramaturgos le permite que las preguntas que les plantea para redirigir el texto y sus reflexiones tomen sentido y creen un relato cohesionado con el que celebrar diez años de teatro, de creación y de la búsqueda de la belleza.