Lo mínimo que se puede decir es que SSMM los Reyes Magos no hicieron ni caso de mi atenta misiva de la semana pasada, en la que les pedía, entre otras cosas, “que mi país tenga una estabilidad política, pero sin que ello suponga el llegar a acuerdos de gobierno que comprometan su integridad ni la convivencia pacífica entre todos los ciudadanos”. Sin embargo, hay que reconocer que para cuando la escribí ya estaba en realidad todo cocinado, como quien dice. Confieso que los acuerdos que ha alcanzado el “Gobierno Frankenstein” para poder llegar a armarse despertaban en mí tal rechazo que no fui capaz de leerlos hasta ayer. Evidentemente no soy la única que se siente así. Este mismo sentimiento es compartido por varios millones de españoles, que han asistido a la formación de gobierno como el que sabe que se va a pegar un trompazo, pero es incapaz de evitarlo. De hecho, el próximo domingo están previstas concentraciones de repulsa en toda España que, francamente, para mí que llegan muy tarde y van a ser un pataleo únicamente. Con Sánchez que ya ha tomado posesión e Iglesias de vicepresidente, con lo mucho que se han emocionado él y su señora con lo de entrar ambos en el nuevo gobierno, no hay ya nada que hacer, aparte de sentarse y asistir pasivamente a lo que nos depare el futuro. Es inútil repetirse que son muchos más los ciudadanos que no votaron a los partidos que nos van a gobernar, aunque sea cierto.
Confieso que no dejo de estar sorprendida por los cambios de criterio del presidente, que como bien sabemos todos ha llegado a pactar con partidos con los que decía que jamás lo haría, con tal de poder gobernar. Me refiero en primer lugar a Unidas Podemos, pero también a EH Bildu. Los que tenemos memoria y cierta sensibilidad nos conmovemos al saber del acuerdo con esta última formación, no sólo por su ideario independentista, sino porque este partido ya sabemos a quiénes ha amparado y ha dado cabida dentro de la esfera política española. Me solidarizo con el hijo del socialista Fernando Múgica, que fue asesinado por ETA y que, aparte de escribirle una durísima carta a Pedro Sánchez por llegar a un acuerdo con esta formación, se ha dado de baja del PSOE. Lo malo es que a Sánchez poco le puede importar lo que digan los socialistas de toda la vida como éste, porque sabe que las bases de su partido en realidad tiran más hacia la izquierda que la propia Irene Montero y que por tanto tiene carta blanca. Algunas voces, pero escasas, han acompañado a Múgica entre las filas de su partido en su rechazo a la formación de este Gobierno tan chirriante.
Si tienen una digestión pesada no lo duden y en vez de tomar sal de frutas échenle un vistazo al acuerdo del PSOE con ERC. En este acuerdo se da carta de naturaleza a que pueda llegar a aniquilarse el Estado español, tal y como lo conocemos en su actual configuración. Para empezar, se reconoce la existencia de un conflicto político y la necesidad de sentarse a negociar en pie de igualdad entre el Gobierno de España y el de la Generalitat de Cataluña; y en segundo lugar se dice que: “Las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas en su caso a validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Cataluña de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político”. Es decir, a mi modo de ver deja la puerta abierta a que pueda realizarse un referéndum de autodeterminación, pero consultando sólo a los ciudadanos de Cataluña, que habría que saber quiénes son, si los nacidos o los que viven allí o ambas cosas, aunque el mismo no esté previsto legalmente en la actualidad entre nuestras normas jurídicas. El PSOE también le ha dado lo suyo al PNV para contar con su apoyo, al permitir el trasvase de más competencias, que ya es decir, o la presencia de Euskadi en competiciones internacionales. En resumen, estamos de liquidación, y hasta me extraña que el de Teruel Existe se haya conformado con una simple autovía. Angelito.
La duda que me cabe, lo que nos concedería una cierta tregua para el optimismo, es que no sé si el nuevo Gobierno podrá llevar a cabo todos sus planes filo-comunistas y desmembradores, o bien si cuando aterrice se dará cuenta de que entre sus deseos y la realidad media una distancia insalvable. La pertenencia a la UE es sin duda en estos momentos una razón para cierta tranquilidad, a pesar de todo, puesto que la capacidad de decisión de los Estados miembros está más que limitada en muchos aspectos. Amén.