Queridos Reyes Magos,
Este año he sido buena y me he portado bastante bien, a pesar de las complejas circunstancias vividas, aunque tal vez y por el contrario debería decir que gracias a ellas. Las dificultades nos obligan en ocasiones a tener que superarnos a nosotros mismos, debiendo emplear para ello todo nuestro esfuerzo. O eso, o te hundes, pero tal posibilidad no se contempla cuando en tu casa te han enseñado a pelear sin desfallecer. Y aquí sigo, en pie.
Ante el reto de escribiros esta carta me planteo qué pediros como regalo. Y según lo pienso me doy cuenta de que los presentes que me interesan carecen casi todos de valor económico, o que sólo lo tienen de carácter simbólico.
En primer lugar, en la esfera personal quiero pediros tiempo de calidad para poder disfrutarlo con las personas a las que más quiero y para viajar, leer y escribir más que el año pasado. También ánimo y buena disposición para afrontar el año que ahora arranca en su conjunto, con todo lo bueno y lo malo que pueda depararnos a mí y a los míos. Perseverancia y paciencia para lograr las metas que me he marcado para los próximos 365 días. Ah, y un editor que quiera apostar por la publicación de mi novela.
Por otra parte, tengo también otros deseos de carácter más general que, aunque puedan parecer megalómanos, no por ello pienso renunciar a ellos a priori. Que digo yo que lo de que sois magos ha de significar que podéis hacer magia, así que supongo que se os podrá pedir cualquier cosa, por lo que os voy a formular mis peticiones para España y mis conciudadanos.
Lo primero de todo, quiero pediros que mi país tenga una estabilidad política, pero sin que ello suponga el llegar a acuerdos de gobierno que comprometan su integridad ni la convivencia pacífica entre todos los ciudadanos, que es lo deseable, dentro del respeto a las diferencias entre unos y otros. Que los políticos tengan la lealtad necesaria con España para anteponer ésta a sus ambiciones personales y que, si no son capaces de actuar conforme a este principio, sean tan humildes para reconocerlo y marcharse a sus asuntos por el bien general.
En segundo lugar, que el problema del empleo se enfoque desde la perspectiva exactamente opuesta a lo habitual, esto es, que por parte del Estado se ayude a las empresas para que puedan crecer y tener mayor tamaño, apuesten por la innovación en el entorno digital actual, sean más competitivas y puedan exportar e internacionalizarse; de esta manera estoy segura de que se crearán más puestos de trabajo, que en definitiva es de lo que se trata. También pido que el apoyo a los jóvenes se anote como prioridad absoluta en la agenda del Gobierno y que se fomente en ellos el emprendedurismo, para que inviertan sus años de mayor ilusión en crear sus propios proyectos y desarrollarlos, con ayudas a fondo perdido, o bien con grandes facilidades para el arranque.
Os pido encarecidamente que al frente de la cartera de Educación haya un ministro con dos dedos de frente, con gran capacidad para la negociación y el diálogo, que consiga un gran pacto entre todas las fuerzas políticas, que nazca con vocación de durar en el tiempo y esté orientado a la formación más profunda y competitiva de nuestros jóvenes y a la mejora global educativa, de cara al Informe Pisa.
También os pido que por favor se gestione mejor la economía española, para poder atender cómodamente los gastos en materia de sanidad, pensiones e infraestructuras principalmente, además de los de educación.
Otra cosa que quiero pediros es que los españoles cambiemos nuestra percepción acerca de nosotros mismos y nos demos cuenta de las muchas capacidades que tenemos para poder salir adelante, entre otras de la resiliencia, la laboriosidad, la imaginación y la creatividad.
Espero no haberme pasado con mis peticiones, pero, si no podéis con todo, dejad lo del editor que ya me encargo yo.
Mónica Nombela