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LA YOYOBA / OPINIÓN

Dijiste que me querías

1/06/2018 - 

Una se piensa las mejores columnas durante la noche, en esos instantes previos al sueño en los que la mente está especialmente creativa y aprovecha para sintetizar, para limpiar de polvo y paja toda la información recibida durante el día. El problema es que el cuerpo se hace el remolón y dejas la escritura para el día siguiente confiando que recordarás esa magistral columna punto por punto. Nunca es así.  Debería hacerle caso a Rosa Mª Calaf y acostarme con una libreta en la mesilla porque en cuanto abres el ojo por la mañana, Pepa Bueno y otros se encargan de derrumbar ese obelisco nocturno con un baño de realidad. Las últimas noticias con olor a café y tostadas son la criptonita de mis ensoñaciones literarias de duermevela.

La moción de censura de Sánchez a Rajoy lo invade todo así que paralizo todos mis quehaceres para sentarme frente al televisor y presenciar en vivo este culebrón parlamentario en el que al final alguien saldrá llorando. El guion es de manual. Están los buenos y los malos, aunque los papeles son intercambiables según la experiencia del espectador. Luego están los incondicionales de unos y otros y esos actores secundarios elevados hasta los papeles protagonistas para cebar la trama y mantener la tensión al límite. 

Eso siempre funciona en la ficción pero a mi me está fastidiando la columna porque no sé cómo va acabar este serial. Aitor Esteban, del PNV, despunta como mejor actor revelación. Interprteta un personaje que puede dar un giro al guion en el último momento en un final apoteósico. Mariano Rajoy se hace el ofendido, se reivindica en su papel de víctima traicionada.  Atrincherado en Moncloa, parece esperar que lleguen los GEO para desahuciarlo. Ningún perroflauta de la PAH acudirá en su ayuda para impedir el desalojo. Sánchez, resucitado como Lázaro entre los brazos de Rajoy, también le ha abandonado. La tragedia está servida. Los suyos le aplauden a rabiar desde el lado derecho del hemiciclo. Mal asunto. Esta peli ya la he visto antes y no acaba bien. “Le deseo lo mejor”, sentencia el prota joven mientras le da la estocada final al abrigo de las tablas de la bancada azul. La agonía es lenta. 

Para descabellarlo habrá que esperar a la tarde. Aitor, el del tractor, ya afila el verduguillo. Pero Mariano sigue embistiendo como una fiera herida, como un amante despechado. Ataca con todo, aun a sabiendas de que sus tejemanejes han quedado al descubierto. No se libra nada ni nadie. Los jueces prevaricadores, los separatistas que van a romper España, los populistas que van a destruir el estado del bienestar. Pero sobre todo, ataca a su contrincante en la yugular, revelando secretos de alcoba monclovita, conversaciones privadas del tiempo en el que han sido “amiguitos del alma” mientras cabalgaban juntos sobre el 155. Las palabras de Rajoy a Sánchez suenan a “me dijiste que me querías” y a “no te lo voy a perdonar nunca, Manuela Carmena”. Pero no es Pedro Sánchez el único que ha abandonado al presidente. La Bolsa no le hace caso y ha comenzado a subir. La prima de riesgo, a bajar. Y en todo un alarde de contraprogración político-televisiva, Zidane anuncia que dimite. Bueno, no hay mal que por bien no venga. Creo que Mariano Rajoy está valorando pedirse el puesto de entrenador del Real Madrid. Todo se andará, y él lo hace ligero. Pero bueno, me callo porque no quiero hacerles un “espoiler”. @layoyoba

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