¿Qué pasa con la cultura en Elx? Estamos viviendo un momento de crisis en el que las industrias culturales, si no se les presta la suficiente atención desde las instituciones, tienen el peligro de convertirse en algo residual. La cultura, además de ser un valor crucial en nuestras vidas, también es un motor económico y turístico. Según los últimos datos de la Generalitat Valenciana, las industrias culturales y creativas dan trabajo al 3,5% de los valencianos y valencianas; en España suponen el 3 % del PIB, superando a sectores como la agricultura. No obstante, cuando se acerca una crisis económica como la actual, suele ser uno de los sectores que se come buena parte de los recortes presupuestarios, comenzando por lo local.
En los últimos años, la programación cultural de Elx ha tendido a aumentar el espacio para propuestas de entretenimiento para grandes audiencias, relegando apuestas más atrevidas y emprendedoras. Se aprovechó la excusa de la anterior crisis económica como forma de dejar de apostar definitivamente por una programación de relevancia, por ejemplo, para el Festival Medieval. Hasta esa fecha, este festival se había convertido en un referente cultural de ámbito estatal, con una programación de calidad y arriesgada pensada para participar en los circuitos turísticos culturales que pueden situar a nuestro municipio más allá de sus fronteras.
En la historia cultural ilicitana reciente, hemos ido perdiendo grandes eventos como el Mestival, con una programación única en la zona que agrupaba artistas de diferentes continentes, lo que le hizo ganar un reconocimiento cada vez más amplio. 'Elx al Carrer' es otro festival único en nuestro municipio, con una programación que integra lo contemporáneo, que es aquello que rebasa fronteras, con lo local. Que este festival se haya convertido en un referente tal que haya creado escuela en los municipios de nuestro alrededor con festivales hermanos que han seguido su ejemplo, no ha conllevado que el apoyo municipal no haya sido siempre costoso y mejorable. Todos los años, la financiación de 'Elx al carrer' ha supuesto una batalla por parte de unos organizadores voluntarios que deben dedicar no pocos quebraderos de cabeza a sacar patrocinios de debajo de las piedras y a negociar una aportación del Ajuntament d’Elx que, si lo miramos en perspectiva desde sus primeras ediciones, ha llevado una tendencia decreciente con pocas excepciones.
En la situación actual en la que nos encontramos, muchos ayuntamientos de ciudades grandes y medianas (Girona, Valladolid, València, Murcia, Irún…) están siendo valientes realizando programaciones en espacios abiertos, dando ayudas y buscando fórmulas para no dejar tirada a una industria cultural que tanto aporta económicamente. Todo ello, a la vez que proponen nuevas fórmulas de disfrute cultural para seguir con las normas de seguridad y distanciamiento que debemos respetar. Para hacernos una idea, pondremos dos ejemplos, de entre los muchos que se pueden encontrar estos días: el Ayuntamiento de Murcia ha anunciado 700.000 euros en ayudas al sector cultural y el de Córdoba aumentará un 25 % sus fondos al respecto. A nivel autonómico, el Institut Valencià de Cultura ha lanzado el ambicioso plan reaCtivem, para impulsar la programación cultural en la nueva normalidad. Son iniciativas, todas estas, para intentar que el desierto cultural no se convierta en una estepa.
Mientras tanto, en el Ajuntament d’Elx no hay noticias al respecto. No obstante, aquí tenemos grandes espacios abiertos en nuestras numerosas plazas, jardines y huertos de palmeras donde se podrían diseñar programaciones culturales para todos los públicos durante la campaña estival, respetando las medidas de seguridad. Además, con estas programaciones podríamos ofrecer contenido cultural a quienes este verano acabarán optando por un turismo de proximidad.
Tenemos un patrimonio que solo puede estar vivo y ser conservado cuando se le dota de uso social. Son necesarias políticas valientes que den contenido a nuestro Palmeral patrimonio de la humanidad, buscando usos compatibles con su preservación, pero que a la vez sean capaces de otorgar nuevos valores culturales y convivenciales a un espacio tan mágico. Pero todo ello, debe venir hilado con una estrategia y una visión de futuro que amplíe la perspectiva más allá de nuestras fronteras locales; no podemos seguir realizando apuestas inconexas y sin trayectoria. Debemos ser capaces de unificar las propuestas culturales existentes en la ciudad desde una perspectiva global, creando un hilo argumental capaz de interesar al visitante y darle opciones al residente.
Estamos pasando un duro periodo y el debate sobre cómo abordar la nueva normalidad es cada vez mayor. Por mi parte, me conformaría con que fuéramos capaces de hacer las cosas con pasión y perspectiva, para poder crecer juntos y relanzar unos sectores, el cultural entre otros, desde una perspectiva respetuosa con lo local, pero con estrategia, capacidad de riesgo y una visión de futuro que nos enlace con horizontes más amplios.