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Frustración informativa en Sanidad

9/01/2022 - 

Es bastante común escuchar estos días a familiares que se han contagiado de covid durante estas fiestas y las dificultades que han tenido no sólo de que le hagan una prueba PCR sino de contactar con su propio de centro de salud para comunicar que tienen síntomas y que quiere que le diagnostiquen, o simplemente verificar o ratificar lo que ha salido en un test de antígenos. Y si a ello, le sumamos los trámites para solicitar la certificación médica para  la baja laboral, pues ya es una odisea. 

La variante ómicron ha vuelto a tensionar los servicios de Atención Primaria. Eso es obvio, y nadie lo discute. Daría para varios días discutir sobre la falta de medios en el sistema sanitario en general, y en el valenciano, en particular. Que si las plantillas son escasas, que si los refuerzos llegaron tarde, que si las contrataciones son en precario, que si los protocolos han funcionado o no, etc...Pero hay un denominador común que ya empezó a fallar en otras olas de covid, pero que en esta, que se supone más leve, ha sido más evidente, y que era fácil de solventar: la comunicación. Uno puede entender lo de la falta de medios personales en el sistema, por los propios contagios de enfermeros y médicos, o por la falta de titulados; puede entender la saturación en los hospitales porque los medios físicos son los que son y un hospital o un centro de salud no se construye de la noche a la mañana -siempre queda la opción de derivar a la privada;  uno puede entender que la aplicación falle por momentos o que te reprogramen una cita por covid de un día para otro... pero lo que es poco entendible en pleno siglo XXI y con los avances tecnológicos que existen es que llames al teléfono general de Sanidad o a tu centro de salud y que nadie te conteste. El silencio continuado genera, ha generado y sigue generando frustración.

El pasado viernes, en el programa de radio Pròxima parada de À Punt, entrevistaron a la médica de Atención Primaria del centro de salud Rafalafena de Castelló, Estel Ortells Ros. Y ella, además de hacer una radiografía de cómo está el sistema en la actualidad, y de impartir algo de pedagogía sobre las bajas laborales -se pueden tramitar con carácter retroactivo-, vino a decir que el gran déficit, más allá de la falta de medios, era el informativo institucional por parte de la conselleria para atender a todas aquellos que querían contactar con el sistema por una cuestión vital, como la infección de covid. 

Y esa es una cuestión, la de la comunicación con la ciudadanía, que se puede solventar o enmendar en cualquier momento, y de esta manera descargar a los propios sanitarios de ese plus de trabajo que es informar a los pacientes sobre qué itinerarios o recomendaciones pueden o deben seguir para que sean atendidos. No digo ya que sean tratados o diagnosticados, sino que sean escuchados. Sin mencionar otras tareas sanitarias que podrían hacer otros especialistas para disminuir la carga de trabajo a la Atención Primaria, como dijo la propia doctora Ortells.

Pues eso, en algo tan básico como es la comunicación, Sanidad está fallando, cuando quizás era lo más fácil de solventar. Y mira que en otras cuestiones, como cuando anuncian las inversiones, sí que insisten, a los periodistas, en las bonanzas de sus propósitos y acuden a nuestros canales para propagar el mensaje. Ahora, en cambio, esa necesidad de informar era más urgente y necesaria o bien a través de un buen call center que atendiera a cualquier persona o a pie de centro de salud para que al menos le dijera los pasos a seguir. Todo lo otro -la saturación, los contagios, etc- es entendible, comprensible, incluso, por momentos, pero el silencio, repito, es frustrante, sobre todo, cuando la variante ómicron, además de ser más contagiosa y, por tanto, explosiva en un entorno familiar o laboral, ha generado tanta confusión entre un simple resfriado y un contagio de otra cepa con síntomas más evidentes. 

Parece mentira que la administración falle en algo tan básico como la comunicación institucional cuando en otros escenarios pueden incluso llegar a saturarte o a desviar la atención.

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