VALÈNCIA. Hace apenas unos días que la Federació Valenciana de la Indústria Musical (FEVIM), que reúne a las principales asociaciones del sector, publicó la edición Año cero del Anuario de la Música Valenciana, una fotografía confeccionada de la mano del Institut Valencià de Cultura (IVC) que, sin embargo, dejaba algunos asuntos en el tintero. Entre ellos, algunas reivindicaciones clave para dibujar el futuro del sector, una radiografía que apunta a la falta de recintos, la necesidad de una mayor inversión, la inseguridad jurídica, la lentitud administrativa o la asusencia de estrategias para activar el consumo cultural como algunas de las cuestiones que más preocupa al sector.
Así lo ha hecho saber la federación, que aglutina a más de 60 empresas del sector, en un comunicado en el que apuntan que, a pesar de haber dejado atrás las restricciones por la pandemia, todavía están “lejos” de los resultados de público y facturación de antes de la pandemia. Así, de acuerdo con el anuario publicado por APM (Asociación de Promotores Musicales), apunta que, a pesar de la tendencia estatal generalizada en 2022 a incrementar la cifra de facturación por ventas, los datos de la Comunitat no reflejan este incremento. Las ventas estatales registradas se sitúan en un total de 459 millones de euros, situándose la Comunitat en cuarto puesto, con unos ingresos totales de 34.779.631 euros, lo que supone un 7,57% de la facturación estatal, una cifra “todavía bastante alejadas” a las registradas en 2019 (58.919.820 euros).
Otro asunto clave es la colaboración de las administraciones públicas en este tipo de iniciativas a través de ayudas, un punto que desde la federación consideran insuficiente. “El incremento de la inversión pública en el sector musical a través de las diferentes líneas de subvenciones nominativas y de concurrencia competitiva ha permitido desarrollar proyectos de pequeño y mediano formato y ha ayudado a reducir el riesgo de inversión de las promotoras y empresas de gestión de eventos. Sin embargo, esa inversión continúa siendo considerablemente inferior a la que se realiza en otros ámbitos, tanto culturales como de otros sectores industriales”. De igual forma, las empresas denuncian los “problemas de gestión” de los equipos técnicos de la administración pública, “una escandalosa falta de personal y un aumento progresivo de la complejidad en los procesos burocráticos que, en ocasiones, alcanza niveles absurdos”. Se trata, apuntan, de un problema que repercute directamente en el sector, pues “ralentiza mucho los tiempos de ejecución y retrasa en exceso los términos de pago de las subvenciones”.
El sector también apunta a la “falta de recintos” donde poder desarrollar su actividad. “Los principales auditorios del territorio apenas tienen disponibilidad de fechas y, si los conciertos no forman parte de su propia programación, las condiciones de alquiler y producción hacen muy difícil el desarrollo de conciertos con mínimas garantías de viabilidad”. En este sentido, una de las cuestiones –aunque todavía por aterrizar- es la posibilidad de que la Ciudad de las Artes y las Ciencias cuente con un espacio fijo para festivales, pues que ya acoge gran parte del calendario de la ciudad. Fue tras el anuncio de la ampliación del complejo con la activación de la última parcela del terreno, de 20.000 metros cuadrados, que, tal y como avanzó este diario, se puso sobre la mesa esta cuestión, una propuesta que está encima de la mesa de Presidencia, aunque todavía está lejos de concretarse. “Esto es una cuestión que ahora sí que con carácter previo se podría plantear, pero yo creo que a largo plazo esto exige una respuesta de mayor calado”, declaró el President de la Generalitat, Ximo Puig, al respecto.
Con respecto a la gestión administrativa, desde la federación se apunta la obtención de licencias de actividad como “una de las grandes pesadillas del sector, por la lentitud en su tramitación y las incertidumbres que generan”. A este respecto, explican, por parte de las promotoras valencianas, ha habido propuestas para encontrar fórmulas más “ágiles y operativas” que no habrían obtenido respuesta. Otras de las preocupaciones del sector son la subida de precios en la contratación de servicios derivada de la crisis energética, algo que “complica mucho” la situación de los festivales y “aumenta el riesgo empresarial a niveles de inviabilidad”. También son muy críticos con la gestión y ejecución de las ayudas Next Generation, ayudas que califican de “insuficientes”. “Son unos fondos muy cuantiosos que han tenido un impacto directo irrisorio sobre las empresas que lo componen para paliar la dureza de la pandemia sobre la industria de la música en directo”. Desde la federación afean a la Conselleria de Cultura que los planes estratégicos impulsados en los últimos años están “alejados de su día a día” y demandan la creación de un plan sectorial que forme parte del Plan Estratégico de la Industria Valenciana (PEIV).
Mención especial dedica esta radiografía de la federación a las salas de música, “el subsector que más padeció las consecuencias de la pandemia”. De acuerdo con las empresas, las salas siguen en una situación de “gran fragilidad y desprotección ante la abundancia de eventos musicales gratuitos o con entradas muy por debajo del precio de mercado”. En este sentido, desde la FEVIM se demandan medidas que favorezcan la asistencia o un aumento en las subvenciones, así como contar con ellas en la marca Mediterranew Musix de Turisme Comunitat Valenciana.