ELCHE. Desde la cama, Daniel huele las tostadas con mermelada de frambuesa que prepara su madre. Quizá la mermelada no, pero su sabor está tan vívido en su cabeza que es como si pudiera paladearlo. A las 9 en punto de la mañana, tiene que estar en clase para hacer la presentación de su trabajo de ciencias; Dani quiere ser biólogo marino. A las 8:45, se monta en el coche de su madre para ir a la escuela. Sin embargo, ya es tarde. Virtudes intenta huir del tráfico, que parece engullirles en una jungla de bocinas, frenadas e improperios. El infernal atasco de siempre es inevitable. Dani está nervioso; no llegará a tiempo a la exposición de su trabajo y para colmo, tendrá que vérselas con el asma con el que lleva lidiando durante cinco años.
Campillo: "Hay un cuerpo creciente de evidencias de que una exposición continuada a gases como el dióxido de nitrógeno (NO2), produce un cierto tipo de cáncer infantil, además de un peor neurodesarrollo"
Los niños son más vulnerables que los adultos a los efectos de la contaminación atmosférica urbana. Así lo muestra un estudio publicado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Uno de cada tres niños con asma desarrolla esta patología a causa de la contaminación. En Elche, un total de 21 centros educativos se encuentran cerca de flujos de tráfico rodado que propelen gases y partículas altamente nocivas para la salud de los menores, según el análisis de 31 espiras de tráfico dispuestas por la ciudad. Infecciones respiratorias y neumonías, sensibilización alérgica, enfermedades crónicas como asma, Epoc o bronquitis, son algunas de estas patologías. Muchos de estos problemas respiratorios causan estragos solo durante la infancia y la adolescencia, pero otros pueden cronificarse durante la edad adulta e incluso manifestarse con el tiempo, según el ISGlobal.
El monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO2), los compuestos orgánicos volátiles (COV) y el material particulado (PM) son algunos de los gases contaminantes que, producidos en gran medida por los vehículos privados, son especialmente perjudiciales para la salud del ciudadano, según comenta Esther Pastor Esplá, neumóloga del Hospital Universitario de San Juan de Alicante. En relación a ello, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) señala en un estudio que la mortalidad atribuible a la contaminación atmosférica está en torno a 38.600 muertes al año, valor que se establece en un mismo grado de magnitud con respecto a las muertes provocadas por los efectos del tabaco.
En lo relativo a los más pequeños, el Grupo de Trabajo de Salud Medioambiental de la Sociedad Valenciana advierte de que el gas más perjudicial para ellos es el dióxido de nitrógeno (NO2). También se apunta a que los niños que residen en zonas urbanas altamente contaminadas, por las emisiones del transporte privado, tienen más probabilidades de no alcanzar la capacidad pulmonar prevista, así como tener un envejecimiento pulmonar prematuro, bronquitis y asma, entre otras de las patologías.
El pediatra experto en salud medioambiental, Ferrán Campillo i López, argumenta que «hay un cuerpo creciente de evidencias de que una exposición continuada a gases como el dióxido de nitrógeno (NO2), produce un cierto tipo de cáncer infantil, además de un peor neurodesarrollo». En consecuencia, los niños expuestos a este gas tóxico tienen una desventaja frente a sus pares que no están en contacto con estos químicos. Además, esto también se ha relacionado con problemas reproductivos, como puede ser un aumento del riesgo de partos prematuros, abortos espontáneos o un bajo peso de los niños al nacer.
Hernández: "Las enfermedades respiratorias son las terceras más prevalentes como causa de ingreso en hospitales, pero las primeras como causa de atención primaria"
El número de personas expuestas, la duración del contacto y la concentración de la contaminación en el lugar donde ocurre una relación social, determinan la magnitud de la exposición y el alcance del efecto sobre la salud de la población. Luis Manuel Hernández Blasco, neumólogo del Hospital General Universitario de Alicante, detalla que «las enfermedades respiratorias son las terceras más prevalentes como causa de ingreso en hospitales, pero las primeras como causa de atención primaria». El artículo médico Pediatría ambiental: la salud de los niños y el medio ambiente especifica qué factores físicos y sociales influyen en que los niños sean, a diferencia de los adultos, más propensos a sufrir una enfermedad derivada por la contaminación.
Debido a su desarrollo y a su crecimiento y a cada una de las necesidades fisiológicas que esto acarrea, los niños consumen más aire por kilogramo que los adultos, especialmente en los primeros 10 años de vida. Esto explica que inhalen más sustancias tóxicas que los mayores.
Durante los dos primeros años de vida, los niños respiran los compuestos orgánicos volátiles que son más densos y pesados que el aire. Sin embargo, los adultos no respiran estos componentes porque se encuentran a mayor altura y en efecto, en suma ventaja frente a los niños.
La inocencia de los más pequeños y su curiosidad les hace más vulnerables al medio que les rodea. En las primeras etapas del desarrollo cognitivo, su necesidad de arrastrarse, gatear y llevarse objetos a la boca hace que estén más expuestos a ingerir sustancias tóxicas.
Generalmente, al tener más años de vida por delante que los adultos, el riesgo a desarrollar enfermedades a medio y largo plazo por la exposición a contaminantes, en bajas dosis, es mayor.
Para abordar cada una de estas problemáticas relacionadas con la contaminación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado en repetidas ocasiones a la implantación de Unidades de Salud Medioambiental Pediátricas (PEHSUs, por sus siglas en inglés Pediatric Environmental Health Specialty Unit). Entre sus objetivos se destaca proporcionar asistencia a pacientes y colectivos, formar en salud ambiental a profesionales, asesorar a agencias locales, regionales, nacionales o internacionales y fomentar la divulgación sobre la salud y el medioambiente para la comunidad.
Díez: "Las emisiones contaminantes de Elche están vinculadas en más de un 80% a las emisiones que producen los vehículos particulares"
De cara a controlar la calidad del aire de Elche, la ciudad ilicitana cuenta con medidores atmosféricos que permiten determinar el nivel de contaminación, además del contaminante al que se expone la ciudadanía. Los datos proporcionados por la Xarxa Valenciana de Vigilància i Control de la Contaminació Atmosférica apuntan a que la calidad del aire en Elche muestra, en un 98% de los casos, un valor positivo, de acuerdo esto a los estándares legales que fija la Unión Europea. En Elche, y en el caso concreto del efecto del dióxido de nitrógeno (NO2) en los niños, la media que se obtiene de los datos de abril de 2021 es de 9’5 µg/m3, un valor que pese a ser positivo según la normativa legal de 200 µg/m3 marcada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera nocivo para la salud pública. Estudios como el de la revista científica Environmental Pollution determinan que con tan solo 10 µg/m3 ya se incrementa el riesgo de padecer cáncer de pulmón en un 10,28%.
Como principal fuente contaminante, Esther Díez Valero, concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento, destaca que «lo que nos dicen los datos que tenemos en nuestra ciudad es que las emisiones contaminantes están vinculadas en más de un 80% a las emisiones que producen los vehículos particulares». De las 225 espiras existentes en la ciudad, únicamente se han conseguido analizar 31 en lo correspondiente al mes de febrero de 2021. Con esta información y teniendo en cuenta las dos horas punta de los centros educativos ilicitanos (09:00 a.m. y 17:00 p.m.), se observa en este mapa*1 que el I.E.S. Sixto Marco tiene una tasa media de movilidad de 92 vehículos por la mañana en sus zonas de alrededor.
Por el contrario, el Baix Vinalopó, situado al final de la Avenida de la Libertad y principios del Puente del Ferrocarril, presenta el mayor índice de densidad de tráfico de todo Elche, con una media de 827 coches por la mañana y 922 por la tarde. La media de todas las espiras de tráfico de la ciudad a las 09:00 horas es de 432’5 vehículos, lo que significa que cada día, más de 400 vehículos expulsan gases tóxicos que afectan 5 días a la semana, durante nueve meses lectivos, a la salud de los niños de Elche.
#RevueltaEscolar es una campaña social que pide a los Ayuntamientos de las ciudades de España que se tomen medidas para mejorar la calidad del aire en las calles que rodean a los centros educativos
Los expertos lo tienen claro. Es urgente imponer medidas en la regulación del tráfico cerca de los centros escolares. Campillo destaca que la reforma medioambiental del flujo del tráfico rodado es vital para la salud de los niños y pide que se ponga en primera línea de los planes electorales, en lugar de al final de las legislaturas.
Desde Elche, la concejala de Medio Ambiente detalla que el Ayuntamiento está a la espera de financiación para retomar el proyecto BiciBus, un proyecto con el que madres y padres pueden sentirse más seguros a la hora de que sus hijos vayan hasta el instituto sin su supervisión y que ya se inició en 2019 con el IES Cayetano Sempere. Esta iniciativa escolar se centra en la aplicación de unas rutas en bicicleta que, con paradas cercanas a las casas de los alumnos y dirigidos por monitores, se invita a que el estudiantado de los institutos vaya en bici hasta su centro educativo.
En contra, el pediatra medioambiental opina que es necesario impulsar medidas más ambiciosas para proteger a los niños. Un ejemplo de ello sería la implicación en campañas como #RevueltaEscolar, en la que se pide sensorizar a los colegios para que los docentes conozcan la calidad del aire que respiran sus alumnos y crear zonas verdes dentro y fuera de los centros para hacer de barrera de contaminación atmosférica y ruido, además de para retomar el contacto con la naturaleza y disponer de zonas de sombra para los días soleados, entre otras de las medidas.
La brisa marina humedece la piel de Daniel y él, por primera vez en toda la semana, respira hondo. Dejar atrás el aire pesado de la ciudad surte un efecto balsámico e instantáneo sobre sus pulmones castigados. El pediatra le ha aconsejado a Virtudes que Dani pase más tiempo lejos de la ciudad, para que se revitalizase así su organismo. Aunque el asma probablemente se vaya en la edad adulta, Daniel tiene claro que cuando crezca, nunca más dejará que la contaminación vuelva a apoderarse de su cuerpo.