ALICANTE. El Hércules comenzó 2019 con la esperanza de regresar al fútbol profesional y lo cierra con la angustia de la amenaza de un descenso a Tercera División.
El presidente del club, Carlos Parodi, definió el presente año como una “montaña rusa” de emociones y lo que tuvo un buen inicio acabó con un mal final que no solo afecta al terreno de juego, sino también a la dirección del club, cada vez más cuestionada por la masa social.
Abril, clasificación
El Hércules, segundo clasificado, se clasifica para la fase de ascenso a tres jornadas de acabar el campeonato tras vencer en el estadio Rico Pérez al Conquense. El equipo de Lluís Planagumà lograba el primer objetivo tras mantener una línea muy regular, destacando sobre todo por la solidez defensiva. El equipo, que había sido líder durante varias jornadas al inicio de la Liga, supo levantarse a una mala racha en enero para certificar su presencia en las eliminatorias por el ascenso dos años después.
Mayo, adiós al campeonato
El Hércules cumple en Barcelona, pero el Atlético Baleares, líder, no falla y finaliza la competición como subcampeón, igualando su mejor clasificación de siempre en las 16 temporadas que llevaba en la categoría. El Barakaldo es el primer rival de la promoción de ascenso, al que el Hércules supera sin brillantez y gracias al valor doble de los goles fuera de casa (1-1 y 0-0).
Junio, de la euforia a la tristeza
El Hércules arranca junio con una victoria ante el Logroñés, con remontada incluida, en el primer partido de la segunda eliminatoria de ascenso. El equipo de Planagumà alcanza su mejor momento, ya que por vez primera anota tres goles y el estadio Rico Pérez supera los 20.000 espectadores. La ciudad hierve ante la posibilidad de vivir el ascenso de su equipo tras el partido de vuelta, en el que el Hércules no sufre para pasar a la final. Con Alicante volcada como hacía décadas que no se vivía, la Ponferradina baja al equipo de la nube en el duelo de ida (1-3), confirmando el ascenso seis días después (1-0) ante un rival hundido.
Julio, dudas en el cuerpo técnico
Todo lo que había funcionado como un reloj comienza a torcerse tras el batacazo ante la Ponferradina. Javier Portillo, director deportivo, no quiere que siga el entrenador, Lluís Planagumà, quien tampoco se siente a gusto con el madrileño al mando. Intervienen los máximos accionistas, Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez, para que el entrenador siga en su puesto. Se mantiene el bloque del pasado curso y se refuerzan algunas carencias con jugadores de prestigio. La pretemporada comienza tarde y marcada por la tristeza del ascenso que se escapó.
Agosto, ilusión en la grada
La decepción del ascenso no enfrió a la afición herculana, que respondió como nunca antes lo había hecho en Segunda B a la llamada del club en la campaña de venta de abonos. El equipo comienza la competición con 7.000 abonados, la cifra más alta desde que compite en Segunda B. El Hércules, sin embargo, comienza a pinchar en las primeras jornadas. La depresión por el no ascenso, las lesiones de jugadores importantes y el retraso en el inicio de la pretemporada son algunas de las coartadas para justificar el mal arranque.
Septiembre, destitución de Planagumà
El Hércules pierde como local ante el Sabadell (0-2) en la quinta jornada y el club destituye a Lluís Planagumà tras haber sumado el equipo un punto de 12 posibles. Al catalán lo sustituye José Végar, quien no endereza el rumbo ante el Orihuela (1-3). Llega Jesús Muñoz, quien no logra hacer reaccionar al equipo en su primer partido en Llagostera.
Octubre, breve mejoría
El equipo parece despertar por fin con una goleada al Barcelona B (4-1) en un partido en el que realiza un juego alegre y vistoso. Recae en Andorra (2-1), pero suma dos nuevos triunfos, ante Ebro y Cornellá, en los que además deja su portería a cero, y parece por fin salir de la crisis. Tras abandonar la zona de descenso, plantilla y afición comienzan a mirar de nuevo a la zona de ascenso en vísperas de un mes en el que se mide varios rivales directos.
Noviembre, la cruda realidad
Lleida (1-1) y Castellón (1-0) ponen al Hércules en su sitio y demuestran que está muy lejos a nivel futbolístico. La Nucía destrozó cualquier sueño del equipo alicantino tras humillarle en el primer duelo de la historia entre ambos equipos (3-0). Tras ese encuentro el presidente del club ya señala la permanencia como único objetivo real y se abre un divorcio entre los jugadores, el cuerpo técnico y la afición.
Diciembre, hundimiento y destituciones
El Hércules se desploma definitivamente tras perder ante el Espanyol B (3-2). La crisis adquiere proporciones gigantescas y se lleva por delante a Muñoz, segundo entrenador del curso, y a Javier Portillo, director deportivo. Llega Mir, quien debuta con derrota ante el Badalona. La afición estalla y arremete contra los jugadores y el consejo. El equipo, hundido en zona de descenso, también cae en la Copa del Rey en un Rico Pérez casi vacío.