No estuve el jueves por la noche en la gala de aniversario de la patronal de Elche y comarca, Cedelco, pero a tenor de la crónica de Pablo Serrano da la sensación de que allí salieron la mayor contentos. El presidente que entra, Salvador Pérez, por que lo hace con ilusión y un nuevo equipo; el que se va, Joaquín Pérez, porque cree que se va -ahora preside la CEV Alicante- con los deberes cumplidos -que no son pocos-; Antonio Garamendi porque defendió una vez más el gran papel que juegan las empresas y los empresarios en este país, y como muestra la pandemia, y lo que está por venir con la invasión de Ucrania; Carlos Mazón por defender, y quizás ahora con más justificación la bajada de impuestos ante el aumento de los costes energéticos y de las materias primas y Ximo Puig, también por poner en valor la conciliación entre empresarios y trabajadores. Todos tuvieron su minuto de gloria. Y a tenor del ánimo transmitido todos salieron contentos, con su mensaje, pero esperanzados de que el futuro puede seguir ilusionante pese a los mil problemas que aparecen cada día.
Lo que cuesta creer es que Elche y su comarca hayan estado tanto tiempo sin una organización empresarial fuerte, que comienza a tener influencia y peso, de ahí el nombramiento de Joaquín Pérez al frente de la CEV o de su papel importante en el proyecto del Centro de Envejecimiento que se desarrollará de la mano de la Generalitat Valenciana.
Con el tiempo, los empresarios de Elche han ido entendiendo que la partida se jugaba más allá de su término municipal, que había que estar en los despachos importantes, y también en los cercanos, para decir la suya y generar opiniones. Ahí está el ejemplo de la ubicación del futuro Palacio de Congresos. Cuando vea la luz, podrán decir que ellos también tuvieron algo que decir. Lo mismo con el Centro de Envejecimiento. Queda mucho por hacer, desde luego -Elche y comarca no son muy agraciadas con las infraestructuras-, pero ya son interlocutores, algo de lo que carecían, y comienzan a ser visibles.
Pero si los 320 asistentes al acto de Cedelco salieron más o menos esperanzados, no se puede decir lo mismo de los 50 empresarios que asistieron el viernes al diálogo con el político Antonio Garrigues Walker respecto al conflicto de Ucrania, organizado por Ineca y conducido por el periodista Martín Sanz. Y no salieron más tranquilos porque buscaban certezas que Garrigues no pudo o no supo decir ante la compleja situación internacional que ha generado el conflicto ruso-ucraniano. "La guerra acabará cuando los poderes fácticos quieren", vino a decir. Todos sabemos quiénes son los poderes fácticos, pero ¿cuándo se alinearán sus intereses para poner fin a esta barbarie? Ni lo sabía Garrigues, y posiblemente lo sepan muy pocas personas en el mundo.
La cuestión es que los asistentes se fueron con más dudas de las que llegaron. Saben que no se augura un fin rápido, pero sí que será caro, caro por el aumento de los costes energéticos y de las materias primas, y que de momento muchas inversiones internacionales quedan, por el momento, en el aire. Pese a la buena voluntad de Garrigues, no supo o no pudo ni siquiera garantizar ciertos flujos para el turismo, pese a la insistencia de algunas preguntas. Ni con el valor seguridad -más servicios de calidad- que ofrece España, como ya se ha visto en otros conflictos bélicos, fue una coartada de Garrigues para tranquilizar a los asistentes. Por el momento, el nivel de reservas va a un buen ritmo, y en breve, veremos el efecto rebote en el sector inmobiliario. Ya no vendrán más rusos, que venían en cuentagotas si los comparas con otros mercados emisores; pero es más que posible que los mercados de alrededor de Ucrania se activen, incluso con mejores cifras que el récord que ha dejado el año 2021 en operaciones inmobiliarias. Es decir, todo conflicto es incertidumbre, pero también es oportunidad. Las primaveras árabes, por ejemplo, dieron al turismo de la Comunitat las mejores cifras de las últimas décadas. Quizás la única certeza es el incremento de costes, y va para unos meses (o lo que dure esto).
Y ahí está el contraste. De Cedelco a Garrigues Walker. Con apenas 24 horas de diferencia, en las dos principales ciudades de la provincia, Alicante y Elche, sensaciones y diagnósticos diferentes. Este es el panorama que nos depara el futuro más inmediato. Actividad económica con precios altos; esperemos que la demanda se resienta lo menos posible, pero no será fácil