ALICANTE. El HLA Alicante está cerca de poner, con el ascenso a LEB Oro, el broche a una temporada histórica. Para redondear la liga, al equipo entrenado por Pedro Rivero tan solo le faltan dos victorias. Tan cerca y tan lejos a la vez. Dos encuentros para lograr el objetivo de la temporada. No obstante, la Fundación Lucentum ya ha conseguido el primer gran premio: recuperar la ilusión por el baloncesto en Alicante.
Hace cinco años, cuando el Lucentum albergó la Fase Final por el ascenso a Liga EBA, se hacía difícil vislumbrar este presente. Aquél, fue un fin de semana en el que las gradas del Pedro Ferrándiz presentaron un aspecto muy pobre. Aquellos días, en los asientos del pabellón encontrábamos a los irreductibles lucentinos. A los que no han dejado de lado al club nunca. A los aficionados y a las aficionadas más fieles. Y, por supuesto, la Kali Nord entre todos ellos.
Desde aquella mañana de domingo, el Pedro Ferrándiz ha acogido muchos partidos. Y poco a poco ha ido sumando más gente a las gradas. Pese a ello, el camino no ha sido nada fácil. El transcurso por LEB Plata de la Fundación Lucentum ha tenido momentos de gloria y otros de infausto recuerdo. Desde la gran eliminatoria ante Amics Castelló hasta el quinto partido frente a Real Canoe.
Todo ello nos ha traído hasta hoy. Un equipo que despierta ilusión en toda la ciudad. Un HLA Alicante que ha devuelto a las gradas del Ferrándiz a lucentinos que hacía mucho tiempo que no se acercaban por el Centro de Tecnificación.
Sin embargo, como decía antes, durante el camino hemos vivido muchas noches de dormir pocas horas. Días en los que las gradas nos recordaron a grandes noches lucentinas pero que el desenlace fue cruel. Muy cruel. Como aquella noche frente a Comercial ULSA CBC Valladolid en el quinto partido de la serie. Aquel fue el primer gran partido de la historia reciente del Lucentum. Por primera vez en mucho tiempo, el Pedro Ferrándiz presentó grandes colas en taquilla. La afición respondió y el desenlace (conocido por todos) no pudo ser más doloroso.
Después de eso, hubo que empezar prácticamente de cero y, poco a poco, volver a llenar las gradas del Ferrándiz. La temporada empezó otra vez y el objetivo del HLA Alicante volvía a ser el de pelear por el ascenso a LEB Oro. Un ascenso que se rozó con la yema de los dedos. De la misma manera que la temporada anterior, el Pedro Ferrándiz presentó un casi lleno en la grada para vivir el quinto partido frente a Canoe. Y, nuevamente, el desenlace cruel es conocido por todos.
Tocaba empezar de nuevo. No obstante, y pese a no conseguir el ascenso, los ecos de la afición coreando al equipo resonarían desde el principio de la presente temporada. Esas imágenes de la afición reconociendo a los jugadores por el esfuerzo quedan en la retina lucentina para siempre. Igual que los recuerdos por la Copa LEB Plata conseguida en lo que, ojalá, sea el primero de los éxitos de esta temporada. Ya va tocando.
Y porque como reza el lema de la Kali Nord: "Quien nunca se rinde, al final triunfa".