Entrevista. ensayista, acaba de publicar 'el mal dormir'

David Jiménez Torres: "El trato de una sociedad a sus intelectuales define a esa sociedad"

13/01/2025 - 

ALICANTE. Pese a que sufre de insomnio y ha escrito un ensayo sobre ello, El mal dormir (Libros de Asteroide), David Jimenez Torres (Madrid, 5 de octubre de 1986) es un tipo despierto, ausente de ideas trasnochadas, estimuladas quizá por la lucidez de la vigilia y de esas horas nocturnas en las que los escritores construyen sus historias mientras el resto de cerebros las imaginan en sueños. Jiménez Torres es doctor de Estudios Hispánicos por la Universidad de Cambridge y profesor en el Departamento de Historia, Teorías y Geografías Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Su currículum hace de él uno de los intelectuales a tener en cuenta en nuestro país en los próximos años, y habla de la figura del pensador en su libro La palabra ambigua: los intelectuales en España (1889-2019). 

-Vivimos en una sociedad en la que hay mucha inquietud, en tu libro El mal dormir (Libros de Asteroide), cuentas que tienes problemas de insomnio, que te viene incluso de manera heredada, ¿cuándo descubriste que te costaba pegar ojo? 

-De niño veía el hecho de que no me quedara dormido inmediatamente como algo forzoso, algo que me hacía especial. Cuando estaba despejado me quedaba leyendo mis cómics de Asterix. Nunca he tenido una relación normal con la noche, lo empecé a ver anormal cuando entré en el mundo laboral y me di cuenta de que eso podía ser un problema para rendir. Lo que me importa a mí es el contraste y el impacto que le supone al mal durmiente vivir en sociedad, una que es hostil para los que tienen problemas de sueño. Se percibe como que está haciendo mal pero en realidad tiene que ver con el horario al que uno tiene que entrar al trabajo.


-Es curioso lo mal que lo pasamos las personas a las que nos cuesta dormir, y en cambio parece que esta sociedad, con tanta bebida energética, y con otros elementos como el café pulverizado destinado a esnifarlo como la cocaína, busca no conciliar el sueño, estar siempre activo.

-Creo que se presta más atención al cansancio que antes, y se proyectan más las consecuencias del sueño. Las personas que tengan problemas para conciliar el sueño tienen más recursos que antes para luchar contra los problemas de este tipo. Simplemente con buscar en Google uno se puede encontrar ríos de tinta sobre el tema, y cientos de remedios para aplacarlo. Por otro lado, las camas de ahora no son incómodas como eran antes. El mercado responde a necesidades reales y a ansiedades de esas necesidades, por eso se crean necesidades como esas bebidas con la premisa de que hay que estar siempre alerta infundiendo el miedo al cansancio. Hoy en día somos más conscientes de lo que le pasa a nuestro cuerpo y eso tiene consecuencias positivas y negativas.

-En el libro comentas lo de las comodidades, y hoy vivimos en una sociedad profundamente depresiva, narcotizada, y que está bajo los efectos de medicamentos, buscamos estar excitados. 

-Va muy ligado a la productividad que se busca hoy en día. Ya no hay trabajos industriales, tenemos labores mentales, y requerimos de una mayor fortaleza y agilidad mental. Eso genera mucha hiperactividad ante el cansancio, pavor a estar bloqueado, y eso fomenta la búsqueda de medios que te permitan estar más despierto. La salud mental está muy ligada a la falta de sueño, y hay cosas de insomnio sobrevenido y extremo que pueden desembocar en problemas psíquicos.

-En el tiempo de la vigilia, ese intervalo en el que piensas en personas y cosas hasta que te duermes, ¿se te han ocurrido temas sobre los que escribir? 

-Sí, además no solo columnas. Para los que tenemos el cronotipo búho, que somos los que tenemos nuestros ciclos de sueños más tardíos pero podríamos seguir durmiendo avanzada la mañana, esas horas nocturnas hacia las once son un tiempo de gran lucidez mental. En ese período tengo mucha creatividad, y no es nada inusual que a los veinte minutos de estar en la cama me levante para apuntar ideas. Después, a la mañana siguiente, algunas de esas anotaciones, aquella que creías que iba a cambiar el curso de la actualidad, te das cuenta de que era una ocurrencia trasnochada. También es verdad, que mi experiencia está ligada a mi problemática concreta, y hay que entender que hay experiencias diferentes, aunque hay vivencias compartidas para todos los que tenemos conflictos con el sueño. 

-¿Qué te quita el sueño a nivel existencial? 

-En términos literales, si te soy sincero, es que el mal dormir sencillamente ocurre, no hay un motivo concreto. Hay mucho estereotipo sobre el mal durmiente, no te tiene que pesar algo por lo que no pegues ojo. En un sentido literal, yo duermo mal vaya el mundo bien o mal. A nivel metafórico me inquietan los conflictos bélicos en Gaza y Ucrania, y también me preocupa la deriva de la democracia española y como las tensiones que se están siguiendo en los últimos años y de cómo pueden estar creando una comunidad política menos sólida y más débil. Si uno busca razones para inquietarse no le van a faltar.

"Es peligroso pensar que sin los políticos y sin los medios de comunicación viviría en una sociedad apacible, creo que incluso con sus excesos fomentan la pluralidad social"

-El CEO de Netflix dijo que su rival no era la televisión, que era el sueño. A veces me da la sensación de que con los políticos pasa algo parecido, que tiene un especial recelo a que durmamos tranquilos, necesitando que siempre haya algo que nos preocupe. 

-Hay una industria de la alarma, de la preocupación, de que es necesario que todo el día recibamos notificaciones, y es verdad que eso alerta con problemas reales y con cuestiones menos urgentes o importantes. Aquí también pienso, que es peligroso pensar que sin los políticos y sin los medios de comunicación viviría en una sociedad apacible, creo que incluso con sus excesos fomentan la pluralidad social. Prefiero las imperfecciones de un sistema histérico y que haya variedad de reacciones a que haya una especie de anti política que fomente la idea de una calma que se parece al silencio. Prefiero las exageraciones del sistema actual al peligro que podría suponer lo contrario. 

-En La palabra ambigua comentas la tibieza de ciertos intelectuales en los asuntos políticos, aunque sí que es cierto que hay determinados pensadores como Fernando Savater que sí que han dado el salto y se han mojado, ¿crees que siguen estando en una torre de marfil los intelectuales?

-Tenemos una capacidad curiosa para pedirle a los intelectuales una cosa y la contraria. Cuando un intelectual nos da la razón le animamos a que se meta en política, pero cuando discrepa con nuestra forma de pensar se escucha un discurso muy fuerte que rechaza que viertan ciertas opiniones, se les censura poniendo en entredicho la fiabilidad de su criterio. Lo que dice una sociedad sobre sus intelectuales, dice más de esa comunidad que de los intelectuales que está definiendo. Esa ambivalencia nace de que no sabemos muy bien donde ubicar en la sociedad a nuestros intelectuales. 

-Micahel Ignatieff en Fuego y cenizas (Taurus) hace un balance sobre la mala suerte de los intelectuales en política, ¿muchos se lo piensan a la hora de dar el paso por los antecedentes frustrados? 

-A mucha gente le cuesta llegar lejos en política, muchas veces nos fijamos mucho en los intelectuales, tendiendo a pensar que es una cosa exclusiva de ellos. Sin embargo, quizá pueda que todo sea más generalizado de lo que parece. Ni la cobardía ni la valentía son cuestiones exclusivas del intelectual, y tampoco creo que la exigencia ética tenga que ser mayor en ellos. Mucha gente siente cierta prevención a la hora de entrar en política, porque es un mundo especialmente agresivo y las compensaciones no están muy claras o garantizadas. Habría que ver lo que significa tener éxito en política, sólo una persona puede llegar a ser presidente del gobierno, en el caso de Ignatieff podría ser un caso a analizar por ejemplo. 

-Es cierto que esto se parece al caso en el que justo un grupo de matemáticos se metan en política y ya tendemos a pensar que ha fracasado por ser de ese campo. 

-Sí, quizá, tiene que ver con otros motivos, no por el hecho de ser matemáticos o intelectuales, habría que analizar caso por caso.  

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