modificados obras públicas / OPINIÓN

Cuando un proverbio encierra realidades

7/01/2020 - 

El entonces no, en la palabra de un jefe de Gobierno, significaba un medio sí. Así lo publicamos allá por julio de 2019, en un artículo publicado por diversos medios autonómicos, entre ellos el presente, aludiendo a un antiguo proverbio árabe titulado: 'Un no, significa un medio sí'.

Daba pistas a quien se lo escuché allá por el setenta y tantos, docto en sabiduría, aún vital e ingenioso. Vendría a suponer su contenido, una especie de acuerdo entre dos partes respecto a que lo inmerso en una negación expresada en determinado momento, podría otorgársele opuesto y posterior significado aludiendo a la falta de comprensión previa por terceros.

Vendría a ser algo así en lenguaje de Gonzalo de Berceo o Román Paladino, en un contenido de fábula proverbial, respecto al no inicial: “mira, como se trata de algo bueno, pero políticamente inentendible en estos momentos, aplazaremos su desenlace para más adelante”. Y así sucedió.

La política, por ser comedido en el lenguaje y como ya se ha manifestado tantas veces, es el refugio y la tentación de las inexactitudes. Por ello, bajo el punto de vista actual de nuestros protagonistas principales, la solución pactada con un eufemístico socio inicial de “cooperación”, para convertirse a su tiempo en “coalición”, pasa a convertirse en un plato al gusto, "bien forma justificada a juicio del interesado como recurso al desbloqueo parlamentario, o en sinónimo de burla a la mayor parte del electorado".

Es más, para otros, entre los qué me encuentro, se trataría de un gran dolo político dirigido a una España, en la una gran parte, aún confiaba en un sistema ya camino de agónica descomposición.

Basta con pensar en épocas no muy lejanas y el recuerdo de los “navajazos políticos en el costado” entre una clase política qué ni es ejemplar ni protege a los qué supuestamente debería hacerlo. Los que me conocen saben de mi agnosticismo, no filosófico, pero sí enfrentado al poderío del sistema político opresivo y siempre larvado.

Me van a permitir tomarme la licencia de insistir, pero el pasado 28/4, en horas previas al escrutinio de votos en las segundas elecciones, y para eso se encuentran las hemerotecas, remití a las redacciones de los medios con los que habitualmente colaboro un artículo de opinión titulado: "España se quiebra ante lo desconocido".

LO DESCONOCIDO, ya se encuentra entre nosotros, rebosando ambigüedades e incógnitas políticas, y oscuras presunciones económicas producto de un deambular por caminos pedregosos diseñados por políticos de semblantes contrarios a la regeneración e interés de España, y con cada vez menos peso en el ámbito internacional.

¿Qué respuesta existirá en una sociedad inexperta en estos inesperados y abruptos estadios políticos? Por eso, ¿cabría plantearse? respecto a la regeneración política qué tanta falta le viene haciendo a España, aquella parábola de Lucas, VI,39 ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

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