La prepotencia, difícil de entender por el votante

Ante todo, me van a permitir de nuevo confesar mi agnosticismo político, lo cual me permite en ciertas ocasiones soslayar la ceguera de partidos políticos, militantes y simpatizantes. Acaba de finalizar el escrutinio provisional y nos damos cuenta de que el instinto del elector resulta felino, para otear los peligro, y la prepotencia, siempre te acaba estallando en las manos.

El partido gobernante apostó fuerte, apoyándose en algunos de sus politólogos, los cuales aventuraron un crecimiento suficiente que le ofrendarían los españoles como si se tratara de Julio César, y que le permitiera actuar sin demasiadas ataduras.

Pero no tuvieron en cuenta dos aspectos importantes: uno, que el pensamiento del elector es errático, pero no temerario. Dos, el país se encuentra fragmentado, y no por los resultados recién conocidos, todavía más hecho añicos, no, sino que se fragmentó en las elecciones de abril, tal como lo anunciamos junto a este medio a las pocas horas de contemplado el escrutinio anterior en el artículo “España se quiebra ante lo desconocido”. Y amigos míos, lo desconocido se puso en marcha hasta llegar a los diversos sucesos que desgraciadamente hemos contemplado de abril a noviembre, además de alcanzar la cifra de 17 partidos en el arco parlamentario, fruto de nuestro pluralismo.

Desconozco si lo ocurrido a alguien le puede servir de lección, pero creo también que las ideas que van a regir nuestro futuro inmediato, se encuentran encima de determinadas mesas de decisión y no encajan precisamente con buenos augurios.

Con anterioridad, tuvimos que distinguir, por un lado, sentido común, y por otro, significado político, casi nunca coincidentes en referencia a un proverbio árabe que expresa: UN NO, SIGNIFICA UN MEDIO SÍ, intentando encontrar justificación al comportamiento mutuo casi humillante de los dos líderes sobre “tantos encontronazos y desconfianzas”, aparentemente extraño, ¿quizás premeditado?, destinado a la elaboración de un escenario deseablemente mullido a la búsqueda de que acogiera una ficticia reconciliación que nunca llegó a suceder ante nuevas y posibles ambiciones de los protagonistas, en la búsqueda la alianza encubierta programad entre PSOE y UP.

O expresado en román paladino, “salir el tiro por la culata” con lo cual, cabe preguntarse: ¿Cómo recomponen filas en el Congreso 17 partidos, supuestamente deseosos de una buena gobernanza? Como no van existir escenas antiguas de sacrificio al estilo Numantino, no mantengo esperanzas.