Buscar un enemigo externo para inculparse de la falta cometida o escurrir la crisis existencial que se atraviesa viene siendo la reacción más habitual que han tenido los gobernantes a lo largo de la historia. No iba a ser menos en la crisis de la covid-19, lo que pasa es que esta vez ocurre de manera extraña puesto que algunos miembros del Gobierno de España han encontrado en una parte de nuestro propio territorio al contrincante político a quien echarle las culpas de los males que nos asolan.
No hablo de Cataluña -pueden estar tranquilos los proindependentistas-, me refiero a la Comunidad de Madrid. El ejecutivo, encabezado por el vicepresidente Pablo Iglesias la ha tomado con Isabel Díaz-Ayuso con el fin de tapar sus propias vergüenzas. Escrúpulos que no demostró tener el líder de Podemos para acusar a la mano derecha de Casado en la capital de criminal atribuyéndole los muertos en las residencias de ancianos. El hombre que ostenta la cartera de asuntos sociales y que no hizo acto de presencia en ningún centro de mayores durante la pandemia da lecciones de como se deben ejecutar las competencias. Todavía sigo pensando que ha hecho el señor Iglesias por los españoles durante esta emergencia sanitaria… No voy a meditarlo en exceso porque entonces me acuerdo de su entrada en el CNI por la puerta de atrás y me hierbe la sangre.
Creo que no ha habido asunto en el que haya entrado más la demagogia y el engaño que como en el de las residencias de ancianos. Es mentira lo de que Madrid ha sido la región en la que ha habido un mayor porcentaje de fallecidos en dichos centros. No es más que un eslabón de la estrategia manipulativa de la izquierda. Según datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) la Comunidad autónoma con mayor tasa de fallecimientos en residencias es Aragón con un 90% seguido de La Rioja con un 87,08%. Regiones, casualmente, gobernadas por el Partido Socialista. No se ustedes, pero no creo en las casualidades… Del mismo modo que Tezanos cocina las encuestas del CIS, el ejecutivo ya tiene a acólitos que les sazonan las informaciones menos ventajosas para sus intereses.
Prioridades del Gobierno, entre las que está, al igual que ocurre con todos los ineptos que intentan ocultar la luz de los brillantes con la oscuridad de su incompetencia, alzarse como el salvador de todos los españoles. Por eso nos han tenido casi cien días bajo el Estado de Alarma, para aumentar sus poderes dejando en un aparente segundo plano a las Autonomías llevándose todo el mérito de la gestión. Y menos mal, tras muchas tiras y aflojas con el ejecutivo central, que se permitió a las regiones emprender negocios por su cuenta y riesgo para acaparar material sanitario entre otras medidas, si no, que Dios nos hubiera pillado confesados… Porque como señaló Miquel González en su artículo, 'En las residencias faltó agilidad', si hay algo que ha ejercido como dique de contención han sido los profesionales del sistema sanitario autonómico.
No nos la cuelan. Por mucho que Pedro Sánchez compareciera maqueado para hablar a todos los españoles con aire de héroe, la historia recordará a su ejecutivo por haber sido los villanos que mintieron a todos los ciudadanos poniendo en peligro a miles de españoles, no solo por la celebración de la manifestación del 8-M la cual según el forense de la causa instruida por la jueza Rodríguez-Medel fue decisiva para la expansión de la enfermedad, si no por no haber tomado medidas de manera tajante desde el primer atisbo de riesgo en lugar de esperar a la marcha feminista negligente. Para desgracia del Gobierno los españoles hemos tomado nota, no se nos va ha olvidar lo que hemos pasado durante este tiempo. Han cometido el error de confinarnos, de dejarnos pensar, porque por mucho que intentarán coartarnos las libertades el pensamiento es ingobernable, permanece insumiso incluso ante la tiranía más atroz.
Esas meditaciones nos hablan de quien nos ha traicionado y de quien ha sido leal. Nobleza, que ha demostrado Ximo Puig, el presidente de la Generalitat Valenciana ha sabido dar la cara durante esta crisis cuando el ejecutivo, de manera sectaria dejó fuera nuestra región de la fase 1 a principios de mayo brindando el avance a otras con peores ratios que los nuestros como País Vasco. Sánchez tenia que pasar por caja y el líder del PSPV era el tonto útil como consecuencia de sus discrepancias políticas con el jefe del ejecutivo. El Gobierno no ha hecho más que poner piedras en el camino de las administraciones que ejecutaban gestiones más eficientes que la propia.
Cuando el ministro de Sanidad, Salvador Illa, no proporcionaba material sanitario suficiente a las CCAA, el Consell ya había tirado de chequera reflotando aviones con mascarillas ante la ausencia y parálisis del Gobierno central. Hay que felicitar al gabinete liderado por Puig por haber sabido solventar la controversia pese a la circunstancia de tener un colega en Madrid que estaba más pendiente de controlarnos y descuartizar nuestro sistema e instituciones, -estás que para la vicepresidenta Carmen Calvo nunca han tenido credibilidad-, que de la integridad de los españoles. Enhorabuena, señor President. Alabanza que ratifican los expertos consultados por Valencia Plaza en el panel de opinión publicado a principios de abril en el que le dan al equipo de Puig una nota media de 6,3 en comparación al 4,5 con el que puntúan al gabinete de Sánchez.
Les sacan los colores… Las Comunidades han estado a años luz de la banda de incompetentes que conforman la cuadrilla de Sánchez. Mientras Fernando Simón decía que no iba a haber contagio local o animaba a sus vástagos a asistir a la manifestación feminista la Xunta de Galicia decretaba el estado de emergencia, la Junta de Andalucía hacia acopio de mascarillas a la par que a Illa le vendían gato por liebre las empresas chinas clandestinas, o García-Paje se hacía con test rápidos mientras el mitificado comité de expertos tomaba nota de la ocurrencia de Teresa Ribera sobre el factor de la localización de Portugal en la afluencia del coronavirus. Es una españolada, pero no de ficción, real como la vida misma.
Señor danos paciencia… Temple para aguantar a un Gobierno de tebeo que, en lugar de utilizar normas menos coercitivas como la Ley General de Sanidad, la Ley General de Salud Pública o la Ley de Seguridad Nacional, prefirió establecer el Estado de Alarma pese a que ahora estamos viendo como existe la posibilidad de escalar de fase o restringir municipios, al igual que se está haciendo en Huesca, sin necesidad de recurrir a ese mecanismo constitucional.
Puede que el gobernar con Podemos no le quite el sueño y que aquellas declaraciones fueran tan solo producto de los nervios del directo, pero no me cabe duda de que, si las Comunidades consiguen solventar la situación sin el auxilio de la mano paternal de Sánchez, el presidente y sus planes van a quedar retratados.