Voy a tomarme unas vacaciones para “digerir” el proceso catalán desde su inicio, la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto de Autonomía, pasando por el 9N, la desconexión catalana de septiembre, el 1 de octubre, la DUI hasta el resultado de las elecciones del 21D porque a fecha de hoy sigo perpleja. El problema catalán ha supuesto un cúmulo de disparates. Algunos políticos desde las instituciones pasaron a la cárcel y de ésta van a volver de nuevo a las instituciones. Como dice una amiga mía, eso sí son “puertas giratorias”, lo demás, tonterías.
Hemos contado con candidatos extra muros (Bélgica) y candidatos entre rejas (cárcel). Se han abierto expedientes desde vigilancia penitenciaria por emitir mensajes para la campaña electoral de los candidatos que estaban en la cárcel ¡qué fuerte! pero, como quieren ¿que hagan campaña? Lo que no es de recibo es que los investigados, y para colmo, en situación de prisión preventiva, puedan presentarse a las elecciones. Se debe reformar la Ley Orgánica de Régimen Electoral para evitar esas disfunciones. De paso adaptamos la norma a la era digital y suprimimos la prohibición de publicar encuestas, cuando los mismos partidos las manejan y cuando en Andorra se publican con el logo de frutas en vez del nombre de los partidos. Ningún sentido tiene tampoco en la era digital, la “Jornada de reflexión”, ya que produce una gran contradicción, no me pueden bombardear pidiéndome el voto pero si puedo recrearme leyendo en Internet todo lo acontecido en la campaña electoral. O como ha ocurrido en estas elecciones, pueden los candidatos acudir a la prisión para saludar a los otros candidatos en la jornada de “reflexión”.
Las circunstancias que han acompañado a las elecciones catalanas del 21D provoca un panorama que parece de ciencia ficción, pero en este caso la realidad ha superado a la ficción. Pero los esperpentos electorales no han acabado. Ahora viene la segunda parte, la vuelta gloriosa de Puigdemont, a quién el Juez Llanera le está esperando, la situación procesal del algunos candidatos que a lo mejor no pueden acudir a la investidura, los futuros pactos, el grupo parlamentario mixto que puede estar compuesto por el Partido Popular y los antisistema, ¡ironías de la vida!
Y mientras tanto seguimos con la fractura social, ratificada por los resultados electorales y la vuelta a la inestabilidad política y económica.
Los asesores de Rajoy se ha demostrado que son unos genios, verdaderos estadistas. El 155 ha fortalecido a Ciudadanos, ha hundido al PP catalán y pese a todo no ha derrotado al independentismo. En una empresa privada por mucho menos te vas a la calle. Pero en el ámbito político, no esperen dimisiones de nadie, salvo que nos las traigan “Los Reyes Magos”.
En cuanto al fondo, ya lo ven, volvemos a la situación de partida. Ni el artículo 155, ni las elecciones, ni los juicios procesales han resuelto el problema. ¿Hasta cuándo vamos a continuar así? Ahora vienen las vacaciones Navideñas y nuestros dirigentes políticos se irán de vacaciones. Les aconsejo que las aprovechen para la reflexión pausada y serena, para releer a los sabios, para que visualicen vídeos de nuestra Transición, para que lean artículos de especialistas en Derecho Constitucional, en Historia y en Ciencia Política. A la vuelta de vacaciones, tienen muchos retos por delante, y muchos ciudadanos honestos, catalanes y españoles ansían respuestas solventes de nuestros representantes públicos.
Les deseo unas Felices Fiestas pero no a todos, sino sólo a los hombres y mujeres de “buena voluntad”.