DE LA VÍA PA ARRIBA / OPINIÓN

Cuando en vez de solucionar problemas los crean

17/10/2019 - 

La sentencia del Procés tiene 493 folios. Mi compañera jurista amiga Victoria Rodríguez se los ha leído y seguro que los está escudriñando de cabo a rabo y podrá hacer una valoración muy ajustada y rigurosa sobre este extenso documento.  

Yo no la voy a leer. No la entiendo y trata desde un punto de vista muy técnico asuntos que yo observo desde otra perspectiva. Los políticos y las políticas tienen una función primordial que consiste en gestionar lo público y ocuparse de solucionar los problemas de la gente desde un punto de vista común. 

En el asunto catalán, los políticos han creado un problema que no se resuelve con la sentencia del Procés. Cumplir la ley y juzgar a las personas que la vulneraron es lo único que se podía hacer, pero no es la solución al problema de fondo. Esto que es muy evidente en lo que ha ocurrido en Cataluña desde hace algo más de un año, pasa más a menudo de lo que pensamos. 

Extrapolando este argumento de cumplir leyes sin resolver problemas a cuestiones más caseras, se me ocurren unas cuantas en Elche. El Mercado Central es un caso clarísimo, así como el esqueleto en ruinas del hotel de Arenales que adorna nuestro espléndido litoral.  

El contrato para construir el nuevo Mercado Central de Elche se firmó en 2015, cuando gobernaba con mayoría absoluta el partido popular de Elche y era alcaldesa Mercedes Alonso. La idea de construir o remodelar el mercado era antigua y ya cuando era alcalde en la legislatura anterior el socialista Alejandro Soler se iniciaron los primeros trámites para poner en marcha un proyecto de este tipo. 

Había un problema y se estaba intentando poner solución. Sin embargo, las prisas son malas consejeras y a pesar de la oposición de algunos placeros y las resistencias de algunos colectivos e incluso partidos políticos, Alonso metió el turbo y el contrato, cumpliendo los plazos legales claro que sí, se adjudicó y en un mes y medio se construyó el mercado provisional, trabajando incluso en festivos y a altas horas de la madrugada en turnos triples de obreros.  

No me explico cómo es posible que todo eso se hiciera de la manera correcta.  Pero ¡si incluso lo avaló el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales!  Cuatro años y pico después, siguiendo estrictamente la ley también, los alrededores del Mercado Central de Elche aparecen cual campo de guerra, o de patatas, recorrido por zanjas y vallas, de las que incluso a veces, cuando llueve, brota vegetación. De nuevo hablamos de cumplimiento estricto de la ley. No habían hecho las excavaciones arqueológicas preceptivas para esta otra y ahora se están haciendo. Es así de simple. Es legal, pero no es de sentido común lo que ha pasado ni cumple el paradigma de que los políticos están para solucionar problemas. En este caso unos y otros han creado un problemón. 

Muy parecido es el asunto del hotel en ruinas de Arenales del Sol. Se levanta con todos los permisos en los 60, alguna década después cambian la ley, se queda como el resto de edificios fuera de ordenación, se genera un proceso que lleva a incluso a declararlo en ruina por parte del ayuntamiento en la década de los 90 y acaba en los tribunales.  

Se está cumpliendo la ley al milímetro. Pero la cuestión es que los vecinos y vecinas de la pedanía no tienen hotel y sí un armazón en ruinas a punto de caerse. No sé si han pasado recientemente por los alrededores del mercado o del hotel, pero da pena. Y seguro que igual que yo, otras personas piensan lo mismo. ¿Cómo se ha llegado a esto?  

Lo mismo pienso cuando veo en la tele lo que está ocurriendo en Cataluña. Cumpliendo la ley a veces no resuelves nada, pero no se puede hacer otra cosa... ¿O sí? 

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