El Festival de Teatro Clásico de L’Alcúdia y la UA recupera al público y se hace más fuerte
El Festival de Teatro Clásico de L’Alcúdia y la UA recupera al público y se hace más fuerte
ALICANTE. “Es difícil pensar en el cambio climático durante mucho tiempo. Lo negamos porque tememos que, si dejamos que nos invada la plena y cruda realidad de esta crisis, todo cambiará”. Con esta frase de la periodista y activista Naomi Klein, el Aula de Teatro Contemporáneo de la Universidad de Alicante empezó a fraguar su nuevo proyecto, Cor i terra, una obra bilingüe en la que todo —desde el texto hasta la música— ha sido creado desde cero por un grupo de 25 estudiantes. El resultado es una mezcla paradójica de seriedad y humor, tradición y cambios, cotidianeidad y ciencia ficción. Siempre, eso sí, con único fin: conseguir un futuro mejor.
Al frente de esta locura, ha estado y está el director Iván Jiménez, para quien la creación colectiva sigue siendo un reto personal: “Con este método, ellos son los responsables de todo. Y sobre todo y lo más importante, de crear el texto que luego van a defender encima del escenario”. Un guion que, asegura, siempre interpretarán mejor que los escritos por un autor o una autora profesional. De hecho, tras siete años de experiencia, confiesa que “nadie de quienes participan en el Aula de Teatro mantiene su vida igual”. “El aprendizaje, sobre todo de trabajar en equipo, es brutal”, precisa, puesto que interactuar con tantas personas, de familias y grados universitarios diferentes, les permite ganar seguridad y mejorar sus habilidades de comunicación y liderazgo, entre muchas otras. Por todo ello, Jiménez agradece a la UA que “en tiempos de pandemia, haya seguido apostando por mantener viva una de las columnas vertebrales del Vicerrectorado de Cultura”.
En este caso, el elenco de intérpretes ha configurado un mundo de fantasía y comedia en el que, tal y como cuenta su director, unos chavales de la generación Z que viven en un piso de estudiantes se ven envueltos en una serie de vivencias que les harán “situarse como protagonistas de una aventura: la de salvar la humanidad”. Se trata, por tanto, de un espectáculo dirigido a todos los públicos, pero muy especialmente a los jóvenes. “Si alguien tiene que cambiar esto, es la generación de Greta Thunberg”, sentencia Jiménez. Desde luego, sus alumnos y alumnas ya lo han interiorizado: “En el aula, tenemos claro que esto es una urgencia, por encima de todo lo demás, y que cuando atajemos el cambio climático, se solucionarán muchísimos más problemas añadidos. Necesitamos un cambio social”. Y para ello, recuerda, se debe entender primero que “el cambio climático es, ante todo, un problema para el ser humano, no para el planeta”.
En este sentido, el encargado del Aula revela que la parte más complicada del proceso de creación ha sido la de visualizar una prosperidad distinta: “Tienen muy claro el diagnóstico, pero lo que más les ha costado ha sido pensar en una utopía. Una utopía como concepto de un mundo mejor”. En palabras del también vicepresidente de Protea, “la generación Z está saturada de distopías, desde 1984 hasta El cuento de la criada, pasando por Los juegos del hambre”. “Siempre que tenemos una visión del futuro, es una visión catastrofista”, añade. Por eso, quisieron romper el ciclo y ofrecer una alternativa optimista, aunque, insiste, no fue nada fácil: “Estaban muy contaminados por los medios de comunicación y porque, realmente, hace mucho tiempo que no se escriben utopías, ni en novela ni en cine ni en teatro. Desde los años 60 y 70, cuando se pensaba que la humanidad podía ir a mejor, no tenemos referentes utópicos”.
Dada la complejidad del discurso, Cor i terra se inició con un arduo proceso de investigación que duró dos meses. En ese tiempo, se analizaron, principalmente, dos aspectos: por una parte, las políticas existentes en materia de medio ambiente y las posibles soluciones para construir un mundo “ecosostenible y más justo socialmente”; por otra, el folklore autóctono, las tradiciones de las abuelas, pues todo ocurre el 23 de junio, la noche de San Juan, por lo que las raíces son la segunda pieza clave de la historia. De ahí el título de la obra y también la decisión de que unos personajes hablaran en valenciano y otros, en castellano.
Cor i terra se estrenó el pasado 25 de mayo en el Paraninfo de la Universidad de Alicante, una fecha a la que, según admite Jiménez, llegaron “bastante justos”. Las sucesivas olas de contagios les obligaron a combinar las sesiones presenciales con las virtuales, un hecho que frenó el desarrollo del proyecto. “Aun así, ha sido un trabajo muy reconfortante, porque ves la necesidad que tienen de aportar su granito de arena, de intentar buscar soluciones”, reconoce.
Precisamente por ese motivo, considera que el producto escénico obtenido es especialmente interesante para el alumnado de bachillerato, tanto por su función de concienciación como por servir de reclamo para que las próximas generaciones de estudiantes de la UA conozcan el Aula de Teatro y puedan formarse en ella. Con todo, Iván Jiménez invita al profesorado a acogerla en sus respectivos centros, así como a las concejalías de Medio Ambiente, para las que Cor i terra puede ser una propuesta original y muy útil. Este viernes, 18 de junio, la representarán en el teatro Arniches de Alicante, una cita para la que las entradas se agotaron hace un mes. No obstante, tienen nuevas fechas marcadas en el calendario y su paso por los escenarios no acabará hasta mayo de 2022.
El Festival de Teatro Clásico de L’Alcúdia y la UA recupera al público y se hace más fuerte