ALICANTE. Que una editorial surja como un grito de radical reivindicación puede ser positivo o negativo para el impacto de sus publicaciones. Que lo haga bajo la autodefinición de "microeditorial" y esta breve descripción de su origen: "Existió antes pero desde enero de 2015 es una editorial con corazón en Barcelona y latidos en medio mundo", un chasquido en la penumbra. Y un lema que no es lema, pero que quedaría perfecto en un blasón, o en una placa en la puerta: "No le debemos nada a ningún banco, publicamos libros conforme las ventas de los anteriores nos lo permiten". Marta Martínez Carro, "periodista retirada a mejores letras y resiliente practicante", dirige el invento, apoyada en los dos pilares maestros con nombres Núria y Gabriel, a cargo de las traducciones y de la administración, respectivamente.
Las nuevas editoriales se sustentan en nuevos modelos de negocio, desde los ángeles inversores, hasta la economía colaborativa, con ejemplos como el crowdfunding o distintas versiones cooperativas, como los socios participantes, que forman parte, como una especie de accionistas de ContraEscritura, lo que les hace exclamar un ideario en seis puntos que, para todo apasionado de las listas, suponen un ejercicio literario en sí mismo:
"SOMOS RAROS, NO SOMOS INDEPENDIENTES porque es técnicamente imposible:
- dependemos de que nuestros impresores conviertan nuestras ideas en un buen objeto,
- de nuestros traductores para leer los libros escritos en idiomas que no sabemos leer,
- de nuestras familias, amigos y mascotas que soportan todos y cada uno de nuestros ataques de pánico,
- de nuestros socios, SIEMPRE, que compran a ciegas un trocito de nosotros, que a veces hasta nos prestan sus sofás para poder dormir y que son tan raros como nosotros,
- de los libreros que confían en nuestra desnudez, en nuestra sinceridad, en que hacemos las cosas lo mejor que sabemos hacerlas y que, en definitiva, se suman a nuestra trinchera.
- pero sobre todo no somos independientes porque dependemos de los lectores que cogen esos libros de los que poco o nada han oído hablar y deciden darle una oportunidad a lo distinto".
Este ideario se concreta, de momento, en tres colecciones: PapiroVerba, donde caben poesía, relato novela, "amor, rabia, desgarro, lo increíble y la felicidad absoluta"; ArteFactos, "una frase perdida, un verso punzante o un microrrelato terrorífico pero siempre peculiar en forma, en fondo, en todo, vestidos con las imágenes más sugerentes, cabreadas o sutiles del lugar"; y la colección ConTexto, cuya razón de ser es que "ninguno de los autores de esta colección podrán asistir a presentar los libros porque están muertos", primeras traducciones y reediciones ampliadas.
A esta última colección pertenece la novedad estrella que vendrán a presentar, en la caseta 13 de la Feria del Libro, perteneciente a la librería Pynchon&Co, Marta Martínez Carro y Núria Molines, en representación de las autoras fallecidas, como si fueran dos ouijas humanas. La novela Pasaron unos hombres, de la francesa Marcelle Capy, publicada originalmente en 1930, tras haber ganado el premio Severine, e inmediatamente traducida por Margarita Nelken en 1932 para Biblioteca Nueva. "Para ser digna de un héroe, había que ser heórica", esta cita resume la intención y el trasfondo de una obra que alienta los tres ejes de la vida de ambas "autoras": paz, feminismo y solidaridad.
El entrecomillado corresponde a la intención de la traductora, una consolidada Nelken como referente del feminismo ibérico, tras la publicación de su ensayo La condición social de la mujer. Su estado actual: su posible desarrollo (1919) y la novela La trampa del arenal, de convertir la prosa directa, de frases yuxtapuestas y afirmaciones consecutivas, de diálogos como pequeñas iluminaciones, en otra prosa, en una nueva obra en otro idioma (ella, que era capaz de utilizar indistintamente el francés, el alemán y el español), con un concepto moderno de la traducción, donde "una traducción debe ser ‘fiel’, pero no ‘textual’, y se deben traducir, no las palabras –que esto con un diccionario es muy fácil- sino el ‘espíritu’". En 1931 se convertiría en la primera diputada en Cortes, por Badajoz, en las listas del PSOE, aunque más tarde, ya en el contexto de la Guerra Civil, se incorporaría en las filas del PCE, en noviembre de 1936.
Pasaron unos hombres es una novela en que los hombres son protagonistas ausentes. Las heroínas a que hace referencia la cita son las mujeres afectadas por la movilización de la Primera Guerra Mundial, en una lucha de liberación no exenta de la lírica de la palabra.
Cuando recibió el premio Severine, Claude Pierrey escribió una crónica para La Femme de France que reivincaba la figura de la autora: "Marcelle Capy ha sufrido mucho. Durante muchos años estuvo destrozada… frente a sí misma, sola, pobre, dudando de todo , de todos e incluso de su fe… Ahora, Marcelle Capy ha vuelto a levantar cabeza, su hermosa cabeza viril y luminosa. Pasaron unos hombres ha consagrado su nombre como escritora. Escuchad su ‘canto profundo’. La supera, nos supera… Es el grito poderoso, el grito universal de la Vida contra la Muerte".
Esta reedición de ContraEscritura recupera el texto original de la traducción de Nelken, en un lento pero seguro trabajo de rescate de la memoria antifascista, colocando esta obra de Marcelle Capy junto a las de Nico Rost, Ernst Toller o Romain Rolland.