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tribuna libre / OPINIÓN

Conjugar el verbo planificar

23/07/2018 - 

Al poco tiempo de llegar al Ayuntamiento, un alto funcionario de la casa me comentó que uno de los mayores problemas del Ayuntamiento, más allá de colores políticos y la gestión de unos y otros, es la falta de planificación en la administración local alicantina.

“No hay tradición en planificar en este Ayuntamiento – me dijo- y este feo vicio se ha heredado por parte de las diferentes corporaciones, impregnando todos los ámbitos de la gestión municipal”. Tres años después de esta conversación le tengo que dar la razón.

Obviamente no es éste un mal que afecte únicamente a la administración local alicantina, ni mucho menos, pero es la que mejor conozco y en la que tengo la responsabilidad de incidir.

Y sobre esto, sobre la necesidad de potenciar el valor de la planificación en la gestión pública, acompañada de otra serie de valores y medidas, para mejorar la gestión municipal y el servicio público que se ofrece a la ciudadanía, es sobre lo que pretendo reflexionar en este artículo que mira hacia el horizonte de mayo de 2019, donde una nueva etapa política se debe abrir en este Ayuntamiento y en la que desde Compromís trabajamos día a día para ser protagonistas.

A este problema estructural de la falta de planificación en la gestión, se suma el Plan de Ajuste impuesto al PP en el año 2012 porque había más de 70 millones de facturas en los cajones fuera del presupuesto municipal, en una época donde el rigor presupuestario se suprimía para gobernar pensando en “los amiguetes”. Era el colofón al caos de la gestión económica por parte de los mismos que volvieron hace tres meses al gobierno manchados por la sombra de la duda, por voluntad del transfuguismo y la complicidad de la nueva derecha de Ciudadanos y que ahora, haciendo por fin caso a Compromís, pretenden cancelar el Plan de Ajuste aunque no a través de la fórmula que valoramos como la más óptima. Y lo pueden hacer a causa del buen estado de las cuentas municipales que han heredado de estos 3 últimos años de gestión, que ha saneado su desastrosa herencia de 20 años del PP.

Tampoco ha ayudado en este mandato las carencias en la cohesión y la crisis del gobierno tripartito, o especialmente la debilidad de los minigobiernos municipales, antes del PSOE y ahora del PP. Cuando la estabilidad sale por la puerta, la planificación salta por la ventana.

Por eso necesitaremos en el próximo mandato un gobierno estable, a imagen de lo que ha representado el Botànic o la mayoría de los gobiernos municipales del cambio, que cuente con mayoría política suficiente para dar solución al recurrente déficit de ejecución presupuestaria, que explotó en el año 2017, y que tampoco en estos momentos, con un minigobierno deslegitimado, tiene los mimbres necesarios para poderse abordar.

Habrá que aprovechar las bases de la gestión económica responsable que hizo el gobierno plural de izquierdas y que ha dejado las arcas municipales saneadas, con un porcentaje mínimo de deuda municipal -y esperamos que sin Plan de Ajuste como ha

reivindicado Compromís en estos años-, para sentar las bases de unos cambios en la organización, las dinámicas de trabajo y la superación de vicios arraigados en la administración local alicantina.

Habrá dinero para invertir en el próximo mandato, y capacidad de endeudamiento si hiciese falta, pero eso no resuelve todos los problemas sino somos capaces de introducir la planificación como eje de las políticas presupuestarias, de las líneas de acción de gobierno.

Por ello de cara al próximo mandato municipal, en el que estamos comprometidos a que Alacant vuelva a tener mayoría progresista liderada por Compromís, a que vuelva a ser una Ciudad del Cambio, habrá que reflexionar y poner en marcha diferentes estrategias y decisiones para mejorar en la eficiencia de la acción institucional sobre la ciudad. El reto es mejorar el servicio público que ofrecemos a la ciudadanía y la capacidad del Ayuntamiento, tanto como motor de ciudad a través de sus inversiones y proyectos, como para generar autoestima y vinculación con el proyecto común de ciudad, equidad territorial, cohesión social, dinamismo económico y un relato de compartido del futuro de Alacant.

Tenemos que poner en funcionamiento toda una serie de medidas sobre las que habrá que reflexionar, establecer prioridades y acometer dentro de un Programa de Gobierno en el que no solo puede estar comprometido la parte política del Ayuntamiento, sino que también es imprescindible la implicación de técnicos y personal municipal y la explicación didáctica y clara a la ciudadanía que tiene que participar y hacer suyos estos objetivos:

-. Retomar los proyectos de planificación estratégica y urbana de la ciudad, que se han abandonado en los minigobiernos de PSOE y PP. Es decir, el Plan de Ciudad, el Plan General y el Plan de Inclusión Social, y otros planes territoriales y sectoriales, como instrumentos para planificar nuestra hoja de ruta compartida de ciudad, las reglas del juego de nuestro desarrollo urbano y la respuesta pública a uno de los mayores retos de la ciudad, su equilibrio social y territorial.

-. La planificación económica del Ayuntamiento debe, como mínimo, establecerse en el marco de un Plan de Gobierno que abarca 4 años superando la mirada presupuestaria anual, donde necesariamente siempre hay proyectos e inversiones que han de quedar fuera por las limitaciones presupuestarias y administrativas.

-. Más allá de las obligaciones presupuestarias plurianuales adquiridas, habrá que realizar, empezando a partir del Presupuesto del año 2020, un presupuesto de base 0, desligado de inercias políticas o técnicas, que justifique cada partida en base a las necesidades prioritarias, y con un relato político detrás que pueda explicarlo de forma sencilla a la ciudadanía. Junto a esto habría que integrar por fin, otro de los déficits históricos de la administración alicantina, un proceso de participación ciudadana real, realista, factible y que supere las dinámicas del “que hay de lo mío” que cercena cualquier intento ilusionante de avanzar en este camino.

-. La complejidad y lentitud de los procesos administrativos obliga a tener 12 meses para ejecutar presupuestos. A partir del mes de junio de 2019 tendremos que ponernos a trabajar en los presupuestos del año 2020 con el horizonte de aprobarlos a principios de 2021. Y a partir de febrero de 2021 los presupuestos de 2022. Aprobar presupuestos a mitad de año, como ha pasado en los recientes ejercicios presupuestarios, supone no poder ejecutarlos en buena medida. Por eso también se necesita una mayoría política suficiente y estable, que no está reñida con la pluralidad política progresista de sus apoyos, para afrontar a principios de año la aprobación presupuestaria. Y más todavía si no tenemos que esperar a que Madrid nos de el visto bueno presupuestario, como pasa en la actualidad gracias a la herencia envenenada del Plan de Ajuste.

-. En el apartado de la contratación pública, y especialmente es el camino que marcan tanto las buenas prácticas como la nueva Ley de Contratación, hay que empezar a reducir el volumen de los contratos menores y optar a concursos por lotes con una dotación económica potente, que planifiquen buena parte del gasto que se repite todos los años. Esto podrá reducir la carga de trabajo administrativa en la confección de pliegos de condiciones, mejorará la eficiencia del gasto y posibilitará que el tejido empresarial de proximidad, básicamente formado por PIMES, pueda optar en mejores condiciones a licitaciones públicas. Así mismo, sin duda, mejorará el grado de ejecución presupuestaria.

-. Hay que ponerse al día con la implementación de la administración electrónica para todas las gestiones ciudadanas , y la descentralización administrativa del Ayuntamiento para que la ciudadanía pueda relacionarse con el Ayuntamiento sin necesidad de acudir a sus oficinas centrales, y seguir con la hoja de ruta que marcamos desde Compromís en materia de transparencia que nos permitió salir de los puestos de cola del Estado para pasar a estar, en la última evaluación de la ITA en 2017, a liderar el ránquing de las administraciones locales. En este sentido, es urgente la modernización de la web municipal para hacerla más accesible y comprensible para la ciudadanía y la aprobación de una Ordenanza de Transparencia que quedó paralizada, como tantas y tantas cosas, en el momento que Compromís salió del gobierno.

-. Hay que superar las limitaciones de personal que el Plan de Ajuste, y las reglas del juego austericidas del Gobierno Central de Rajoy-Montoro (esperemos que eso cambie con el nuevo gobierno progresista de Madrid), han castigado duramente a la administración local y que afectan a casi todas las áreas municipales. Especialmente hay que superar la carencia de personal en cuestiones básicas como Policía o Servicios Sociales, y el aumento de personal en áreas como Urbanismo, por citar un ejemplo muy conocido, para superar el atasco de licencias municipales que se viene arrastrando gravemente desde el año 2013.

-. Estudiar las fórmulas de organización administrativa de otros Ayuntamientos, pongamos por caso la ciudad de València o Elx, donde la figura de los Coordinadores de Area o Directores Generales están integrados en la cultura administrativa y política de esas instituciones con buen resultado, tanto en la mejora de la coordinación municipal como en el apoyo a las funciones y toma de decisiones política. Una cultura que nunca ha existido en este Ayuntamiento, y que cuando se ha puesto encima de la mesa, por ejemplo lo hizo el anterior Alcalde socialista, no obedecía a criterios de mejoras en la estructura organizativa municipal, sino a otros partidistas, por lo que no tuvo ningún apoyo para salir adelante, tampoco el de Compromís.

En definitiva hay que conjugar el verbo planificar de forma más intensa, más sistemática y relacionarla con otros valores que han dado sentido a los Gobiernos del Cambio. Y para hacerlo debe existir un Gobierno que no surja de las trampas, legitimado por la mayoría ciudadana, estable y cohesionado y con un programa de gobierno claro, realista, comprensible y marcado por el progresismo social, la honestidad y decencia democrática, y la voluntad, la capacidad y la ilusión de cambiar Alacant. De mejorar la ciudad.

Un Gobierno como el que pretendemos liderar Compromís a partir de mayo de 2019.

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