ALICANTE. El senador de Compromís, Carles Mulet, ha trasladado al Gobierno la posibilidad de que considere como alternativa a los proyectos de macro instalaciones fotovoltaicas en las comarcas de la Costera o el Alto Vinalopó, valorar la ubicación de estas en un paisaje ya transformado y donde no generaría perjuicio ambiental ni afección en la agricultura como podría ser sobre la gran instalación de la Balsa de San Diego. La opción de las plataformas flotantes de fotovoltaicas se están estudiando en caso como por ejemplo los grandes embalses de Huesca, como el caso de Mediano.
Mulet, en una pregunta al Gobierno ha expuesto que la Vicepresidenta Cuarta del Gobierno y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha afirmado en declaraciones públicas que descarta una moratoria para la implantación de energías renovables en tanto no se ordene el territorio (competencia exclusiva autonómica) y se identifiquen las zonas más adecuadas y estratégicas para ello.
Se sostiene también que la ocupación de grandes extensiones de suelo con parques solares (placas, centros de transformación, así como las líneas de evacuación y subestaciones auxiliares privadas) requerirá un uso temporal del suelo y tendrá un impacto reversible (estimado en unos 30 años) que, una vez amortizada y transcurrida su vida útil, se desmantelaría porque se confía que la tecnología habrá evolucionado significativamente. (Para no pecar de ingenuidad eso requeriría la certeza de que deshacer todo lo hecho y recuperar los usos rurales del suelo va a ser verdaderamente factible).
Por su parte en la evaluación ambiental de proyectos aislados (no evaluación ambiental estratégica de planes) que practica el Ministerio una de las fases más importantes de la evaluación debería ser la de identificación de las alternativas al proyecto.
Pues bien. Actualmente se están tramitando multitud de plantas solares alrededor de la balsa de San Diego ubicada entre los términos municipales de La Font de la Figuera (Valencia) y Villena (Alicante), una infraestructura infrautilizada desde su construcción y con deficiencias funcionales severas.
Esta infraestructura se diseñó con la finalidad de regular los caudales procedentes de la conducción Xúquer-Vinalopó y tenía un objetivo ambiental, como es paliar la sobreexplotación de los acuíferos, algo que no cumple por estar parada. La balsa es la segunda más grande de Europa y permitiría a sus usuarios ahorrar en el coste energético del bombeo del agua.
Tras años sin invertirse un euro en esta enorme infraestructura supuestamente ubicada sobre una geología impermeable, en la actualidad funciona únicamente el pequeño extremo del talud de un metro de alto, ya que en la fase de puesta en carga (llenado) evidenció fugas muy importantes y falló la ingeniería. Esta formación ha venido reclamando a este Gobierno y a anteriores, partidas para repararla y ponerla en pleno funcionamiento, pero sin éxito por votar en contra siempre los partidos que sustentan al Gobierno, por ejemplo, a nuestras enmiendas a los PGE sucesivos.
Las dimensiones de ésta son para almacenar más de 20 hm3 de suficiente para regar 10.000 hectáreas de cultivo, con la pretensión de poder llenar hasta 4 veces al año, según las previsiones de Acuamed. Su perímetro supera los 4 kilómetros de longitud; presenta una altura máxima de 35,2 metros al pie de talud y de 38,5 metros sobre el eje de los cimientos; el ancho de coronación tiene 7,5 metros y el ancho de base de talud llega a alcanzar en algunos puntos los 200 metros. El agua almacenada, en su cota máxima, tendrá 22 metros de profundidad, es decir, cubriría un edificio de 7 plantas.
El vaso de la balsa tiene una superficie de 800.000 m2, equivalente a 80 campos de fútbol. Cuando la lámina de agua alcance su cota máxima esa superficie equivaldrá a 115 campos de fútbol (1.150.000 m2).