Muchas voces auguran una pérdida de empleos por causa de la digitalización, la robotización y la inteligencia artificial en los procesos productivos y de negocio. Si en nuestro país los empleos siempre han sido escasos ¿deben ser pesimistas las personas que necesitan un empleo? Mi respuesta es no: la posibilidad de producir y vender más, conquistar nuevos mercados y exportar a otros países que ofrecen las nuevas tecnologías ya está generando una necesidad de nuevos empleos.
Incluso dejando de lado los empleos STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), las oportunidades son muchas. La clave está en que los nuevos empleos no van a ser de puestos de administración, gestión, atención al cliente, manipulación… o al menos no como los hemos conocido hasta ahora. Estos puestos van a necesitar también de habilidades digitales y las habilidades también llamadas "blandas".
La digitalización abre paso a muchas nuevas ocupaciones que las empresas ya están demandando y que, efectivamente, de una manera u otra están relacionadas con las nuevas tecnologías, pero no exigen ni mucho menos ser matemático, ingeniero, científico o informático para desempeñarlas. De hecho en el nuevo futuro profesional cada vez menos se va a exigir un título universitario, pero sí habilidades personales flexibles y capacidad de aprendizaje constante, eso sí, en el uso y aplicación de las nuevas tecnologías.
Para dejarlo más claro, la atención al cliente no va a dejar de ser una prioridad, al contrario, pero ya no sirve saber comunicarse por teléfono, carta o email. Hoy un buen gestor de atención al cliente, además de tener don de gentes, capacidad de argumentación, buenos modales y ser resolutivo (como siempre), tendrá que saber desenvolverse en el mundo de las redes sociales actuales, que es como se comunican hoy los clientes y ser capaz de adaptarse a las futuras, pues el cambio social y tecnológico es cada vez más rápido. En la transformación digital el cliente está en el centro del proceso por lo que la atención al cliente forma parte esencial del recorrido de la transformación, así que ese puesto va a seguir siendo necesario.
Si hablamos de otras profesiones, como vendedor, a las habilidades profesionales del puesto habrá que sumar la capacidad de trabajar en entornos colaborativos y en la nube o ser capaz de actualizar plataformas de comercio B2B. A un jefe de línea de producción ya no se le va a pedir que supervise los tiempos y la calidad de ejecución de los operarios, pero si que sea capaz de introducir mejoras en los procesos automatizados mediante la programación y ajuste de la maquinaria robotizada y así sucesivamente.
¿Supone esto que todo el mundo debe pasar por la Universidad para hacer una carrera STEM? Nada más lejos de la realidad. Cada vez menos el éxito profesional va a estar ligado a la formación reglada y cada vez más va unido a una "mentalidad digital" que podemos definir como la capacidad de extraer usos y aplicaciones valiosos de la tecnología para la compañía y que puede aprenderse de forma autónoma apoyándose, precisamente, en los recursos a nuestro alcance en internet.
Como director de una empresa y consultor que ayuda a seleccionar nuevos profesionales a numerosas empresas de muy variados sectores, puedo decir que, por supuesto nos gustaría contratar muchas veces a esos perfiles STEM, pero son escasos y caros. Además las cualidades que más valoramos a la hora de sumar talento en nuestras organizaciones no son solo STEM: empatía, operatividad funcional, orientación a la acción, capacidad de toma de decisiones e identificación de riesgos y prioridades en primer lugar, conocimiento de herramientas de datos y capacidad de análisis orientado a negocio, capacidades de autogestión y autoconocimiento para desarrollar formaciones de forma autónoma, capacidades relacionales o de complementariedad de ideas para poder innovar y crear nuevas oportunidades de negocio, mentalidad digital. Como se puede ver hay habilidades y conocimientos digitales, pero no son los únicos que se valoran.
Los jóvenes cuentan con un activo que es su mentalidad digital prácticamente "nativa". Casi todos han jugado con videojuegos, se han comunicado con ordenadores, utilizan con soltura apps y redes sociales y esa base es muy buen punto de partida para unir habilidades profesionales, conocimientos adquiridos en la formación reglada y habilidades digitales. Esto no quiere decir que los trabajadores de mas edad no puedan adoptar una mentalidad digital y usar las tecnologías. Puede costar un poco más, pero si somos capaces de usar Facebook o Whatsapp y de comprar en Amazon, podemos aprovechar la tecnología para mejorar nuestro desempeño y nuestro horizonte laboral. La gran ventaja de las personas de más edad será la experiencia acumulada sumada a las nuevas habilidades digitales adquiridas.
El cambio de mentalidad supone un esfuerzo, sí, pero igual que los tipógrafos, los telegrafistas o los cobradores de autobús tuvieron que adaptarse a las nuevas necesidades que imponía la tecnología de su época, es necesario familiarizarnos con la de la que nos toca vivir y las nuevas tecnologías ofrecen ya grandes oportunidades a aquellas personas que están dispuestas a servirse de ellas para producir más y mejor.
Las empresas buscan perfiles activos con inquietudes y con ganas de conseguir logros y en contraprestación debe ofrecer formación y objetivos realistas que permitan motivar y retener el talento de sus empleados.